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No renuncies a la Verdad, suscríbete

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Alberto González.

Nadie en el tercio sabía
quién era aquel legionario
tan audaz y temerario
que a la legión se alistó.

Nadie sabía su historia
mas la legión suponía
que un gran dolor le mordía
como un lobo el corazón.


Mas si alguno quien era le preguntaba
con dolor y rudeza le contestaba:

Soy un hombre a quien la suerte
hirió con zarpa de fiera
soy un novio de la muerte
que va a unirse en lazo fuerte
con tal leal compañera.

Cuanto más duro era el fuego
y la pelea más fiera
defendiendo a su Bandera
el legionario avanzó.

Y sin temor al empuje
del enemigo exaltado
supo morir como un bravo
y la enseña rescató.

Y al regar con su sangre la tierra ardiente
murmuró el legionario con voz doliente.

Soy un hombre a quien la suerte
hirió con zarpa de fiera
soy un novio de la muerte
que va a unirse en lazo fuerte
con tan leal compañera.

Cuando al fin le recogieron
entre su pecho encontraron
una carta y un retrato
de una divina mujer.

Y aquella carta decía
«… si algún día Dios te llama
para mí un puesto reclama
que a buscarte pronto iré!

Y en el último beso que le enviaba
su postrer despedida le consagraba.

Por ir a tu lado a verte
mi más leal compañera
me hice novio de la muerte
la estreché con lazo fuerte
y su amor fue mi bandera.