Aras de los Olmos cuenta con condiciones atmosféricas y geográficas privilegiadas que lo convierten en el lugar perfecto para la observación astronómica. La falta de contaminación lumínica y su altitud sobre el nivel del mar hacen que las noches aquí sean más oscuras y nítidas, permitiendo una visibilidad excepcional de los cuerpos celestes. Tanto si eres un amateur curioso como un experto astrónomo, las posibilidades para adentrarte en el fascinante mundo del espacio son infinitas.
Un nuevo estudio revela que una explosión altamente energética ocurrida en 2022 tuvo efectos apreciables sobre la atmósfera. Su detección muestra que la Tierra está expuesta a fenómenos que nos hacen plantearnos nuestra fragilidad.
Los icónicos anillos de Saturno ya no serán visibles desde la Tierra. La NASA ha confirmado que los observadores de estrellas tienen hasta 2025 para ver las estructuras icónicas antes de que Saturno se incline hacia la Tierra, convirtiendo los vastos anillos en una línea casi invisible. Compuesto por siete anillos distintos, se cree que este fenómeno cósmico se formó a partir de restos de cometas, asteroides y lunas que se aventuraron demasiado cerca de Saturno y fueron destrozados por la inmensa atracción gravitacional del planeta.
Con sus gélidas temperaturas, escasa atmósfera y completa aridez, Marte se considera actualmente un mundo inhabitable. Sin embargo, algunos científicos especulan que podríamos hacer el planeta rojo más hospitalario mediante un proceso llamado terraformación o terraformación. En este contexto, las cianobacterias del género Chroococcidiopsis han surgido como candidatas intrigantes. Estas resistentes bacterias fotosintéticas unicelulares pueden no solo sobrevivir, sino incluso prosperar en algunos de los entornos más inhóspitos de la Tierra.
Un nuevo análisis de los datos del rover Curiosity revela que gran parte de los cráteres actuales de Marte podrían haber sido ríos habitables. "Estamos encontrando pruebas de que Marte fue probablemente un planeta de ríos", dijo Benjamín Cárdenas, profesor asistente de geociencias en Penn State y autor principal de un nuevo documento que anuncia el descubrimiento. "Vemos indicios de ello por todo el planeta".
Hace más de 4.000 millones de años, cuando el Sistema Solar era joven y la Tierra se estaba formando, un objeto gigante del tamaño de Marte chocó contra nuestro planeta. Con el tiempo, los escombros de aquella colisión se compactaron y crearon un satélite natural, la Luna.
Elon Musk planea vender todas sus propiedades en la Tierra para invertir en la construcción de una ciudad en el planeta rojo. “Enviar mil millones de personas a otro planeta para ayudarles a sobrevivir a una catástrofe en la Tierra parece poco realista. Si quieres llamar hogar a Marte, necesitas terraformar Marte, convertirlo en Tierra (...). Es mucho más fácil hacer que la Tierra regrese a la Tierra de nuevo en lugar de terraformar Marte”, indicó el astrofísico Neil deGrasse Tyson.
Estos nuevos cuerpos celestes tienen el tamaño de Júpiter pero solo aproximadamente la mitad de su masa. Además, no pueden ser clasificados como planetas, puesto que no giran alrededor de una estrella madre.
Los investigadores del Departamento de Ciencias Planetarias de la Universidad de Aberdeen utilizaron un secuenciador de ADN MinION desarrollado por Oxford Nanopore Technologies para detectar microorganismos presentes en cantidades minúsculas de suelos terrestres e investigar cómo se replican en condiciones ambientales. Han diseñado un procedimiento que permite detectar y caracterizar el ADN del suelo con tan sólo 2 picogramos de masa de ADN (el genoma de una sola célula de un colibrí tiene un picogramo de ADN).
La última novedad del JWST tiene que ver con la observación del planeta extrasolar K2-18b. El instrumento europeo NIRSpec y el canadiense NIRISS han detectado dióxido de carbono y metano en la atmósfera de este planeta situado a 124 años luz con un tamaño 2,6 veces el de la Tierra. Hasta aquí todo relativamente normal —al menos todo lo ‘normal’ que es estudiar la composición de una atmósfera exoplanetaria a más de cien años luz del Sistema Solar—, pero es que además han observado indicios de la presencia de dimetilsulfuro, un biomarcador
Los expertos consideran que esta ralentización anómala probablemente se deba a la caída, a la superficie del cuerpo celeste, de los escombros que se levantaron durante el impacto con la sonda de la NASA.