Vaciado de tarjetas sanitarias, la estafa en farmacias a la Seguridad Social: "Fui a por mi medicación y dijeron que ya la había sacado"

Mujeres jóvenes con mascarilla trabajando en farmacia
Imagen de archivo de dos dependientas de una farmacia.
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Mujeres jóvenes con mascarilla trabajando en farmacia

El pasado mes de enero, a Carolina Gil, una madrileña de 28 años, le diagnosticaron una enfermedad inflamatoria intestinal. El gastroenterólogo de su hospital le recetó una medicación específica que debería empezar a tomar de por vida. Al salir del hospital, se dirigió a su farmacia habitual, junto a su casa, a sacar por primera vez su nueva medicación. En ese momento, la historia empezó a complicarse.

"Me dicen que no me lo pueden dar porque les pone que yo lo he retirado por la mañana. Me la habían recetado a las once y media, se había retirado a las once y media", declara Gil. "Les dije que era imposible porque yo a esa hora estaba todavía en el hospital y, qué coño, que sé que no me lo he llevado".

Tras un rato de confusión, la farmacéutica le sacó el recibo de dispensas con los movimientos que había realizado con su tarjeta sanitaria. Además de la extracción de este último medicamento esa mañana, vio otro movimiento sospechoso

La semana anterior recordaba haber sacado unos corticoides de una farmacia junto a su centro de salud y haber rechazado sacar también un ibuprofeno y paracetamol que le habían recetado. Estos dos últimos medicamentos, sin embargo, también aparecían como extraídos por su parte. Alguien estaba sacando medicación recetada con su tarjeta sanitaria sin su consentimiento.

Dos décadas de fraude

En febrero del año pasado, la Guardia Civil detuvo a una farmacéutica en Alicante por un presunto fraude a la Seguridad Social mediante un método conocido como el "vaciado de tarjetas" sanitarias. La farmacia clonaba con un lector la tarjeta de los usuarios y se utilizaban las nuevas tarjetas para realizar dispensas simuladas de medicamentos a cargo del Sistema de Salud Nacional. El producto, sin embargo, no era dispensado, sino que estos medicamentos eran apartados sin su cupón precinto.

Las alarmas de las autoridades saltaron al detectar un consumo inusual en un tipo de medicamento llamado Ribotril, una benzodiazepina que, según explican fuentes de la Guardia Civil que participaron en la investigación, "al mezclarla con ciertos principios activos de algunas drogas incrementan el efecto de los psicotrópicos".

Cuando los agentes acudieron a la farmacia para realizar una inspección encontraron centenares de tarjetas en blanco que contenían datos de Seguridad Social y 3.000 cajas de distintos medicamentos, los cuales se habían facturado a la Seguridad Social, pero no se habían dispensado, con una valoración total de en torno a 40.000 euros. Todos los usuarios a los que se había clonado la tarjeta vivían en cinco residencias de ancianos.

"Muchos medicamentos realmente los facturaban y los enviaban a las clínicas, pero había una parte de los medicamentos que no. Suponemos que, por hacerle el favor a las residencias de hacer las dosis para cada paciente, se estaban recetando más medicamentos de los que eran realmente necesarios", explican las citadas fuentes.

Era el último de una serie de casos similares que se habían dado en otros puntos de la geografía española en los últimos años como en Ceuta, en enero de ese mismo año, en Huelva, en febrero de 2021 o en El Campello, también Alicante, en 2016. El uso que se da posteriormente a estos medicamentos es su reventa en el mercado negro sin receta -como la viagra o el diazepam-, el narcotráfico o su venta en el extranjero, en el caso de El Campello, con destino a Marruecos y Argelia.

Las fuentes de la Guardia Civil consideran "posible" que se estén dando otros casos como en otros puntos de España que estén pasando desapercibidos dado que la única tecnología que requiere es un "simple lector de bandas magnéticas". Eso sí, en general,  para cualquier caso de vaciado de tarjetas, "siempre tiene que ser en connivencia con alguien, o bien el médico que receta de más, o bien un tercero que no sea ni personal sanitario ni farmacéutico, que tenga la capacidad de hacerse con esos datos". 

El Consejo General de Colegios Farmacéuticos, por su parte, subraya que colabora con las autoridades, pero insiste en que se trata de "prácticas aisladas", que en absoluto reflejan la actividad asistencial diaria de la red de 22.220 farmacias que existen en España. "No es justo extender a toda una profesión sanitaria la actitud reprobable de unos pocos, que por supuesto merecen toda la reprobación y que empañan la imagen de todos los farmacéuticos", defienden desde el Consejo.

Un recuadro en blanco

Carolina Gil desconoce dónde pudo haberse realizado el clonado de su tarjeta sanitaria, aunque sospecha que tuvo lugar en una farmacia cercana a su centro de salud, una hipótesis refrendada por su médico de cabecera. "La farmacéutica me dijo que no podía darme la medicación hasta abril o mayo y fue como, ¿ahora qué hago? Porque si tengo que volver al hospital, pedir cita con el especialista con lo que tarda… Entonces, fui a mi médico y yo pensé que se iba a sorprender, pero me dijo: 'Sí, sí, sí, esto está pasando'", relata Gil.

Su médico, que ha pedido mantenerse en el anonimato, confirma su testimonio en una conversación telefónica asegurando que "clama al cielo" el proceder de esta farmacia en concreto y lamentando también que hay poco que pueda hacer. "Suele ser específicamente con medicación crónica y de gente mayor, un señor de 70 años que ya tiene tanta medicación en la tarjeta que se va llenando el pastillero y no se dan cuenta hasta que se les vacía y les dicen que ya la han sacado", explica la doctora que no generaliza que esto ocurra en más farmacias que la señalada y describe las consecuencias de esto para los pacientes: "Que no se tome la medicación o que tengan que pedir cita y, con el periodo de espera tan largo que tenemos, que vayan a urgencias".

"Suele ser específicamente con medicación crónica y de gente mayor"

Los médicos de familia pueden consultar dónde han sido extraídos los medicamentos de sus pacientes, pero en el caso de Gil, sus extracciones aparecían en el sistema informático con ese recuadro en blanco. "Como se lo han robado, la farmacia no va a poner sus datos, porque si no, uno se da cuenta y llama a la policía, entonces aparecen vacíos, cosa que no debe ser", explica la doctora, que, a pesar de sus sospechas, se ve incapaz de hacer una denuncia contra la farmacia sospechosa con meras conjeturas. "No tengo pruebas".

Para Gil, que sí que ha acudido a una comisaría a denunciar lo que le está ocurriendo, la situación se ha vuelto bastante frustrante. La segunda vez que tuvo que ir a recoger su medicación, volvió a ocurrir lo mismo y tuvo que volver a pedir cita en su médico de cabecera, que le volvió a recetar la medicación y se la dio con una receta en papel.

Todo el rato tengo que llevar receta en papel como la de antes de toda la vida"

"Todo el rato tengo que llevar receta en papel como la de antes de toda la vida y, a ellos, en el sistema les sale que me lo han sacado, pero aún así con la receta de papel me lo pueden dar", explica Gil. "Para mí, el problema que me supone esto es que, desde que me lo recetan, que lo lógico es ir ese mismo día a una farmacia con tu tarjeta y te dan tu medicación, yo tengo que buscar la manera de pedir cita en mi centro de salud, para que me vea mi médica, para que me dé una de las recetas y volver a ir a la farmacia a ver si ahora, por fin, me la pueden dar".

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