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Lawrence de Arabia, o la No-Tan-Exitosa-Revuelta Árabe (V). Los corresponsales se enrocan

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En la siguiente carta,1 (Tercera de Husayn, quinta de la Correspondencia, del 5 de Noviembre) Husayn renuncia "ante la insistencia de McMahon" a la inclusión de los vilayets de Mersina y Adana (Adana, en el mapa del Episodio IV) pero no a los vilayets de Alepo y Beirut (con el Samjak de Jerusalén) porque, según él, son distritos puramente árabes (aunque el Samjak de Jerusalén, en 1915, desde luego, no era "puramente árabe" ni de origen ni población).

En cuanto a los distritos de Mesopotamia, Husayn está dispuesto -para no crear problemas en la alianza con los británicos, dice; yo creo que Husayn estaba tan sorprendido de que no le hubieran mandado al guano que no quiso tensar la cuerda- a permitir que continúe bajo administración del Imperio Británico, siempre que se le desembolse una compensación monetaria por la "ocupación". Como argumento, el paladín antiimperialista recuerda... el Califato de Ali Ibn Abi Talib.

Frente a la reserva que hace McMahon sobre no perjudicar los intereses de otros sheikhs árabes, Husayn insiste en presentarse como Campeón de todos los árabes, sin excepción.2

Además, el sherif insiste en que la causa del apoyo de muchos árabes a los turcos se debe a que temen que, de declararse abiertamente a favor de la Entente, muchos musulmanes pro-turcos les acusarán de debilitar el Islam. Y que, si alguna de las Potencias Aliadas flaquea, los árabes se encuentren solos frente al poder turco.3

Despide el Sherif la carta con una frase que, si no apareciera en una correspondencia diplomática, parecería cómica: "Si no hubiera sido por la determinación que veo entre los Árabes por alcanzar sus objetivos, hubiese preferido encerrarme en la cumbre de una montaña; pero ellos, [los Árabes] han insistido en que guíe su Movimiento hasta su final"

McMahon respondió con fecha 14 de Diciembre, su tercera carta (y sexta de la Correspondencia).4 El Alto Comisionado prefiere no seguir riñendo, y agradece al sherif que ceda en su reivindicación sobre Mersina y Adana/Alexandreta. Sin embargo, insiste en que no puede renunciar a los vilayets de Alepo y Beirut, cuya cesión perjudicaría los intereses franceses, ni tampoco puede incluir los vilayets de Bagdad y Basora en el Estado Árabe que pretende gobernar Husayn, debido a los intereses estratégicos británicos.

El 1 de Enero de 1916 Husayn envía una carta,5 (septima de la correspondencia, y cuarta del Sherif) en la que dice sentirse satisfecho de que el representante de Gran Bretaña haya retirado lo que le hacia sentir intranquilo (¿?). Husayn vuelve a insistir en que él no pide nada por propia inclinación, sino porque su pueblo le ha urgido a presentarse como Campeón de su causa. También se muestra dispuesto a aparcar de momento la discusión sobre Iraq (siempre que reciba una adecuada compensación económica por la ocupación militar británica) y sobre Líbano y Siria (advirtiendo que, a la primera ocasión tras la victoria -en la que aún no había puesto ni un soldado, por cierto- reclamaría "lo que ahora dejan en las manos de Francia").

En su respuesta del 25 de Enero (octava carta de la Correspondencia)6 McMahon prefirió pasar por alto la arrogancia del sherif, y quedarse con lo positivo, y felicitarle por su deseo de evitar problemas entre Gran Bretaña y Francia. Eso sí, cualquiera que se tome la molestia de leer esta carta -última en la que se habla de territorios o fronteras- comprobará que McMahon, a modo taladro, sigue insistiendo en la misma postura:

- No se puede discutir sobre los velayats de Beirut (que incluye la actual Palestina) y Alepo, porque perjudican los intereses de "nuestros" aliados y no son distritos puramente árabes.7.

- Los distritos de Bagdad y Basora no pueden ser negociados en estas conversaciones, dado el interés estratégico que tiene esa zona para el Imperio Británico.

- Ninguna concesión al sherif Husayn puede ser considerada en perjuicio de los Tratados que la Gran Bretaña ha firmado con otros potentados de la región árabe.

- Aún así, McMahon repite, en dos o tres ocasiones, que es imprescindible que el sherif consiga que todos los árabes se unan a la causa de la Entente -como de hecho había prometido desde el inicio de la Correspondencia, y estaba lejos de conseguir-8 y, por supuesto, ganar la guerra, antes de repartirse los despojos de la victoria.

Esta es la última carta de la Correspondencia en que se habla de reclamaciones territoriales. Las demás hablan de dinero, y armas. Queda, pues, demostrado, que McMahon NUNCA prometió a Husayn la formación de un Imperio Árabe que incluyese Iraq, ni Palestina; y nunca prometió nada que pudiese perjudicar los intereses de los aliados -árabes o de la Entente- del Reino Unido.9

(Continuará)

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