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Marruecos y el CNI logran que las mezquitas españolas sean un remanso de paz (pese a la guerra en Gaza)
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Marruecos y el CNI logran que las mezquitas españolas sean un remanso de paz (pese a la guerra en Gaza)

Mientras la capacidad de convocatoria de los jóvenes musulmanes crece en las redes sociales, en los templos islámicos el silencio impera tras más de tres meses de conflicto entre Israel y los gazatíes

Foto: Imagen de archivo de una mezquita en Ceuta. (EFE/Reduan
Imagen de archivo de una mezquita en Ceuta. (EFE/Reduan
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Lo que sucede en Gaza está, desde el primer momento, constantemente presente en mis intervenciones". Mohamed Ben Abderrahman, de origen marroquí, imán del Centro Cultural Islámico la Paz, de Tarragona, responde sin titubeos cuando se le pregunta si en sus "jutbas" (sermones) del viernes evoca la guerra entre Israel y Hamás. "Motivar a los fieles, animarles a participar en manifestaciones pacíficas, en sintonía con la sociedad civil, es lo menos que podemos hacer" como clérigos, afirma.

Abdallah Mhanna, presidente del Centro de Imanes de Almería, tampoco se queda de brazos cruzados. Él es de la Franja de Gaza, ha perdido desde octubre a unos cuantos de sus primos, y habla constantemente de la tragedia no solo en los sermones sino en entrevistas en prensa, en conferencias que organiza por su cuenta o en colaboración con Amnistía Internacional.

Mohamed y Abdallah son dos excepciones en el panorama del islam español. Desde que empezó la guerra, primero con el brutal ataque de Hamás al sur de Israel, y después con la invasión terrestre de Gaza y sus 250 muertos diarios de promedio, el clero musulmán y sus mezquitas apenas se han movilizado.

"No se habla de esa tragedia, del genocidio, en las mezquitas paquistaníes", constata Fida Hussein que encabeza en La Rioja una asociación cultural paquistaní. "Bueno, sí se pide por las almas de los inocentes fallecidos en Palestina", matiza desde Algeciras Driss Mohamed Amar, fundador del Partido Andalusí, de inspiración islámica moderada. "Cómo mucho se dice una "duá" (súplica) a Alá para que los palestinos puedan vivir en paz", añade Yahya Zahrouni, que fue imán de la mezquita del barrio de San Andrés en Murcia.

Foto: El presidente israelí, Isaac Herzog, se reúne con el presidente español, Pedro Sánchez, y el primer ministro belga, Alexander de Croo, en la residencia del presidente de Israel en Jerusalén.

"Pero si en mi parroquia de San Antonio el cura pide más oraciones por Palestina que el imán de la mezquita", afirma sorprendido Youssef, un joven palestino católico residente en la periferia de Madrid. "Cuando en el café se lo cuento a los musulmanes del barrio, cuando les digo que el Papa Francisco dice que aquello en Gaza es terrorismo, no dan crédito", añade.

La inacción es la tónica general dentro y también fuera de los templos musulmanes. "A lo largo de estos meses me llamó la atención la ausencia casi absoluta de las mezquitas en las movilizaciones que de desarrollaron en Vizcaya y Guipúzcoa", comenta Hithem Abdulhaleem, psicólogo palestino afincado desde hace largos años en el País Vasco. "Los que acudieron eran pocos y lo hicieron a título personal", señala.

"En mi parroquia de San Antonio el cura pide más oraciones por Palestina que el imán de la mezquita", afirma un joven palestino católico

Las Comisión Islámica de España (CIE) y las principales federaciones que la integran, empezando por la Unión de Comunidades Islámicas de España (UCIDE), apenas se han pronunciado sobre la guerra en curso. Una búsqueda de las palabras "Gaza" o "Palestina" no arrojan ningún resultado en la web de la CIE. En la de UCIDE si aparece, en un lugar nada destacado, su comunicado del 7 de noviembre instando "a la comunidad internacional a intervenir (...) para proteger los derechos humanos de los palestinos en Gaza". El presidente de la CIE, Aiman Adlbi, y su tesorero están procesados por financiación del terrorismo.

La inacción de las comunidades religiosas musulmanas no obsta para que Gaza sea un tema de conversación recurrente en el café o en las casas entre padres e hijos. Muchos perciben la guerra no solo como una agresión de Israel al pueblo palestino, musulmán en un 90%, sino de Occidente en su conjunto que respalda la acometida israelí.

En España hay 2,34 millones de personas de tradición musulmana -no todos son practicantes- según el Observatorio Andalusí, un centro de estudios vinculado a la UCIDE, la principal federación islámica. Disponen de más de 1.500 oratorios y solo un puñado de auténticas mezquitas. La mayoría residen en Cataluña y en Andalucía. Representarían el 4,9% de la población, un porcentaje que algunos demógrafos consideran algo abultado, pero no ofrecen cifras alternativas.

¿Por qué, pese a la empatía con la población de Gaza, prevalece la pasividad entre el clero musulmán hasta el punto de silenciar la tragedia? "Muchos están atenazados por el miedo (...)", contesta Mohamed Ben Abderrahim desde Tarragona. La palabra "miedo" es recurrente en las respuestas que dan a esta pregunta los musulmanes influyentes.

¿Miedo a qué? Farid abre su móvil en una cafetería de Puente de Vallecas y enseña un chat de WhatsApp administrado, según él, por "compatriotas marroquíes cercanos al "majzén", la oligarquía que ostenta el poder real en Marruecos. "Hermano, la política no es para hablarla desde el minbar" (púlpito de la mezquita), reza un mensaje. "Gaza debe de quedar al margen", insiste otro texto. "Hay otros chats parecidos, invitándonos a olvidarnos de Gaza", explica Abderrahman.

El "majzén" trata de evitar a toda costa que en las mezquitas españolas se hable de la invasión de Gaza. Lo consigue allí donde tiene influencia, empezando por Ceuta y Melilla, pero también en otras comunidades de la península. "En el sermón de los viernes no se menciona ni de pasada Palestina", confirma Hassan Laboudi, que fue portavoz de la Comisión Islámica de Melilla, una ciudad donde los musulmanes soy hoy en día mayoritarios.

El Ministerio de Asuntos Islámicos de Marruecos financiaba, hace seis años, 34 de las 42 mezquitas de Ceuta y las 17 existentes en Melilla, según los datos que, en un alarde de transparencia, proporcionó entonces a la agencia EFE en Rabat. Estaban en su nómina 95 funcionarios religiosos en Ceuta y 58 en Melilla. "Para la estabilidad de Ceuta es fundamental que las mezquitas y otros lugares de culto sigan gestionados por Marruecos", recalca Abdelmalk Mohamed, representante en la ciudad de la Federación Española de Entidades Religiosas Islámicas (FEERI).

En Rabat se debe de pensar no solo en la "estabilidad" de esas dos ciudades sino también en la de la Península. Ahmed Tawfiq, ministro de Asuntos Islámicos, nombrado directamente por el rey Mohamed VI, reveló a EFE que en 2017 dedicó 1,4 millones de euros para sufragar los gastos de mezquitas en Cataluña y Madrid. Desde entonces no ha vuelto a proporcionar más datos.

El majzén no quiere que Gaza salga a relucir en España en el ámbito religioso por dos razones. La primera es de orden interno. En las mezquitas de Marruecos está vetado hablar de la guerra. Las redes sociales recogieron incluso, en octubre, una circular interna sobre la destitución de imanes que habían osado franquear esa línea roja. Ahmed Tawfiq desmintió su autenticidad en un comunicado.

Foto: Una manifestación en solidaridad con los palestinos. (EFE/Jalal Morchidi)

La omisión de Gaza en las "jutbas" ha provocado más de un incidente en los templos que acabaron trascendiendo a través de vídeos grabados por fieles descontentos. "¿Hay algo más grave que la muerte de nuestros hermanos en Palestina?", le gritaba, por ejemplo, indignado, un feligrés al imán que había silenciado el conflicto. El vídeo se hizo viral en Tik Tok.

Los clérigos en Marruecos, y también en Ceuta y Melilla, no improvisan sus sermones sino que se los dicta el ministerio de Tawfiq. Si Gaza no se menciona es para no enardecer más a una población que no ceja de manifestarse masivamente en las calles para denunciar la "agresión" israelí y exigir la ruptura de la relación tan estrecha que Marruecos y el Estado hebreo forjaron en diciembre de 2020 gracias a los buenos oficios del presidente Donald Trump.

Propagar la contención entre aquellos que en España son receptivos a sus consejos conlleva otro beneficio para el "majzén". Le sirve para intentar demostrar que su islam, de la escuela malekita, es moderado. Mientras estén supervisados desde Rabat, los inmigrantes marroquíes no darán sustos a las autoridades del país de acogida con Gaza ni con ningún otro tema. "No necesitamos inspiración islámica foránea", replicaba a este argumento Isabel Romero, presidenta de Junta Islámica, una asociación de musulmanes conversos, en una tribuna publicada en prensa andaluza.

La ponderación religiosa de los pro marroquíes es además una buena tarjeta de presentación cuando, a mediados de este año, se renueve la cúpula de la Comisión Islámica de España. Hoy en día está en manos de musulmanes originarios de Oriente Próximo cuando la mayoría de los que practican el islam son marroquíes o de origen marroquí. El Ministerio de Justicia español y el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) juegan un papel destacado en la organización del islam en España y tendrán mucho que decir cuando llegue el momento del relevo.

Esos esfuerzos por tutelar a musulmanes marroquíes en España corren a cargo no tanto del Ministerio de Asuntos Islámicos sino de la Dirección General de Estudios y Documentación (DGED), su servicio secreto exterior, que depende del monarca. Ambas entidades se coordinan como quedó demostrado en 2013 cuando fue expulsado de España el espía Nouredine Ziani afincado en Barcelona.

El miedo del clero musulmán es también de orden interno y se llama CNI aunque, cuando los musulmanes aluden al servicio secreto español, muchas veces están hablando, sin saberlo, de los servicios de información de la Guardia Civil, la Policía Nacional o los Mossos d'Esquadra. "Para ellos todos los hombres de paisano que aparecen por su puerta para hacerles preguntas pertenecen al CNI", comenta un agente que se dedicó años atrás a la lucha antiterrorista.

"Para ellos todos los hombres de paisano que aparecen por su puerta para hacerles preguntas pertenecen al CNI", comenta un agente

Poco formados, la mayoría de los imanes independientes no se atreven a pronunciarse sobre la guerra por temor a ser acusados de algún delito que figure en el código penal empezando por el de enaltecimiento del terrorismo. Las múltiples redadas policiales del otoño, con la detención de 54 aspirantes a yihadistas, incluido Adel Najjar, imán de Badajoz que lleva 36 años en España, asustan. Casi todos, incluido el clérigo pacense, fueron, sin embargo, puestos rápidamente en libertad por la Audiencia Nacional aunque con medias cautelares. Hay algún otro imán a tiempo parcial, que predica en oratorios, investigado por la policía por haber alentado a la yihad contra los judíos.

"En esta ocasión, casi todas las mezquitas, las influenciadas por Marruecos y las que no, han coincidido en no involucrarse por motivos diferentes", constata, algo decepcionado, el psicólogo palestino Hitem Abdulhaleem. Y esa no implicación ha generado un alejamiento con parte de sus fieles, sobre todo los más jóvenes, que se informan y formulan sus reivindicaciones a través de las redes sociales.

"Hay un divorcio entre la calle y el "minbar" (púlpito), reconoce Hassan Laboudi desde Melilla. "Se ha hablado con los imanes, pero siguen siendo reacios a tocar el tema", se lamenta. En Melilla, a las puertas de Marruecos, fue Stop Deshaucios, que preside José Ouviña, afiliado a Podemos, la asociación que convocó la manifestación más multitudinaria.

placeholder Imagen de archivo del Iftar (ruptura del ayuno) en una mezquita de Lavapiés (Madrid). (EFE/Eduardo Oyana)
Imagen de archivo del Iftar (ruptura del ayuno) en una mezquita de Lavapiés (Madrid). (EFE/Eduardo Oyana)

"Los fieles más jóvenes toman, a veces, la iniciativa por su cuenta" al margen del clero, explica desde Algeciras, José Ángel Cadelo, que escribe en la prensa local sobre las comunidades musulmanas. "En la mezquita Huda, por ejemplo, afín al Tabligh (movimiento integrista de origen indio), no solo han participado en las manifestaciones contra Israel sino que algunos han convocado sus marchas con consigas específicas".

"Sí, yo soy una de esas activistas", confirma al teléfono Amina Belafkih, joven feligresa de Huda. "He ido a todas las manifestaciones que pude, dentro y fuera de Algeciras, y también convoqué un par de ellas con mi grupo de jóvenes". "Las preparamos entre nosotras", precisa orgullosa.

"Desde luego, el fenómeno del activismo islámico femenino está en auge, por ahora sobre todo en los espacios virtuales", constata el palestino Hitem Abdulhaleem. Pero, por otro lado, "tengo la clara sensación de que mengua la capacidad de liderazgo, convocatoria e influencia de las mezquitas" en todos los ámbitos, el de "transformación social y, ante todo, política".

Lo que sucede en Gaza está, desde el primer momento, constantemente presente en mis intervenciones". Mohamed Ben Abderrahman, de origen marroquí, imán del Centro Cultural Islámico la Paz, de Tarragona, responde sin titubeos cuando se le pregunta si en sus "jutbas" (sermones) del viernes evoca la guerra entre Israel y Hamás. "Motivar a los fieles, animarles a participar en manifestaciones pacíficas, en sintonía con la sociedad civil, es lo menos que podemos hacer" como clérigos, afirma.

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