La temporada de medusas se adelanta: el calor y la sequía provocarán que lleguen antes y en cantidades difíciles de prever

Pelagia noctiluca.
La especie 'Pelagia noctiluca'.
YOUTUBE / Fulvio Esposito
Pelagia noctiluca.

En la segunda semana de abril, los habitantes de los municipios que rodean la bahía des Roses, en el corazón de la Costa Brava, se encontraron con un fenómeno inusual en esta época del año cuando, atraídos por las altas temperaturas, decidieron ponerse el bañador, sacar la sombrilla del trastero y encaminarse a disfrutar de un agradable día de playa.

El color amarillo rojizo de la arena había sido sustituido por el amoratado de una capa formada por miles de medusas que se extendían a lo largo de sus orillas. La zona más afectada fue la Cala Montjoi, conocida por haber acogido el famoso restaurante ElBulli. Antes, en febrero, en el litoral gallego, especialmente en A Coruña, también aparecieron decenas de ejemplares en sus playas atlánticas.

En ambos casos se trata de la misma especie, la Pelagia noctiluca, "muy urticantes y peligrosas dependiendo de la sensibilidad de la persona", aunque no tan agresivas como la famosa carabela portuguesa, según afirma a 20minutos Diego López Arquillo, buzo científico e investigador de la Universidad Europea de Canarias. 

Llegados a este punto, es necesario matizar que, aunque por ejemplo, la carabela portuguesa está concebida socialmente como una medusa, no lo es. La carabela portuguesa, al igual que en este caso la Pelagia noctiluca, es "colonias de organismos", como destaca López. Con todo, lo importante es que sus propiedades son igualmente urticantes y representan, además de un incordio, un peligro para los bañistas. 

En cualquier caso, la temprana llegada de medusas al litoral español se trata de un fenómeno muy poco común que, sin embargo, tendremos que acostumbrarnos a que cada vez sea más recurrente debido al adelanto de la época de altas temperaturas y a la fuerte sequía que asola España, entre otros factores.

La dificultad de prever las llegadas

Tal y como explica López, es muy importante que exista una "mayor investigación" en el asunto, puesto que es difícil prever estas masivas llegadas fuera de los periodos en las que son más normales. 

"Estas concentraciones pueden variar cada año dependiendo de múltiples factores climáticos y ecológicos, lo que hace que la gestión y predicción de estas situaciones sean complejas y dinámicas, incluso la medida del número total de ejemplares. Influyen desde ligeras modificaciones en las corrientes marinas por cambios de temperaturas hasta borrascas, como la pasada Nelson, que pueden cambiar repentinamente la distribución de las mismas respecto al patrón supuesto de llegada en verano".

De esta manera, resulta aventurado afirmar que la aparición temprana de medusas anticipe un verano complicado en cuanto a la afluencia de estos invertebrados. No obstante, es indudable que si las inhabituales altas temperaturas se prestan a que nos demos un chapuzón antes de lo que estamos acostumbrados, habremos de acostumbrarnos a que ese mismo calor provoque que las medusas sean nuestras compañeras de playa.

Otros factores que influyen en su aparición

Aunque López insiste en que "hay que seguir investigando la relación causa-efecto entre la desestabilización de factores ambientales y el ritmo de aparición de medusas", sí apunta a otros posibles factores, además del calor y el cambio en las corrientes marinas, que propician el advenimiento de las mismas. Entre ellos, la sobrepesca, "que afecta a la especies depredadoras de las medusas", como los atunes, los peces espada o los bonitos, además de otros peces migratorios.

"Otro aspecto a tener en cuenta es el aumento de nutrientes en los océanos debido a la escorrentía agrícola y las aguas residuales no tratadas. Esto fomenta el crecimiento del plancton, el principal alimento de las medusas", cuenta el investigador de la Universidad Europea de Canarias.

Por último, la sequía hace que sea más atractivo para las medusas acercarse a la orilla por la presencia de una mayor cantidad de agua salada. La escasez de lluvias está minando el caudal fluvial, con la consecuente disminución de de agua dulce —clave para mantener a las medusas lejos de las costas— que llega al mar. 

Con todo ello, se espera que las zonas más afectadas por la llegada de estos invertebrados este verano sean "las áreas costeras de la Costa Brava, mar de Alborán, Baleares, Canarias y Galicia", que, en cualquier caso, son las más acostumbradas a convivir con ellos.

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