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Wegovy, la llegada del fármaco antiobesidad sin financiación "crea pacientes de primera y de segunda"

Los médicos lamentan que no se haya formulado una vía de prescripción para el control y la cobertura económica para los pacientes que lo necesiten. "Privar de la financiación de un tratamiento efectivo es discriminatorio"

Un médico explica a una paciente el uso de una pluma con un análogo GLP-1 en un ensayo para la obesidad.
Un médico explica a una paciente el uso de una pluma con un análogo GLP-1 en un ensayo para la obesidad.Gogo Lobato
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Ya está aquí. Desde hoy los pacientes con obesidad y aquellos con sobrepeso pero que además sufran diabetes, hipertensión o cualquier otra enfermedad cardiovascular, tienen acceso a un nuevo fármaco. Se trata de la semaglutida pero en la indicación para obesidad, es decir, Wegoby.

En realidad, se trata de la copia de Ozempic. "A lo largo de la historia de la Medicina ha ocurrido en más ocasiones", explica la vocal de Alimentación y Nutrición del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid (COFM), Beatriz Collado. "Sacar un medicamento con una ficha técnica en la que se define un uso y si hay un segundo efecto positivo, se convierte en un otro fármaco". En este caso, Ozempic, un análogo de GLP-1 con una gran capacidad para la gestión de azúcares, "como consecuencia en un paciente con diabetes tipo 2 hay una pérdida de peso y masa corporal", explica Collado.

Y aquí el porqué de un segundo fármaco. "En los pacientes que han tenido obesidad o sobrepeso mantenida en el tiempo son los candidatos a esa prediabetes tipo 2. Y uno se cuestiona qué llega antes la diabetes o la obesidad", argumenta la vocal de Alimentación y Nutrición.

Para saber más

Clotilde Vázquez, jefa del departamento de Endocrinología y Nutrición de la Fundación Jiménez Díaz (FJD) entra a diferenciar ambos. "Ambos son preparados de semaglutida, un potente análogo del receptor de la hormona gastrointestinal GLP1. Lo que diferencia es la dosis: en la presentación Ozempic es de 1 mg máximo y está indicado y autorizado solo en diabetes, aunque se haya sobreutilizado incorrecta pero masivamente para obesidad; -apunta- y Wegoby que aporta 2,4 mg que es la dosis máxima indicada en obesidad".

Entonces, ¿son intercambiables? "No, cada uno tiene una indicación que debe ser respetada", subraya Collado. "Nosotros desde la farmacia seguiremos las indicaciones de las prescripciones que hagan los médicos". Dada la limitación de tratamientos, "en mi caso, como mucho consigo dispensar dos o tres Ozempic al mes, vía visado", explica la vocal del COFM, hay que controlar quién los recibe.

"Es importante que cada presentación comercial se prescriba para las indicaciones específicas para las cuales ha sido aprobada", insiste Ana de Hollanda, coordinadora del Área de Obesidad de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).

¿Quién y cómo deben recomendar este tipo de fármacos?

Una vez aclarada la indicación de cada uno, le toca el turno a los prescriptores. Desde la la Sociedad Española de Obesidad (Seedo) advierten que "los médicos prescriptores deben tener conocimientos sobre la titulación de dosis, manejo de los efectos secundarios además de proveer un seguimiento adecuado", recalca su vicepresidente, Albert Lecube.

Con esto quiere alejar de un uso 'superficial' y erróneo, como el que circula en redes sociales e internet, "que nadie vaya a pedir este fármaco para llegar a entrar en el vestido de una boda o estupendo para la playa", reitera Lecube.

Por eso, quienes opten a este fármaco deben formar parte del 37,8% de los españoles que sufre sobrepeso y el 22% obesidad. Unas cifras al alza, si se tiene en cuenta que desde que estrenamos siglo, según la Seedo, han crecido un 51,7%.

"Los medicamentos para la obesidad pueden ser prescritos por médicos de atención primaria y endocrinólogos principalmente, siempre en el contexto global del tratamiento de la obesidad, es decir junto a cambios en la alimentación y ejercicio", señala Hollanda.

Fuera de esto, los médicos apuntan que la ganancia de peso si se abandona el tratamiento está garantizada, el control de los efectos adversos -"que los hay", dice Lecube- no se controlan y no se mide el efecto del fármaco "con la seguridad que requiere el conocimiento del ajuste de dosis", asegura Collado.

Para Vázquez el problema está claro. Para evitar el mal uso, con todas las consecuencias derivadas de ello, es importante que "las unidades de obesidad prescriban, ciñéndose a las indicaciones adecuadas". En insiste en las consecuencias que han provocado el desabastecimiento de Ozempic "un uso "cosmético", descontrolado y desregulado".

Con la obesidad "siempre existe el peligro de la "banalización", y el mercantilismo. Y los ejemplos recientes nos han convencido mucho más de la importancia de sentar adecuadamente las indicaciones, prescribir correctamente dosis y hacer un buen seguimiento, enmarcado en los cambios esenciales en el estilo de vida: alimentación, sueño, actividad física...", subraya la jefa de la FJD.

¿Por qué no hay financiación para estos fármacos y consecuencias?

Lecube lo tiene claro y sostiene el discurso de Vázquez sobre la importancia de apostar por tratar una enfermedad y no estigmatizar la obesidad. "Al final, creas pacientes de primera y de segunda". ¿Cómo? "Quienes puedan pagarse el fármaco [oscila entre los 180 y 280 euros] podrán sortear la cirugía bariátrica, pero si puedes pagarlo, no la necesitarás", lamenta Lecube.

Desde la SEEN, Hollanda estima que debería trabajarse en la financiación de los fármacos para la obesidad por varios motivos. "En primer lugar y de mayor relevancia, se ha demostrado que la medicación mejora los factores de riesgo cardiovascular e incluso logra una reducción del 20% en los eventos cardiovasculares en pacientes con obesidad y eventos previos. Además, ha demostrado demostrar mejora en los síntomas de la insuficiencia cardíaca y resultados positivos en la progresión de la enfermedad renal, así como en la calidad de vida entre otros".

Vázquez enumera los beneficios colaterales de este abordaje. "Controlar o curar la obesidad es abordar muchos de los problemas metabólicos, cardiovasculares, respiratorios y/o mecánicos asociados a ella". Se ha observado que los pacientes mejoran sus cifras de tensión arterial, sus niveles de glucemia, colesterol... "y pueden disminuir o prescindir de muchas medicaciones", explica la endocrinóloga.

Tratar la obesidad es abordar otras patologías. Este es el mensaje que buscan los expertos a través de estos nuevos fármacos. "La obesidad es una enfermedad que debe ser tratada con la misma seriedad que otras enfermedades y privar a los pacientes de la financiación de un tratamiento efectivo es altamente discriminatorio", reitera Hollanda.

En la búsqueda de un modelo que aúne control en la prescripción y en la financiación, España puede mirarse en lo que hacen sus homólogos en Bélgica y Reino Unido. Aquí, "se ha apostado por la prescripción exclusivamente por endocrinólogos, en nuestro país no se ha propuesto esta estrategia", explica la portavoz de la SEEN, que aboga por el uso bajo las guías clínicas de la obesidad.

La prescripción limitada a las unidades de obesidad o desde las especializadas en los hospitales, asegura "un mayor control de los tratamientos disponibles y una menor discriminación de los pacientes", expone Lecube. "Estamos ante tratamientos que debemos valorar como crónicos, a medio y largo plazo, y necesitarán un manejo por parte de expertos en la materia".

Nuevos fármacos, ¿cuáles son los nuevos antiobesidad más allá de Wegoby?

España debe asumir qué tipo de abordaje quiere hacer frente al problema de la obesidad, porque hay una nueva generación de moléculas a punto de llegar y la no financiación no es la solución, espetan los expertos. Según un estudio de la OCDE, la obesidad tiene un impacto en la salud, pero también económico: supone una reducción de 2,6 años en la esperanza de vida de la población, es responsable del 9,7% del gasto sanitario y reduce la productividad laboral en el equivalente a 479.000 jornadas laborales anuales, lo que en conjunto supone una reducción del PIB del 2,9%.

La tirzepatida es otro nuevo fármaco recientemente aprobado en Europa para tratar la obesidad y la diabetes, es un análogo del receptor de dos hormonas GLP-1 y GIP. "Sus efectos son aún más potentes en muchos pacientes", apunta Vázquez.

Detrás de esta molécula, en ensayo están la retatrutida y la survodutida. El primero, es un triple agonista (GLP-1/GIP/glucagón RA) que se haya en fase 3 en como tratamiento para la obesidad y los primeros datos sugieren que pueden conducir a una pérdida de peso aún mayor que la tirzepatida.

En el caso de la segunda molécula, se trata de un coagonista de GLP-1/glucagón que ha empezados la fase 3 en los ensayos clínicos como tratamiento para la obesidad (programa SYNCHRONIZE). En la fase 2, recientemente completada, ha demostrado la pérdida de peso mantenida durante 46 semanas mediante la administración del fármaco una vez cada siete días.