Newton y el «mercurio sófico»

La contribución de Sir Isaac Newton (1642-1727), al avance del conocimiento científico es sobradamente conocida, pero lo que es menos sabido es su faceta alquimista. En la época de Newton a la alquimia, se llamaba «chymistry» (vocablo anterior al actual «chemistry«) y era una práctica ilegal castigada en la Inglaterra de los siglos XVII y XVIII con la pena de muerte. El miedo era el principal motivo para sostener aquella prohibición, tal vez porque en el fondo se creía en la alquimia y si-hipotéticamente-la pretensión de los alquimistas de convertir los metales en oro hubiera tenido éxito, las consecuencias habrían sido una devaluación de la moneda inglesa y la destrucción de su economía  

Newton se interesó por la alquimia a mediados de 1660 y empezó a comprar y a leer los tratados fundamentales del arte alquímico. Uno de las químicos cuyo trabajo tuvo más influencia en él fue Robert Boyle (1627-1691), de cuyos libros tomó numerosas notas en sus cuadernos, porque Boyle, para algunos es el verdadero padre de la química y su libro más famoso «The Sceptical Chymist» (El químico escéptico), puso fin a la idea aristotélica de los cuatro elementos y a los tres principios de Paracelso
Portada del libro «El Químico Escéptico» de Robert Boyle

Boyle publicó varios trabajos de contenido alquímico durante su vida científica activa y en febrero de 1.675, envió un artículo a la Royal Society titulado «Acerca de la Incalescencia del mercurio con el oro«, en el que describía un mercurio preparado de una manera especial que tenía la propiedad de amalgamarse con el oro con una facilidad inusual, desprendiendo una apreciable cantidad de calor («incalescía«) al hacerlo. Él creía  haber descubierto la manera de preparar el misterioso ‘sophick mercury‘ (mercurio sófico ) la primera etapa en el proceso de obtención de la Piedra Filosofal 

Este descubrimiento tuvo para él una enorme relevancia alquímica, e incluso rehusó desvelar su método de preparación de aquel mercurio alegando como razón para mantener el secreto » el inconveniente político que podría acontecer si el mismo (el mercurio) se comprobara que era el de mejor clase, y caía en manos malvadas» pero Newton tomó muy buena nota de todo aquello.

La idea de la alquimia es la de que si se rompen los metales en sus elementos primarios, los mismos luego pueden volver a unirse para hacer otros, y solo  los metales puros son aptos para combinarse y transmutar la materia a su forma más pura que es el oro cómo símbolo del espíritu. El ‘mercurio sófico‘ vendría a ser una especie de disolvente universal, capaz de descomponer las sustancias a su forma más simple y pura y con él se podría obtener la famosa ‘piedra filosofal‘ que algunos expertos en alquimia afirman que era una mezcla de pirita, ácido tartárico, rocío y aquel ingrediente y que permitía la transformación de los cuerpos imperfectos que tocase en cuerpos perfectos. 

Naturalmente todo ello unido al agente más importante del trabajo alquímico que era el fuego con el que el iniciado debía lograr, mediante ensayo y error, su temperatura apropiada. Aquello no era fácil porque los procesos necesarios en el arte de la alquimia son muchos: calcinación, purificación, destilación, digestión, sublimación, separación y fermentación (se les llamaba ‘los trabajos de Hércules‘) y para ello era necesario también desarrollar algunos utensilios básicos para estos procesos. 

Y con estas investigaciones, la alquimia resultó ser la madre de la química y muchos de los utensilios desarrollados para la misma luego pasaron a la ciencia química que empezaba a desarrollarse por hombres como Robert Boyle, Joseph Priesley, Henry Cavendish y-principalmente- Antoine Lavoisier. Newton, como buen científico no fue ajeno a este movimiento investigador y empezó sus experimentos alquímicos a partir del año 1.668 en la Universidad de Cambridge prorrogándolos hasta 1696, unos meses antes de ser nombrado director de la Casa de la Moneda de la corona británica. 

Este periodo corresponde a la etapa más fructífera de la carrera científica de aquel gran genio, aunque Newton tuvo que suspender la búsqueda de la ‘piedra filosofal ‘ porque dirigir aquel organismo implicaba también perseguir a falsificadores y alquimistas. De hecho cuando llevó a cabo su Gran Reacuñación, para acabar con las falsificaciones y sustituir las monedas de plata antiguas (que ya estaban muy gastadas por otras nuevas) tuvo que perseguir a uno de los mayores falsificadores de moneda de Londres en la década de 1.690 llamado William Chaloner que fue capturado por sus espías en 1.698 y condenado a la horca.

Y a lo largo de casi treinta años de investigación alquimista Newton hizo muchísimas anotaciones y llevó un cuaderno en el que anotaba los procesos más importantes de aquellos experimentos. Él lo llamaba su Index Chemicus y se piensa que el volumen total de aquellas notas y apuntes debió elevarse al millón de palabras. Si con 400 palabras llenamos una página, estamos hablando de cerca de 2.500 páginas, que equivaldrían a unos doce volúmenes impresos; sin embargo muchos de aquellos apuntes alquímicos no se han recuperado porque cuando dirigió la Casa de la Moneda ( en la que estuvo 3 años) se vio obligado-tal vez por miedo- a recurrir de los servicios de un sobrino suyo para que le ayudase a sacar numerosos documentos sobre alquimia para ser quemados (según manifestó posteriormente el propio sobrino).

Los alquimistas preservaban sus secretos registrando sus estudios en documentos encriptados y Newton no fue una excepción. Los escritos de sus experimentos alquímicos están redactados en una mezcla de latín, griego e inglés antiguo con muchos símbolos de elementos conocidos y otros cuyo significado se desconoce. La clave alquímica usada por Newton en sus escritos codificados era la de «Regulus» que es el nombre de la estrella que está en el corazón de la Constelación de Leo y se sabe que en aquel «Regulus» aparecían símbolos como el del hierro y el antimonio. 

Y hay que buscar otras coincidencias para interpretar sus códigos secretos, por ejemplo el dibujo de un león verde que devora a un Sol que sangra entre sus fauces podría interpretarse como algún último paso para conseguir aquella Piedra Filosofal. Aún así Newton nunca mencionó en su Chemistry (su cuaderno de laboratorio que en la actualidad se conserva en la Universidad de Cambridge) si intentó alguna vez hacer aquel ‘sophick mercury‘ (mercurio sófico) y no se tenía constancia de si había intentado elaborarlo. Además, como dijimos antes, destruyó muchos de los escritos de sus experimentos alquímicos y los que se conservaron, escritos de su puño y letra fueron etiquetados como «no aptos para ser impresos»

A su muerte en 1727 su familia los donó a la Universidadde Cambridge, pero quedaron algunos que posteriormente fueron vendidos por sus herederos. El 13 de julio de 1936 la casa de subastas Sotheby’s de Londres abrió la licitación de un cofre de metal que contenía documentos manuscritos y páginas de laboratorio de Newton y entre los mismos se encontró la copia escrita del procedimiento de un alquimista del siglo XVII llamado George Starkey, para fabricar aquel «mercurio sófico«. Después de décadas en manos privadas, el pasado 16 de febrero la Chemical Heritage Foundation (CHF) con sede en Filadelfia compró aquel manuscrito en una subasta celebrada en Bonhams de Pasadena (California)

El manuscrito se titula  ‘Preparation of the [Sophick] Mercury for the [Philosophers’] Stone by the Antimonial Stellate Regulus of Mars and Luna from the Manuscripts of the American Philosopher» (Preparación del [Sophick] Mercurio para la Piedra Filosofal por el Antimonial Stellate Regulus de Marte y la Luna a partir de los manuscritos del Filósofo Americano«) y ese «filósofo americano» al que Newton cita en su escrito es George Starkey, un contemporáneo suyo que algunos consideran como el primer científico de los Estados Unidos. Este hombre había estudiado en la Universidad de Harvard y posteriormente se trasladó a Inglaterra en el año 1600 trabajando con Robert Boyle, pero para controlar el posible acceso de otros químicos a sus experimentos firmó aquel trabajo bajo el seudónimo de Eirenaeus Philalethes.


El Manuscrito copiado de los escritos de George Starkey y la descripción de uno de los experimentos hecho por el propio Newton. (Chemical Heritage Foundation)

En el mismo se relata un procedimiento para confeccionar aquel ‘sophick mercury‘ (mercurio sófico) y se cree que Newton intentó ejecutarlo a finales de 1600 debido a que hay notas y correcciones manuscritas suyas a la fórmula original de Starkey y una receta en la parte posterior para la destilación de mineral de plomo.No es posible saber con exactitud la fecha en la que Newton copió la receta de Eirenaeus Philalethes pero parece ser que fue con anterioridad a la versión impresa de la misma que su autor publicó en 1678. El gran científico hace anotaciones en el documento y cuando en algún punto, el autor original escribe la palabra latina ‘ex’ que significa «fuera de» en lugar de ‘et’ que significa «y» él lo toma como un error y lo corrige entre corchetes. 

Y al final se comprobó la fabricación de aquel mercurio misterioso que  Newton ya había descrito en uno de sus escritos como: «el agente vital difundido a través de todas las cosas que existen en el mundo. Y es el espíritu mercurial, extremadamente sutil y muy volátil, disperso en todos los lugares.» . Ese era el «mercurio sófico» que Newton se tomó tanto interés en fabricar y ahora se entiende que cuando sacaron sus restos de la Abadía de Westminster en 1979 y se analizaran los mismos se encontrase una alta concentración de mercurio (altamente neurotóxico) quince veces mayor de lo normal en su cabello. Es lo que se llama envenenamiento por mercurio.

Ese fue el precio que Newton tuvo que pagar por tantos años tras su mercurio sófico 

Fuentes:

«La alquimia de Newton y Boyle» Joaquín Pérez Pariente. Instituto de Catálisis y Petroleoquímica. Cantoblanco (Madrid)
Westfall, R. (1980): Never at Rest. A Biography of Isaac Newton. Cambridge University Press

The Newton Project Sussex University

Wikipedia

Livescience

Chemistry World

2 Comentarios

  1. Gabriel Tamayo dice:

    Es increíble la cantidad de prejuicios por los que ha pasado la humanidad a lo largo de toda de su existencia. Este de los alquimistas prohibidos fue otro más…. quizá por ello se entienda el lento avance de la ciencia y la sabiduría del ser humano durante tantos años, que mientras existían los mismos no tuvo rienda suelta la ciencia.

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    1. mrjaen dice:

      Desde luego Gabriel y cuando Newton se metió en esto de la alquimia, como gran científico que era «sabía lo que hacía»

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