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La 'generación R': los mayores de 65 son el colectivo que más dinero recibe de las rentas
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UNA MEDIA DE 4.500 EUROS AL AÑO

La 'generación R': los mayores de 65 son el colectivo que más dinero recibe de las rentas

Los ingresos procedentes de las rentas del capital se disparan para los jubilados, que son quienes concentran la mayor parte de la riqueza

Foto: Tres hombres en la Plaza Mayor de Madrid. (Getty Images/Luis Soto)
Tres hombres en la Plaza Mayor de Madrid. (Getty Images/Luis Soto)
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La concentración de la riqueza está ampliando las desigualdades generacionales en España. La Encuesta Financiera de las Familias del Banco de España, publicada esta semana, ha tenido una gran repercusión mediática y social. Los datos son contundentes: la riqueza de los jubilados ha aumentado hasta máximos históricos, superando los 225.000 euros por hogar. Por el contrario, la riqueza de los menores de 55 años sigue sin recuperarse y está muy lejos de los niveles de hace 20 años.

Esta acumulación de la riqueza está provocando el surgimiento de una generación R —rentista—, que obtiene un gran complemento a su pensión gracias a los rendimientos del capital. Se genera así una espiral en la que la acumulación de riqueza aumenta los ingresos y ensancha la desigualdad. Sobre todo si la rentabilidad de estos activos, como ocurre en los últimos tiempos, es elevada.

Los jubilados tienen una parte de su riqueza invertida en activos financieros, como fondos, acciones o letras del Tesoro. Pero el grueso de su capital está en el sector inmobiliario. Además de la vivienda principal, casi dos tercios de los jubilados poseen otras propiedades inmobiliarias adicionales. En muchos casos se trata de una segunda vivienda de vacaciones, pero en otros son viviendas en alquiler que, dado el ritmo de los precios, están generando un retorno suculento.

Son los jóvenes quienes están pagando estos alquileres: apenas el 31% de los hogares cuyo cabeza de familia tiene menos de 35 años tiene una vivienda en propiedad. Y en la generación superior, los que tienen entre 35 y 44 años, el porcentaje de tenencia ha caído hasta el 62%. Esto es, hay más jubilados con varias propiedades inmobiliarias que hogares de edad media con una sola vivienda en propiedad.

Estas rentas del capital han aumentado intensamente en los últimos años y suponen una parte significativa de los ingresos que consiguen los jubilados. En concreto, los hogares encabezados por una persona de 65 a 74 años obtuvieron en 2022 casi 4.500 euros en la mediana (los datos se ofrecen en medianas, que son más útiles al analizar los grupos de edad porque no se ven tan alterados por los resultados de las colas de la distribución).

Nunca antes las rentas del capital de los jubilados fueron tan altas. Si se compara con el año 2011, el primero de la serie de la EFF, los ingresos del capital de los hogares entre 65 y 74 años han aumentado un 374% a precios constantes. Por el contrario, las rentas de los jóvenes menores de 35 años se han reducido un 23% en esa década.

La brecha de ingresos del capital ha crecido tan rápido que hace una década los jubilados de 65 a 74 años ingresaban el triple que los jóvenes y en 2022 ganaban 15 veces más. Estos hogares jóvenes apenas ingresaron 300 euros de rentas del capital, y los de la generación superior, de entre 35 y 44 años, obtuvieron una renta de 1.400 euros.

Tener o no tener

Estas rentas del capital que obtienen los hogares sénior se reinvierten en su gran mayoría. Se genera así un patrimonio creciente que genera a su vez más renta. Pero esta riqueza también aumenta por la revalorización, en especial la inmobiliaria. El precio de la vivienda subió un 42% desde 2015 hasta 2022, generando así un gran efecto riqueza a sus propietarios. Los economistas llaman efecto riqueza al aumento del patrimonio sin que exista un flujo monetario: los hogares no reciben más renta monetaria, pero su riqueza total aumenta cuando sube el precio del activo.

Tener o no una vivienda marca la diferencia. Los propietarios participan en las subidas del mercado; los no propietarios tienen que pagar un alquiler que se encarece rápidamente. Estos segundos son los jóvenes. Muchos de ellos están cada vez más lejos de poder comprar una vivienda aunque estén trabajando, dado que los precios suben más rápido que los salarios. Pero el problema de la vivienda ya no afecta exclusivamente a los jóvenes: la tasa de propiedad de los hogares entre 35 y 44 años se ha reducido del 78% al 61% en las dos últimas décadas. A medida que los jóvenes de la burbuja inmobiliaria envejecen, el problema de acceso a la propiedad va escalando en la pirámide generacional.

Estos hogares están atrapados en el mercado del alquiler. El elevado precio que pagan por tener un techo ha reducido drásticamente su capacidad de ahorro, como demuestra la escasa riqueza que han podido acumular en estos años.

Según el Banco de España, en el año 2021, un 61% de los hogares que residían de alquiler o en una vivienda cedida no disponían del ahorro necesario para adquirir una vivienda en su municipio de residencia. Y del 39% restante con ahorros suficientes, casi la mitad (el 40%) no tenían ingresos suficientes como para pagar una hipoteca. En total, casi el 77% de los hogares que viven de alquiler no cuentan con los recursos suficientes para comprar una vivienda.

Sin renta ni ahorros, los jóvenes no tienen posibilidad alguna de comprar una vivienda en su municipio de residencia

Sin renta ni ahorros, los jóvenes no tienen posibilidad alguna de comprar una vivienda en su municipio de residencia. Están condenados a seguir viviendo de alquiler a la espera de conseguir una gran subida de sueldo (superior al incremento del precio de la vivienda), conseguir una herencia o que les toque la lotería. Tres opciones con escasas probabilidades. De lo contrario, irán envejeciendo en casas de alquiler, generando así un grupo social muy vulnerable a medio y largo plazo: trabajadores ya veteranos que no poseen ningún tipo de riqueza y que tendrán que seguir pagando el alquiler (y, probablemente, también las pensiones) a sus caseros.

En definitiva, se está produciendo una decantación, tanto de la renta como de la riqueza, hacia los hogares más sénior. Un fenómeno que tiene profundas implicaciones económicas, que van desde la reducción de la inversión productiva, al exceso de ahorro o a la caída de la natalidad.

Este proceso difícilmente se revertirá sin la intervención pública, ya que la acumulación de capital genera también una renta creciente. Sin embargo, las políticas públicas de España se han orientado en los últimos años a proteger a los jubilados. Es probable que los resultados de la siguiente encuesta, que está realizando actualmente el Banco de España, desvelen un ensanchamiento mayor de las desigualdades dada la pérdida de poder adquisitivo de los salarios y el mantenimiento (o ganancia) de las pensiones.

La concentración de la riqueza está ampliando las desigualdades generacionales en España. La Encuesta Financiera de las Familias del Banco de España, publicada esta semana, ha tenido una gran repercusión mediática y social. Los datos son contundentes: la riqueza de los jubilados ha aumentado hasta máximos históricos, superando los 225.000 euros por hogar. Por el contrario, la riqueza de los menores de 55 años sigue sin recuperarse y está muy lejos de los niveles de hace 20 años.

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