Fenómeno social

El negacionismo se convierte en secta: "Mi marido se ha radicalizado y se ha aislado de la familia"

La Red de Prevención Sectaria, que desde el covid ha recibido decenas de peticiones de ayuda para víctimas de estos grupos, estima que en España ya hay miles de afectados

Las redes sociales avivan la fuerte ofensiva del negacionismo climático: uno de cada tres tuits lo es

Negacionismo

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Valentina Raffio

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"Mi marido era una persona normal. Un buen hombre, muy trabajador y unido a su familia. Pero hace unos años todo cambió. En la pandemia se metió en un grupo contra las mascarillas y a partir de ahí fue entrando más y más en grupos de negacionismo cada vez más extremos. Ahora ya no es el mismo. Se ha vuelto un extremista", explica, compungida, Gabriela (nombre ficticio). La mujer cuenta, preocupada, cómo su pareja se ha ido sumergiendo en grupos conspiranoicos a la vez que se alejaba de su entorno. "Está cada vez más abducido, se ha radicalizado y se ha aislado de toda la familia", comenta.  

La historia de Gabriela no es una excepción. Según explican desde la Red de Prevención Sectaria y del Abuso de Debilidad (RedUNE), en los últimos tres años se han recibido decenas de peticiones de ayuda para personas 'abducidas' por sectas de corte conspiranoico y negacionista. "Estas cifras solo representan la punta del iceberg. Hay miles y miles de afectados en toda España", comenta Emilio Molina, portavoz de esta entidad. Molina define estas sectas negacionistas como "grupos coercitivos de manipulación psicológica". "Son grupos que distorsionan la manera de pensar, que no permiten la disidencia y que aíslan al individuo de su entorno", comenta. "Tras la pandemia de covid-19, hemos observado que estos grupos están creciendo cada vez más y se están radicalizando", añade.

Tres mujeres relatan cómo sus familiares entraron en grupos negacionistas de Telegram durante la pandemia y con el tiempo se han ido radicalizando

En estos momentos RedUNE se han identificado más de 545 canales de difusión de corte claramente negacionista. Todos ellos, albergados en la plataforma Telegram. El grupo con más número de seguidores cuenta con 430.000 inscritos. Y los cien grupos con más seguidores crean, entre todos, un altavoz que alcanza a más de tres millones y medio de cuentas. En los grupos, muchos de ellos vinculados a la extrema derecha, se habla de la existencia de una supuesta "plandemia" para "controlar a la humanidad", de conspiraciones globales para "manipular el clima" y de "enfermedades inventadas" que según algunos no existen y que según otros se pueden curar con tratamientos alternativos como la 'terapia de la lejía'.

En estos canales también se difunden noticias falsas que afirman, por ejemplo, que el actor George Clooney está impulsando una campaña para "vacunar de forma forzada" a todos los negacionistas. O que el papa Francisco forma parte de una conspiración judeomasónica y comunista para manipular a las masas y "ocultar la existencia de los alienígenas". Según explica Molina, aunque todas estas ideas 'a priori' puedan parecer muy distintas, lo que hacen es fomentar la idea de que existe una conspiración global, que hay que buscar 'verdades alternativas' y que hay que diferenciarse de quienes "siguen en el rebaño". "Por eso estos grupos son tan peligrosos, porque distorsionan completamente tu visión de la realidad y del mundo", comenta Molina.

Dinámica sectaria

En los grupos no solo se difunden mensajes conspiranoicos. También se pide a los seguidores que se alejen de todos aquellos que no creen en estas ideas ya que, en su opinión, "forman parte del rebaño" y "están comprados por gobiernos, farmacéuticas y grandes poderes ocultos". Según cuenta Gabriela, de hecho, la relación con su marido empeoró drásticamente cuando este empezó a acusarla a ella, que ha trabajado toda la vida como técnica de una pequeña farmacia de barrio, de "trabajar para el mal" y de "estar envenenando a la gente". "Es imposible razonar con él. Cualquier cosa que le digas te responde, enfadado, diciendo que los demás estamos comprados por las élites y que solo él ha conseguido 'salir de matrix'", comenta la mujer.

Laura (nombre ficticio) también denuncia que su marido ha sido captado por un grupo de corte negacionista. "Está tan abducido por estas ideas que incluso cuando está con nosotros no está con nosotros", comenta. "A veces estamos paseando tranquilos, ve la estela de un avión, se enfada y empieza a gritar diciendo que nos están fumigando", comenta. Esta dinámica, según explica Laura, ha hecho que su marido esté cada vez más solo y más aislado de su entorno. "Ya no se relaciona con nadie. Se pasa el día aislado y enganchado al teléfono pero dice que, gracias a estos grupos de Telegram, está rodeado de gente 'despierta' que piensa como él", añade.

Canales masivos

En la mayoría de grupos sectarios, la gente se radicaliza cuando se ve rodeada de otros que piensan como ellos. En estos casos, la existencia de canales 'online' masivos es lo que da fuerza al grupo. "A diferencia de otros grupos, estos se hacen más fuertes a través de la interacción por redes sociales", comenta Molina. "En estos espacios, las voces críticas se silencian y las más radicales se exaltan. Por eso estamos viendo una radicalización de los grupos y un aumento de la violencia en los mensajes", explica el experto de RedUNE. Según explica Molina, las personas que están metidas en estos grupos tienen la 'cabeza tan lavada' que de verdad creen que están siendo amenazados por una conspiración global así que, desde su punto de vista, está justificado subir cada vez más el tono. 

Lo mismo ocurrió con el hermano de Helena (nombre ficticio). En su caso, entró en estos grupos a través de un canal de Youtube. Después, saltó a Telegram y a otros canales privados. Su familia empezó a darse cuenta de lo que estaba ocurriendo cuando su casa empezó a llenarse de "piedras para absorber las ondas electromagnéticas", libros sobre "el nuevo orden mundial" y, en general, decenas de productos alternativos. "Se pasaba el día enganchado al ordenador. Ganaba poco, pero todo lo 'invertía' en lo que vendían estos gurús negacionistas. Y cuando empezamos a discutir con él para que viera que no tenía sentido, cogió sus cosas y se fue de casa. Dijo que no quería volver a saber nada de nosotros porque estábamos coartando su 'ascenso' espiritual", comenta la joven, quien denuncia que estos grupos no son más que "un negocio para sacarle el dinero a la gente". 

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