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¿Por qué a tantos famosos se les está poniendo cara de 'Doraemon'?

El mal uso de los inyectables está detrás de una huella estética negativa y absolutamente evitable. Los especialistas nos explican por qué se produce y cuál es la combinación de tratamientos más puntera para obtener resultados más naturales y duraderos.

Tom Cruise, en una imagen de 2021.
Tom Cruise, en una imagen de 2021.Jeff ChiuAP
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Hace tres años, la impactante imagen de Tom Cruise con la cara hinchada, captada durante un partido de beisbol, hizo que saltaran las alarmas. Todo el planeta se preguntaba qué le había pasado al actor estadounidense que, hasta ese preciso momento, nos tenía fascinados por su eterna (y un tanto inquietante) juventud.

Descartado cualquier problema de salud, la teoría que cobró más fuerza fue la de que la hinchazón que mostró Cruise ese día era debida a uno de los múltiples tratamientos estéticos a los que se somete para seguir luciendo fresco y lozano como el cadete 'Maverick' a los 60.

Cruise no es el único que, de pronto, aparece ante las cámaras con el rostro más redondo e hinchado de lo habitual, tipo Doraemon para, poco a poco, ir recuperando, su apariencia (o no). Su ex, Nicole Kidman, Madonna, Zac Efron o David Beckham también nos han hecho preguntarnos, en alguna ocasión, qué les pasa en la cara, de dónde han salido esos volúmenes tan extraños.

La 'culpa' de toda esta 'epidemia' de caras hinchadas la tiene, ya se sabe, el mal uso y abuso de los inyectables en la estética. Así que, partiendo de la base de que todo el mundo envejece como quiere y se pincha lo que le da la gana, lo que sí convendría saber es qué hay que hacer para asegurarse de que los resultados van a ser los deseados.

"¿Qué hay que hacer para no acabar con 'cara de Doraemon'? Creo que es esencial resaltar la importancia de individualizar los procedimientos de los pacientes, porque las necesidades de cada uno son completamente diferentes. Algunos requieren volúmenes y otros, no. En este escenario, obviamente, es muy importante el criterio del médico para asesorar y para seleccionar bien las características y las necesidades de cada persona", aconseja José María Ricart, dermatólogo y director de la Clínica IMR en Madrid.

Dicho esto, prosigue, "lo de la 'cara de Doraemon' se produce al utilizar volúmenes de ácido hialurónico de alta densidad (del 25-24%), sobre todo, en la región de los pómulos y, a veces, también en la de la mejilla".

El resultado perdura más de lo que se piensa. "Son volúmenes que dejan mucha huella estética y que, además, duran muchísimo tiempo (hablamos de años). A esto habría que añadir el hecho de que se tienen que ir inyectando progresivamente, porque el paciente cada vez quiere y necesita más, lo que acaba en degenerar en una deformidad facial".

Por eso, el doctor Ricart hace hincapié en la importancia de sí de "intentar trabajar con productos que dejen poca huella estética". ¿Qué quiere decir eso? "Pues que lo más indicado es utilizar productos que lo que hagan sea estimular la generación de colágeno nuevo y la retracción facial, como Radiesse (hidroxiapatita cálcica). Es un tratamiento que yo recomiendo hacer cada seis meses o un año, dependiendo de las características del paciente, y que regenera los tejidos, más que rellenarlos o voluminizarlos".

Además, este especialista aconseja "el uso, cada tres o seis meses, de Revive, una nueva generación de ácido hialurónico que, más que reposicionar volúmenes, lo que hace es hidratar la piel".

Fundador de la Clínica Morales Raya (Madrid), el doctor Carlos Morales Raya también apunta "al mal uso de materiales de relleno, como el ácido hialurónico, para intentar tensar la piel como origen de las caras de Doraemon o de luna llena".

Debido al proceso de envejecimiento, explica, "se va perdiendo, poco a poco, colágeno y elastina". En este contexto, prosigue, "si la flacidez no está asociada a una gran pérdida de volumen en los tejidos faciales y utilizamos ácido hialurónico para intentar tensar la piel, lo que conseguiremos es 'crear' una cara excesivamente voluminosa".

La forma de evitarlo es "tratar la causa del envejecimiento, que es la pérdida de colágeno y elastina, utilizando tratamientos inductores de colágeno inyectados, como la hidroxiapatita de calcio, la policaprolactona o el ácido poliláctico".

También se pueden inducir la producción de colágeno "mediante el uso de fuentes de energía, como los ultrasonidos focalizados, la radiofrecuencia con microagujas, el láser fraccionado o el láser intersticial o Endolift". De este modo, asegura, "produciremos un tensado facial, sin necesidad de abusar de productos como el ácido hialurónico".

Combinación de tratamientos

El doctor Juanma Revelles, cofundador y director médico de Le Boost, también incide en la importancia de combinar los tratamientos adecuados. "Hasta hace unos años, en los inyectables, se trabajaba exclusivamente con ácido hialurónico que, debido a su capacidad de retención de agua y la utilización de volúmenes excesivos, tenía tendencia a redondear las caras. Actualmente, lo ideal es la combinación de tratamientos, incluyendo aparatología, inyectables y cosmética médica, en busca no sólo del volumen, sino también de evitar el descolgamiento, fortalecer el soporte y, ante todo, potenciar la salud de la piel".

Revelles subraya, además, la creciente importancia que se le otorga "a un concepto más holístico de la estética que incluya hábitos de vida saludables". La idea, afirma, es "buscar sinergias que nos ayuden a maximizar unos resultados naturales, conforme a la tendencia hacia el 'better ageing' en lugar del 'antiaging'".

Al igual que Ricart, Revelles apuesta por la hidroxiapatita de calcio, en combinación con la nueva generación de ácido hialurónico, como reina de los tratamientos por la naturalidad de sus resultados. "Un protocolo que utilizo mucho en consulta (ultraboost hydralift) es la hidroxiapatita de calcio (bioregenerador que potencia la formación de colágeno, elastina y proteoglicanos con el fin de recuperar la estructura y función de los tejidos) con una combinación de ácido hialurónico y glicerol (que no produce volumen, sino una hidratación profunda a largo plazo para, de ese modo, crear un 'ambiente' adecuado para que el fibroblasto pueda ejercer sus funciones). De esta forma, con una sola sesión al año (aunque podría ser alguna más en función de las necesidades del paciente) trabajamos la firmeza, la hidratación y la calidad de la piel sin aportar volumen".

Cristina Arrubarrena, médico estético y directora de la Clínica Arrubarrena en San Sebastián, explica por qué también aboga por este cóctel de productos. "Se trata de una técnica innovadora que combina las propiedades de los dos materiales (el ácido hialurónico y la hidroxiapatita cálcica) para regenerar y mejorar nuestra piel, estimulando la producción de colágeno, hidratando y produciendo un efecto tensor con resultados naturales".

La clave de todo esto, según apunta la doctora Carmen Fernández Ayestaran (Clínica Ayestaran en Santander), radica en que, por fin, "hablamos de medicina regenerativa, de que sea el propio cuerpo responda a los estímulos que le damos desde el exterior. En este caso, la combinación de hidroxiapatita de calcio (Radiesse) más ácido hialurónico con glicerol hace que la flacidez vaya disminuyendo, aportando, además, un toque extra de brillo en la piel".

Hasta aquí, la opinión de los que saben de esto, pero, para cerrar y a riesgo de resultar insistente, no viene mal recordar que la estética es una especialidad de la medicina y que resulta esencial ponerse siempre en manos de especialistas cualificados que nos planifiquen un tratamiento individualizado. Lo que está en juego es nuestra salud.