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La entrada del Imperio Turco en la Gran Guerra (y II)

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El Tratado Secreto firmado con Alemania el 2 de Agosto de 1914, técnicamente obligaba a Turquía a entrar en guerra contra Rusia, y a su participación en la I Guerra Mundial. Sin embargo, el Imperio Otomano anunció el día 3 su neutralidad.

Enver Pasha, hombre fuerte del gobierno, sabía que no existía belicosidad entre sus súbditos -cansados de décadas de derrotas militares- y quería esperar el momento indicado para entrar en guerra, mientras sacaba beneficios de su neutralidad. Pero, en todo caso, consideraba que la alianza turca con los Imperios Centrales ofrecía una inmejorable ocasión de ahuyentar para siempre el peligro ruso y quebrantar los Imperios británico y francés.

La incautación de dos acorazados turcos por los británicos1 fue aprovechado por Enver para generar una corriente de opinión decisiva en su gobierno, y en el país, a favor de Alemania2. En Agosto impulsó una campaña de propaganda, presentando a los ingleses como piratas y al Kaiser como Hadji Wilhelm3, mientras celebraba las primeras victorias alemanas, y se publicaban horrores del futuro de los Creyentes si Rusia y sus aliados ganaban la guerra.

Mientras, los turcos se aprovechaban de la ansiedad que mostraban los alemanes porque entrasen en guerra. El 6 de Agosto, los diplomáticos alemanes aceptaban una serie de demandas que habían quedado aparcadas en el Tratado del 2 de Agosto4.

Los alemanes tenían otro motivo para ceder a las demandas turcas. Al inicio de la guerra, dos magníficos cruceros alemanes, el Goeben y el más pequeño Breslau, habían quedado atrapados en el Mediterráneo, a merced de las flotas inglesa y francesa, que sumaban 11 cruceros y 14 destructores.

La única opción para los alemanes fue la huida hacia los Dardanelos. En virtud de la Convención de Londres de 18415, los Estrechos Turcos (Dardanelos y Bósforo) debían quedar cerrados para cualquier buque de guerra que no fuera turco. Por lo tanto, los barcos alemanes estaban casi condenados.

Los turcos exigieron, a cambio de abrir sus aguas territoriales a los cruceros, la aceptación de las demandas antes denegadas; los alemanes las aceptaron el día 6 (siempre pensando en que, al final, Turquía entraría en la guerra a su lado). Y el 10 de Agosto, los cruceros llegaron a Estambul.

Pero, oficialmente, Turquía seguía siendo neutral, y la Convención de La Haya de 1907 le obligaba a expulsar de sus aguas a los barcos de países en guerra en 24 horas; o a internarlos, con su tripulación, hasta el fin de la guerra. Para sacar más provecho, el gobierno turco propuso al embajador alemán Wangenheim la compra ficticia de los barcos –sin pagar por ellos- de manera que pasarían a propiedad turca, y por tanto de un país oficialmente neutral.

Los alemanes no estaban para nada de acuerdo, por supuesto. Sin embargo, el día 11 de Agosto los turcos anunciaron públicamente la compra de los barcos por 80 millones de marcos (que no pagaron).

Por engañados que se sintieran los alemanes, no pudieron hacer otra cosa que poner a mal tiempo, buena cara (la alternativa era perder los barcos y que Turquía siguiera en su neutralidad) y el 16 de Agosto entregaron oficialmente los barcos (con sus tripulaciones) a los turcos, que los renombraron Yavûz Sultân Selîm y Medilli.6

Los británicos y franceses, por su parte, se quedaron a dos velas: no conocían el Tratado Secreto y confiaban –hasta cierto punto- en la neutralidad turca. Cuando vieron que los turcos les habían escamoteado los dos cruceros que eran presa fácil para su superioridad naval, montaron en cólera y los almirantes Lapeyrère (francés), Milne y Troubridge (ingleses) fueron cesados y juzgados por incompetencia.

En Turquía, la “compra” de los barcos fue vista por la opinión pública como compensatoria de los acorazados confiscados por los británicos, y aumentó la popularidad del gobierno y de la alianza con Alemania.

Pero no acabaron aquí las tribulaciones alemanas. El 30 de septiembre el gobierno turco declaraba estar dispuesto a entrar en guerra, con la condición de que Alemania le hiciese un préstamo de 5 millones de libras turcas (£T). Los alemanes se mostraron de acuerdo... después de que Turquía entrase en la guerra. Hasta entonces, ofreció sólo 250000 £T.

Para Enver y su Gobierno, no era suficiente. Se produjo un regateo y, al final, Alemania adelantó dos millones £T -a cambio, una flota turca (los dos barcos "comprados" a Alemania y algunos torpedos) atacaría a la rusa en Odessa y Sebastopol- más otros 3 millones tras la entrada en guerra.

El ataque se realizó el 29 de Octubre, sin previa declaración de guerra, para así provocar una respuesta rusa y dejar sin argumentos a quien, en el gobierno turco, era aún reticente a entrar en guerra.

Finalmente, el día 1 de Noviembre Rusia declaró la guerra. Turquía estaba en guerra.

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