Ya lo dice el manual del buen comunista.
«Haced lo que diga, no lo que haga».
Pedro Sánchez emprendió esta segunda semana de abril (8-14) de 2024 una cruzada con el tema de la vivienda.
Por un lado, iniciando el proceso para acabar con las llamadas ‘Golden Visa‘, esos permisos de residencia para extranjeros que comprasen inmuebles valorados en más de medio millón de euros.
Y, por la otra parte, una campaña salvaje contra los tenedores de pisos para que los alquileres resultan más asequibles y, por tanto, puedan acceder a las viviendas un mayor número de ciudadanos.
Sin embargo, el presidente del Gobierno socialcomunista no predica con el ejemplo y mientras exige a los caseros moderar y rebajar los precios de las rentas cobradas a los inquilinos, él se lleva un buen pellizco al mes por un piso de apenas 40 metros cuadrados enclavado en la zona norte de Madrid.
Según el diario digital ‘OkDiario‘, el ocupante de La Moncloa se embolsa mensualmente 1.100 euros por una casa en el barrio de Tres Olivos. Los actuales habitantes de ese inmueble son una joven pareja, pero anteriormente estuvieron viviendo una estudiante y una mujer.
Lo curioso del caso es que las cifras medias del alquiler en esa zona con pisos de las dimensiones del de Pedro Sánchez se están moviendo en aguas cercanas a los 900 euros, es decir 200 menos que los que el presidente del Gobierno está exigiendo a sus inquilinos.
El líder del PSOE borda a la perfección lo de predicar, pero a la hora de repartir trigo parece que no está tan hábil y pone un precio de alquiler de la vivienda que no está al alcance de muchos bolsillos.