Javier Gómez Bermúdez trabaja desde 2017 para el despacho Ramón y Cajal Abogados, uno de los más importantes de España. Entre febrero y julio de 2007 presidió el juicio por el atentado más mortífero que hasta entonces se había cometido en Europa. La sentencia generó una gran polémica que continúa hasta nuestros días, pero él insiste en que no hay ningún cabo suelto y alaba la actuación de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado en la investigación. Cree que tanto el Gobierno, presidido en marzo de 2004 por José María Aznar, como el PSOE, liderado por José Luis Rodríguez Zapatero, hicieron un uso político de la masacre y opina que hubiera sido mejor aplazar las elecciones generales, que se celebraron tres días después del 11-M. El juicio le ha dejado marcado para siempre: "Yo fui amortizado".

Pregunta: Hace 10 años usted me dijo en una entrevista en El Mundo que no se sabía quién había dado la orden del atentado del 11-M. ¿Ahora que han pasado 20 años, sigue pensando lo mismo?

Respuesta: Bueno, como en muchísimos atentados, es imposible saber exactamente quién y cuándo. Pero en este caso hay una peculiaridad y es que como se suicidaron ocho personas, en la calle Martín Gaite de Leganés, núcleo duro de la organización criminal, hay tesis para todos los gustos. Desde que el ideólogo era El Tunecino; que era Alekema Lamari, y hay expertos que dicen que era Amer Azizi que murió en Siria en 2005 y que se nos había escapado de la Operación Dátil.

Entonces, realmente es dificilísimo poder afirmar si era alguno de estos u otros, pero desde luego el yihadismo no es jerárquico, no es que tuviera que haber una orden directa de Bin Laden.

P: ¿Añadiría algo a la sentencia de la que fue ponente?

R: Todo es mejorable. Por ejemplo, todavía hoy me parece sorprendente que absolviéramos a Antonio Toro. Simplemente porque estábamos tan metidos en lo que era el atentado, que no caímos en que eso era claramente un tráfico de explosivos. Luego el Supremo lo corrigió.

También hay una absolución de un ciudadano ceutí, que sigo convencido que era colaborador. Pero claro, es que eran tantos, que este era un periférico.

P: ¿Esencialmente cree que la sentencia recoge con precisión quiénes fueron responsables del atentado?

R: Yo creo que conforme a la prueba que se practicó, recoge quiénes son los responsables. ¿Se nos ha podido escapar alguien? No lo creo, sinceramente. No lo creo porque la investigación fue muy rápida, porque está el suceso de Leganés donde esos ocho que se suicidan se despiden de su familia... Se trazó muy bien cómo se integran un grupo de delincuentes comunes con uno grupo de radicales, fundamente El Tunecino.

El Tunecino era una persona muy radical, que vino aquí con una beca del Estado Español para hacer un máster de 2 años en la Autónoma y era de una familia media alta de Túnez. Yo creo que lo básico está todo, aunque en ningún atentado se sabe todo. Puede haber flecos, puede haber cosas periféricas, pero no esenciales.

Javier Gómez Bermúdez

P: ¿Cómo explica que se cometiera ese atentado cuando una parte muy importante de los autores estaban controlados por la Policía, por la Guardia Civil o por el CNI?

R: Todo atentado es un fallo de seguridad. Lo que suele ocurrir es que no se detectan las señales, se interpreta mal lo que dicen los confidentes, en el sentido de que el confidente nunca es claro. Los confidentes siempre nadan entre dos aguas. Evidentemente hay fallos de seguridad, pero es que, en este caso, es un fallo de seguridad multiorgánico. El descontrol de los explosivos en Asturias, se suma a un traficante de droga que era muy duro, El Chino, y se mezcla con gente que la policía no tenía en su radar que pudieran juntarse.

Que había riesgo de un atentado se sabía. ¿Qué ocurre? Que España estaba volcada en ETA, y más aún en esas fechas. Porque ETA el 24 de diciembre de 2003 había puesto una bomba en el Expreso de Madrid, que no explosionó porque la desactivaron los Tedax en Burgos, pero estaba previsto que explosionara en Chamartín la tarde de Nochebuena. Entonces, ¿qué ocurrió?, que al convocarse elecciones en enero, pues se centró todo en ETA y se descuidó otro terrorismo que hasta entonces no había producido víctimas mortales.

P: ¿No cree que tendría que haberse asumido alguna responsabilidad por parte de los mandos policiales precisamente por este fallo multiorgánico?

R: Aprendemos a base de palos. Y a raíz de estos terribles atentados es cuando se creó un Centro de Coordinación de Lucha Contraterrorista; es cuando se unifica la información o se centraliza en un organismo ad hoc; es cuando se integra a las policías autonómicas en estos organismos, con un sistema de colaboración y transmisión de la información… Es decir, todo se mejora a raíz del atentado.

En el atentado había un confidente... me acuerdo que se llamaba Lavandera. Si uno ve lo que Lavandera cuenta, se puede interpretar de muchas formas. Cuenta un tráfico de explosivos, un descontrol…

El otro confidente que teníamos era Rafa Zouhier, era un hombre que tampoco era claro. Es decir, los confidentes no son claros en cuanto que te dicen, ‘oye, va a ocurrir esto’.

En cuanto a las responsabilidades eso cosa de la cadena de mando.

P: Insisto: ¿No debería haber habido una asunción de responsabilidades por altos mandos de los cuerpos de seguridad del Estado?

R: No creo que hubiera una negligencia grave. Hubo pequeños descuidos o mala interpretación. Pero eso, insisto, ocurre en todos los atentados. No creo que sea para exigir responsabilidades disciplinarias.

Además, tanto la Policía como la Guardia Civil se redimieron con la investigación porque, en contra de lo que se sostiene, fue muy completa.

P: ¿Cree que Marruecos dio toda la información que tenía sobre personas claves del atentado?

R: En lo que yo sé, judicialmente sí, pero a posteriori. ¿Antes? Es que los servicios de inteligencia no se ponen en contacto con el juzgado. Los servicios de inteligencia se ponen en contacto con sus homólogos de Inteligencia. Desconozco si Marruecos dio toda la información al CNI o no. Pero no había pasado mucho desde los atentados de Casablanca, con lo que yo creo que la colaboración era fluida. Pero lo desconozco. Desde luego, una vez producidos los atentados, Marruecos colaboró al 100%.

En el atentado del 11-M hubo un fallo multiorgánico de seguridad

P: El libro que acaba de publicar Fernando Reinares se titula “Pudo evitarse”. ¿Usted cree que efectivamente el atentado del 11-M se podía haber evitado?

R: Fernando es un gran experto, pero, insisto, a posteriori todos los delitos se pueden evitar. A mis alumnos, cuando yo daba clase en la universidad, siempre les recomendaba que vieran Minority Report porque es una película donde se prevé el futuro. Que en este caso son demasiadas casualidades, puede ser. Pero la mala suerte juega también. En este atentado, que ha sido escrutado hasta el milímetro, resaltan más esos fallos de seguridad. Yo con Fernando puedo estar de acuerdo en cuáles son los fallos y esos fallos son ciertos.

P: ¿Sigue pensando que Jamal Zougam es sin duda ninguna uno de los autores materiales?

R: Sin ninguna duda razonable, sí. Igual que lo pensó el resto del tribunal, igual que lo pensaron los cinco magistrados del Tribunal Supremo.

Sobre Zougam lo que ocurre es que es una persona que como es reconocida por dos ciudadanas rumanas, su testimonio se puso en duda. Hablo de xenofobia pura y dura. Xenofobia tácita, pero xenofobia. Dos rumanas de las que se dijo que eran amigas, que se habían puesto de acuerdo, cuando hay un tercer testigo que no declaró en el juicio porque estaba ilocalizable en el extranjero pero que su prueba se leyó. Este, que no tenía nada que ver con las señoras rumanas, también lo reconoce y además con un detalle sorprendente. Y no sólo eso, hay muchas más pruebas indiciarias.

Por ejemplo, no ya la venta de las tarjetas por su medio hermano en su locutorio, sino que él mismo tenía una tarjeta activada en Morata de Tajuña (en la llamada casa de Morata de Tajuña). Entonces si ha activado una tarjeta en la misma zona que se activan las de los trenes, que las vendió en su locutorio, eso quiere decir que había estado allí.

Y si ha estado allí, quiere decir que ha visto los explosivos porque estaban allí. Luego, incluso ya hay una cosa que es un contraindicio. Su madre y su hermano no declaran en instrucción en ningún momento ni que estuviera dormido, ni que se levantara a las nueve, ni que desayunara ni nada de nada. Llega el juicio y declaran en el juicio que a las nueve estaba en la cama. No dicen “ha estado hasta las nueve”. No, mire usted, los atentados se producen a una hora determinada, casi una hora y pico antes de las nueve, 7:56 creo recordar que fue la primera explosión. Yo siempre he sostenido –no lo pone la sentencia porque el objeto del proceso lo marcan las acusaciones– que no es verdad que todas las bombas se pusieran en Alcalá de Henares. No tiene ningún sentido. Todo lo contrario. Si estamos hablando de un atentado tan sofisticado, para asegurar el resultado al menos parcialmente no se ponen todos los explosivos desde una misma estación.

Yo estoy convencido de que al menos una de las cargas explosivas se puso en Entrevías, muy cerquita de Atocha. Por lo tanto, la coartada no era válida.

En segundo lugar, él declara que la noche anterior había estado en el gimnasio. Pero qué curioso: la empleada del gimnasio no lo vio, el torno magnético dice que no funcionaba, pero no lo dice el gimnasio, lo dice él. Quiero decir con esto, que son muchos datos periféricos, además de los reconocimientos. ¿Dónde está la duda razonable?

Javier Gómez Bermúdez
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P: Esos argumentos son de peso, pero Zougam no tuvo trafico de llamadas con los demás, que entre ellos hablaban mucho. No se fue a Leganés, se quedó en su casa...

R: Bueno, hubo otros que tampoco fueron a Leganés. Hay que conocer a Zougam, es un viejo conocido de la Policía y de la Audiencia Nacional, ya que fue investigado en la Operación Dátil, aunque no se le llevó a juicio porque es un hombre muy escurridizo. El que no haya tráfico de llamadas es más que dudoso también. Un señor que tiene un locutorio y que maneja decenas de teléfonos puede tener teléfonos seguros. El Tribunal Supremo no tuvo duda tampoco: ellos fueron mucho más contundentes en la valoración de la prueba de cargo.

P: En el atentado hubo una mezcla de chapuza, todo lo que tiene que ver con el tráfico de explosivos, etc. Pero, en la activación de los explosivos, el hecho de que se utilizara la alarma y no una llamada, como hacía ETA, implica un cierto grado de sofisticación. 

R: La sofisticación de los teléfonos nos llevaría incluso a una pregunta diferente: había gente en el grupo que sabía de electrónica… El propio Zougam sabe mucho de telefonía…

La pregunta es ¿por qué escogieron de modelo el Triumph 10 que es uno de los pocos teléfonos que no tiene que estar encendido para que funcione la alarma? ¿Por qué no lo ponemos en la sentencia? Porque eso nos llevaría a hacer especulaciones.

Nunca diré que el responsable del atentado fue el gobierno de turno o la causa, la guerra de Irak

P: ¿El atentado fue una venganza por la intervención de España en Irak?

R; Los terroristas siempre buscan una justificación, todos. Yo nunca diré que el responsable de los atentados del 11-M fue el gobierno de turno, ni la guerra de Irak. ¿Que la Guerra provocó odio en un sector amplio de la población musulmana? Sí, claro. Pero justificar los atentados por eso es hasta indecente. El culpable es el terrorista.

P: ¿Gestionó mal el Gobierno de Aznar políticamente los atentados en los tres días anteriores a las elecciones generales?

R: Hay opiniones para todos los gustos. La mía es que sí, que la gestión no fue la mejor posible porque fue un hecho de tal magnitud que lo primero que había que haber hecho es crear un gabinete de crisis pero con toda la oposición. España reventó ese día. ¿Por qué no se hizo? Por la cercanía de las elecciones. En aquel momento, el presidente del Gobierno tenía una gran fuerza internacional, sobre todo por su relación con Estados Unidos. Todos, al principio, pensamos que había sido ETA. Quien diga que el primer pensamiento no fue ETA, miente. Otra cosa es que a las cuatro o cinco horas, la mayoría ya pensábamos que no era ETA.

P: ¿Hubo una utilización política del atentado?

R: Sin duda, sin duda, claro. La hubo por todos sitios. Para bien y para mal. Porque además es muy goloso, si te lo ponen en bandeja. Yo me acuerdo perfectamente cuando decía (Pérez Rubalcaba), "no nos merecemos un Gobierno que nos mienta". Yo vivía entonces en la calle Génova, y vi lo que pasó en directo. La que se formó allí durante horas. Claro que hubo un uso político. Por unos y por otros. Las elecciones tenían que haberse suspendido y no pasaba nada. No pasaba nada.

P: ¿Durante el juicio recibió algún tipo de presión política?

R: Sacos. Alguna no, montones de presiones. Pero nunca directas por los políticos. Esto mi exmujer los llamaba palomas. Decía que nunca te lo decían directamente pero te venía un amigo, un conocido, y decían ‘oye dile a Javier que tal cosa’. Y tú sabes perfectamente de dónde viene el mensaje.

P: ¿Mantuvo uste una reunión con la vicepresidenta del gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, días antes de que se hiciera pública la sentencia?

R: Falso. Yo con M.ª Teresa Fernández de la Vega no he hablado en mi vida. A solas. Porque, además, ni yo le caigo bien a ella ni parece que ella sea mi persona más afín. Nunca. No me he reunido con Fernández de la Vega jamás.

P: ¿Qué le queda después de la sentencia? ¿Ha tenido un coste elevado o ha merecido la pena?

R: Mereció la pena porque fue una experiencia única, irrepetible y un privilegio. Las cosas hay que decirlas, dentro de la tragedia que es un atentado, un servicio a mí país de este estilo con la mejor voluntad, ya es una satisfacción. ¿Pasar factura? Claro que me pasó factura. Se la pasó a Juan del Olmo, y a mí me la ha pasado, pero tangencialmente. A mi después de la sentencia, me amortizaron. Así de claro. Porque para colmo luego fui ponente del juicio de las falsas identificaciones del Yak-42. Esa fue la gota que colmó el vaso.

Entonces yo ya me sentí amortizado. Pero ni guardo rencor ni nada de nada. Todo lo contrario, incluso le estoy agradecido a Soraya Sáenz de Santamaría, a Mariano Rajoy y a Rafael Hernando que fueron los que me mandaron al exterior. Porque yo quería irme de la Audiencia, no quería seguir ahí y me mandaron a París a petición mía.

Javier Gómez Bermúdez
Javier Gómez Bermúdez

Aznar tendría que haber convocado un gabinete de crisis con toda la oposición tras el atentado

P: ¿Cuando dice amortizado, quiere decir amortizado por el Gobierno del Partido Popular?

R: No, quiero decir en general. Es decir, en el CGPJ, de pronto, yo no era bien visto por la izquierda judicial. Curiosamente antes del juicio era el fascista más peligroso de España y después del juicio era el rojo más peligroso de España, pero no era bien visto por el sector llamado progresista y los conservadores me abandonaron. ¿Y por qué digo esto? Por una razón muy sencilla: yo pedí tres veces ir al Tribunal Supremo. Y sólo por mi currículum al menos tenía que haber entrado en terna. Y me descartaban a la primera. Por lo tanto estaba amortizado. Quizás por la tradición que tiene la judicatura española de que en cuanto alguien tiene un poco de polémica, te descarta.

Pero luego he tenido la suerte, que la vida da muchas vueltas, y tengo una vida feliz. Siempre he sido una persona que ha tenido unos altos grados de felicidad, y tengo un buen trabajo y estoy muy contento. A lo mejor algún día vuelvo a la judicatura. Porque a mí lo que me gusta es ser juez

P: ¿Se plantea volver?

R: Pues sí, me lo he planteado, lo que pasa es que los jueces no es que estén mal pagados, es que malviven. Con el sueldo que tiene un juez de la Audiencia Nacional, que es el segundo más alto de la carrera judicial, se vive justito. Sin grandes lujos. Yo he llegado a vivir con 30.000 pesetas. Después de pagar todas las deudas, me quedaba eso.

Pero no solo no lo descarto, sino que mi objetivo es intentar el reingreso con 64 años para pasar los últimos 7 años en la judicatura hasta los 72.

¿Por qué cree que no hay en la sociedad española un consenso sobre este atentado?

No, no lo hay. Sigue habiendo gente que piensa que aquí hay algo muy gordo que se ha tapado. Incluso hay víctimas que lo piensan y que para mí tienen todo mi cariño. ¿Por qué? porque imagine que le matan a un padre, a una madre, a un hijo… en un atentado de estas características. Psicológicamente hay víctimas que reaccionan diciendo 'aquí tiene que haber algo muy gordo', máxime cuando se produce tres días antes de las elecciones. También hay una parte de desconocimiento, porque han sido intoxicadas. Por lo demás, lo que me da mucha pena es que estas personas no tienen descanso. Las víctimas que siguen pensando que todavía hay algo detrás de esto son las que menos descanso tienen. Y se merecen, no descansar del todo porque esto no se olvida nunca, pero al menos merecen un poco de paz.