La lesión cerebral traumática (TBI, por sus siglas en inglés) grave es una de las principales causas de hospitalizaciones y muertes en todo el mundo y afecta a más de cinco millones de personas cada año. Predecir los resultados después de una lesión cerebral puede ser un desafío, pero a pesar de ello a las familias se les pide que tomen decisiones sobre si continuar con el tratamiento de soporte vital o retirarlo demasiado pronto, muchas ocasiones a los pocos días de la lesión.

Ahora, en un nuevo estudio publicado este lunes, los investigadores de Mass General Brigham (una red médica estadounidense) han estudiado los posibles resultados clínicos de los pacientes con TBI inscritos en el estudio Transforming Research and Clinical Knowledge, a quienes se les retiró el soporte vital. Y han descubierto que algunos de ellos podrían haber sobrevivido y recuperado cierto nivel de independencia unos meses después de la lesión si no hubiesen sido desconectados. Unos hallazgos que sugieren que retrasar este tipo de decisiones podría ser beneficioso en algunos casos.

A menudo se pide a las familias que tomen la decisión de retirar las medidas de soporte vital, como la respiración mecánica, en las 72 horas posteriores a una lesión cerebral. La información transmitida por los médicos que sugiere un mal pronóstico neurológico es la razón más común por la que las familias optan por retirar las medidas de soporte vital. Sin embargo, actualmente no existen directrices médicas ni algoritmos precisos que determinen qué pacientes con TCE grave tienen probabilidades de recuperarse.  

Utilizando datos recopilados durante un período de 7,5 años, provenientes de 1.392 pacientes con TBI en unidades de cuidados intensivos de 18 centros de traumatología de Estados Unidos, los investigadores crearon un modelo matemático para calcular la probabilidad de retirada del tratamiento de soporte vital, basándose en propiedades como la demografía y los factores socioeconómicos o las características de la lesión. Luego emparejaron a individuos a quienes no se les retiró el tratamiento de soporte vital (WLST-) con individuos con puntuaciones de modelo similares, pero a quienes se les retiró el tratamiento de soporte vital (WLST+).

Según el seguimiento de sus homólogos emparejados con WLST, los resultados estimados a los seis meses para una proporción sustancial del grupo WLST+ fueron la muerte o la recuperación de al menos algo de independencia en las actividades diarias. De los supervivientes, más del 40 por ciento del grupo WLST recuperaron al menos algo de independencia. Además, el equipo de investigación descubrió que permanecer en estado vegetativo era un resultado poco probable seis meses después de la lesión. Aunque es importante destacar que ninguno de los pacientes que murieron en este estudio fue declarado con muerte cerebral y, por lo tanto, los resultados no son aplicables a la muerte cerebral.

Según los autores, los hallazgos sugieren que se está produciendo una profecía cíclica y autocumplida: los médicos suponen que a los pacientes les irá mal según los datos de resultados. Esta suposición da como resultado la retirada del soporte vital, lo que a su vez aumenta las tasas de malos resultados y conduce a aún más decisiones de retirar el soporte vital.

Los autores sugieren que se necesitan más estudios con muestras más grandes que permitan un emparejamiento más preciso de las cohortes WLST+ y WLST- para comprender las trayectorias de recuperación variables de los pacientes que sufren lesiones cerebrales traumáticas.

"Nuestros hallazgos respaldan un enfoque más cauteloso a la hora de tomar decisiones tempranas sobre la retirada del soporte vital", aseguró Yelena Bodien, del Centro de Neurotecnología y Neurorrecuperación del Departamento de Neurología del Hospital General de Massachusetts y del Centro de Lesiones Cerebrales Traumáticas Spaulding-Harvard. "La lesión cerebral traumática es una afección crónica que requiere seguimientos a largo plazo para comprender los resultados de los pacientes. Puede estar justificado retrasar las decisiones relativas al soporte vital para identificar mejor a los pacientes cuya condición puede mejorar", remató.