Pues si, los que fuimos a EGB descubrimos, y nos enganchamos, a los videojuegos en MS-DOS. Aquellos gráficos sencillos vistos hoy eran lo más. Aventuras, lógica, habilidad, acción… teníamos todo tipo de experiencias gracias a aquellos juegos con los que pasábamos tardes enteras. Nada podría mejorar aquellos juegos que, cuando conseguíamos acabarlos nos sentíamos dignos de una medalla de oro.
Ya no es necesario insistir sobre la misma idea. Un estudio conjunto de las universidades de Cardiff y Oxford, no ha encontrado evidencias suficientes para considerar que la práctica obsesiva de videojuegos constituyan “un trastorno clínico” con efectos negativos significativos para los jugadores adolescentes.
Los videojuegos funcionan siguiendo sus propias normas, una lista de convenciones que se han ido cimentando durante los más de cuarenta años de historia que acarrea el medio. Al otro lado de la pantalla, las llaves rojas siempre abren puertas rojas, los marcianos son el enemigo, los objetivos son inamovibles y los diferentes géneros comparten lugares comunes con los que los jugadores están familiarizados de antemano. Ocurre que, de tanto en tanto, algunos perros verdes deciden asomar el hocico entre el catálogo lúdico y destacar con ...
Este curioso montaje lo han llamado Ondas pendulares de Lego y es una propuesta de Lego Ideas. Consiste en ocho péndulos en los que se ha calculado perfectamente su periodo, ajustando la longitud de la cuerda. El primero oscila 60 veces por minuto, el siguiente 61, otro 62, etcétera. Además se van alternando de color.