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Rusia

Rusia comunica la muerte en prisión de Alexei Navalny, símbolo de la oposición a Putin

El gran enemigo del presidente ruso había sido trasladado recientemente a una cárcel de máxima seguridad en el Ártico

El opositor ruso Alexei Navalny muere en prisión, según servicios penitenciariosAFP (Foto)
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El líder de la disidencia rusa, Alexei Navalny, ha muerto en una prisión de máxima seguridad en el Ártico. El régimen de Vladimir Putin se libra así de su enemigo más molesto, el hombre al que durante una década trató de silenciar, después asustar, hasta envenenarlo en 2020 y encarcelarlo cuando se recuperó y volvió a Rusia en 2021.

El servicio penitenciario de la gélida región de Yamalo-Nenets, donde el opositor cumplía condena, comunicó el fallecimiento a primera hora de la tarde del viernes, hora de Moscú, pero no dio información sobre las posibles causas de su muerte. Los servicios penitenciarios indicaron que Navalny enfermó en la mañana del viernes en la colonia correccional número 3, tras volver de un paseo por la cárcel. El disidente, que llevaba preso desde enero de 2021, "perdió el conocimiento casi de inmediato".

El régimen ruso ha acabado con Navalny en plena ofensiva para atemorizar a Europa, en un momento en el que los ucranianos no logran romper el frente y el apoyo militar de EEUU está más en cuestión que nunca. En la misma semana en la que ha puesto en busca y captura a líderes de los países bálticos, unas naciones a las que altavoces del putinismo llevan meses amenazando. Todo esto con informes de inteligencia encima de la mesa avisando de que Rusia planea regenerar su ejército para abrir nuevos frentes en el viejo continente cuando caiga Ucrania.

Navalny cumplía múltiples sentencias que probablemente lo habrían mantenido en prisión hasta al menos 2031. Había sido visto por última vez en público el jueves, cuando compareció en una audiencia judicial a través de videoconferencia, sonriendo detrás de los barrotes y haciendo bromas. El miércoles se entrevistó con su abogado, que lo encontró en buen estado.

Un ciudadano coloca un retrato de Navalny en San Petersburgo.
Un ciudadano coloca un retrato de Navalny en San Petersburgo.OLGA MALTSEVAAFP

Vladimir Putin, que siempre evitó pronunciar su nombre en público, fue informado puntualmente de su fallecimiento. Los medios rusos, que durante años evitaron divulgar su actividad, llevaron su muerte a sus portadas. Algunos rusos, a pesar de las advertencias, acudieron a dejar flores en algunos monumentos a las víctimas de la represión soviética, que se repite en nuevos formatos. La policía grabó a los asistentes a estas concentraciones ilegales y en la ciudad de Murmansk fue detenido un vecino que salió a la calle con un cartel que decía "Alexey Navalny fue asesinado. Su sangre está en tus manos, Vova", usando el diminutivo del nombre de pila del presidente ruso.

Líderes políticos de todo el mundo culparon al gobierno ruso de esta muerte. El portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov calificó de "rabiosas e inaceptables" las acusaciones de países occidentales.

Sin pistas sobre su muerte

Todavía se están estableciendo las circunstancias de su fallecimiento. El Servicio Penitenciario asegura que se enviaron médicos y también llamaron a una ambulancia. Al llegar, los doctores llevaron a cabo "todas las medidas de reanimación necesarias, que no dieron resultados". "Los médicos que llegaron confirmaron su muerte", dijo en un comunicado el departamento penitenciario del distrito autónomo de Yamalo-Nenets. El canal de propaganda RT aventuró que Navalny sufrió un coágulo en la sangre.

El director de la Fundación Anticorrupción, Ivan Zhdanov, la principal plataforma de investigación de Navanly, dijo que la muerte de su líder sólo podía ser "un asesinato".

Navalny siempre pensó que el régimen de Putin lo consideraba más dañino muerto que vivo. Hasta que un día sintió que se moría y acto seguido entró en coma. Fue el 20 de agosto de 2020, poco después de tomar un vuelo desde Siberia. Una dosis de veneno novichok había sido colocada en su ropa interior en su hotel. Navalny finalmente fue tratado en Berlín y a su regreso a Moscú fue detenido. No volvió a pisar la calle.