Entiendo que el discurso de la cosificación está encima de la mesa. Pero quien está allí es porque acepta que se le cosifique. Y a mí eso me basta. Distinto es el discurso de lo adecuado que es para los niños. Quizá lo de los doce años me parece algo excesivo. Pero no es mi responsabilidad educar a los hijos de los demás.
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