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Dua Lipa nos da todo

Después de un par de años tormentosos, la ambiciosa estrella de pop se entrega a la libertad y la diversión, tanto en su propia vida como en su próximo álbum. A puertas de una nueva era, nos deja entrever sus sueños, ansiedades y las causas que defiende.

Fotografías por Michael Bailey-Gates

enero 16, 2024

“Estoy siendo arrojada a la vida en este momento”. Dua Lipa piensa en su retorno de Saturno al decir esto. A sus 28 años ya se encuentra inmersa en él, pero la estrella y amante de la astrología lleva tiempo anticipando este acontecimiento planetario premonitorio. La mayoría de edad cósmica, que usualmente llega cuando la gente está a punto de cumplir 30 años, está marcada por un montón de transiciones, transformaciones y trastornos. Y a punto de iniciar un nuevo capítulo en su carrera, Lipa lo está sintiendo todo.

“Te arrastra por los pies”, me dice Dua con su acento del norte de Londres, saboreando un poco el caos. “Pensé que tener 28 años sería lindo”. Estamos sentadas en el patio —ahora vacío— de Gjelina, un popular restaurante en Venice Beach. (En un momento, admite tímidamente que su amor por la serie Californication le hizo querer conocer esta calle antes de visitar Los Ángeles). La cantante llegó sola a la hora de comer con un abrigo de tweed, camiseta, vaqueros y gafas de sol. Su pelo, teñido de un intenso rojo vino tinto, la hace destacar de inmediato, quizá por eso la dueña, que conoce a su padre y también es de ascendencia albanesa, le envía un postre gratis. “Hay albaneses por todas partes”, dice encogiéndose de hombros.

Lipa llegó de Londres con un poco de jet lag. Dos días antes de su vuelo lanzó su nuevo sencillo, ‘Houdini’, una canción neopsicodélica para las pistas de baile. A la mañana siguiente se anunciaron las nominaciones a los Grammy y descubrió que su éxito de Barbie, ‘Dance the Night’, había sido nominado a dos premios, incluyendo Canción del año. “Ni siquiera sabía que se iban a anunciar ese día”, comenta. Además, me dice que celebró yendo al set de DJ de una amiga, y admite que tenía una ligera resaca durante el vuelo.

Pero en medio de estos grandes momentos y celebraciones, la artista ha estado descubriendo muchas cosas sobre sí misma. Su esperado tercer álbum, que saldrá a la venta a finales de este año, recopila un periodo de grandes cambios en su vida, como el final de una relación y su incursión en el mundo de las citas. También cortó lazos con la empresa que la representó durante una década y recuperó los derechos de su música. Más allá de eso, ha plantado semillas y acumulado proyectos que incluyen su boletín Service95, algunos papeles en películas y una compañía productora, mientras planea exactamente qué quiere para el futuro.

“Me han lanzado a aprender lecciones de resiliencia”, comenta, “como el no tener que ser fuerte todo el tiempo y estar bien con ello”. Hace una pausa, buscando las palabras. “No sé… estoy aprendiendo mucho sobre mí misma”.

Puede que Lipa ya fuera más resistente de lo que cree. Para una prueba, su historia: a los 15 años convenció a su familia de que le permitieran salir de Kosovo y regresar a Londres, donde nació, completamente sola. Terminó la escuela, aprobó el bachillerato para empezar a trabajar como mesera y modelo mientras buscaba un equipo y una discográfica para poner en marcha su carrera musical. Antes de cumplir 20 años, ya había firmado un contrato.

En los años previos y posteriores al lanzamiento de su debut homónimo en 2017, la artista trabajó duro en el estudio y en la carretera, presentándose en festivales y como telonera de Troye Sivan, Bruno Mars y Coldplay. El trabajo dio sus frutos con éxitos como ‘New Rules’ y un Grammy a la Mejor Artista Revelación. Luego, en 2020, su revival del disco en Future Nostalgia, fue un éxito de ventas durante la pandemia, que alcanzó la cima de los listados de éxitos y la lanzó al territorio de las grandes chicas del pop.

El álbum fue como un grito de rebeldía para ella, y se convirtió en la banda sonora para millones de personas durante el encierro, haciendo que la música disco volviera a ser una tendencia omnipresente en el pop de los años venideros. Junto con su voz cálida y conmovedora, y su innegable seguridad en sí misma, Dua se convirtió en la diva del pop que le plantaba cara a un momento de incertidumbre.

Además de ser una de las artistas más escuchadas del mundo, también es la estrella de pop favorita de tu estrella de rock favorita: si Elton John no la llama para cenas lujosas, Mick Jagger baila con ella en su fiesta de Navidad. “Tuvimos una gran fiesta, ¡bailé con Mick Jagger en su salón!”, dice riendo y luego hace una breve imitación de Jagger: “Me decía: ‘¡Muy bien, nena! Vamos, cariño’”.

En el podcast de Rick Rubin, Trent Reznor dijo que ‘Levitating’ le había parecido tan “bien producida” que le había hecho llorar (“Eso fue muy, muy genial”, dice Lipa con una enorme sonrisa). Recientemente, para su club de lectura de Service95, la cantante habló con Patti Smith, una de sus heroínas. Smith le contó que había visto una foto de Lipa con un vestido de cota de malla en el estreno de Barbie y pensó de inmediato en Juana de Arco. “A veces, cuando menciono cosas así, pienso, ‘Es raro que esté hablando de mí misma’”, remata la cantante.

Dua Lipa está en todas partes, pero muchos críticos creen que apenas descubren de quién se trata. Oscila con tanta facilidad entre los géneros, que su sonido y su personalidad resultaron inescrutables al principio de su carrera. En su Instagram, la única plataforma social que ella misma maneja, solían aparecer vistazos frecuentes —pero cuidadosamente seleccionados— de su vida fuera de los focos. Para ella, la música es un trabajo, y su vida personal sigue siendo eso. “Me gusta simplemente vivir mi vida, tomar mis fotos, escribir mis canciones y sumergirme”, explica. “No me interesa intentar ser polémica o hacer algo para obtener una reacción”.

Su aplomo y desinterés por el drama suelen hacer que la gente la considere una especie de robot del pop, reservada y demasiado perfecta. Las bromas y críticas de que no se esfuerza lo suficiente, de que no da lo suficiente, le han hecho daño. En medio de todo este autodescubrimiento, Lipa ha estado buscando la manera de distanciarse del ruido que la rodea.

“Con las redes sociales es muy fácil caer en una espiral negativa o en que la gente sea mala y te diga lo que piensa de ti sin conocerte realmente. De por sí, para algunas personas, ya es demasiado pensar que también tienes sentimientos o que te enfadas”, dice. “¨Me parece importante saber tomarse las cosas con humor”.

A pesar de lo imperturbable que pueda parecer, algunos comentarios hieren. Por ejemplo, las reacciones a algo tan inocuo como que Lipa esté de vacaciones. Después de terminar su gira de Future Nostalgia en noviembre de 2022, pasó los primeros meses de 2023 viajando por el mundo con sus seres queridos. Sus fans la apodaron la “reina de las vacaciones”, aludiendo a que nunca estaba en casa, ya que su Instagram estaba llena de fotos de lugares como Cannes e Ibiza.

“Creo que la gente olvida rápido”, dice. “Estuve de gira hasta finales de diciembre. Sentí que había perdido mucho tiempo con mi familia y mis amigos. Esto demuestra lo corta que es nuestra capacidad de atención, por eso están lanzando música mucho más rápido”.

Y entonces, por un segundo, se molesta ligeramente, agotada por la manera en que algo tan inofensivo ha sido criticado. “Por supuesto que me iba a tomar unas jodidas vacaciones y a relajarme [durante] el año en que solo debía ir al estudio y tenía algo de tiempo libre. Mientras esté haciendo mi trabajo, cumpliendo mis plazos y haciendo mis mierdas, encontraré la manera de relajarme. Es trabajar duro y divertirte un montón. ¿Por qué no?”.

Lipa está trabajando duro ahora. Sus fans esperan con impaciencia su tercer álbum, al que han apodado DL3. Aún no está lista para revelar el título, pero nos cuenta que es un tributo a la cultura rave del Reino Unido con toques de pop psicodélico. Está fuertemente inspirado en grupos como Primal Scream y Massive Attack, clásicos para una chica londinense aficionada a los paseos nocturnos por la ciudad. Incluso su estética ha dado un giro de 180 grados con respecto a su última época, reduciendo el glamour y los trajes brillantes en un esfuerzo por evocar la despreocupación tan característica del britpop en artistas como Oasis y Blur, más referentes de su nueva música.

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“Este disco se siente un poco más crudo”, afirma. “Quiero captar la esencia de la juventud y la libertad, de divertirme y dejar que las cosas sucedan, sean buenas o malas. No puedes cambiarlo. Solo tienes que dejarte llevar por lo que te pase en la vida”.

Pero Dua sigue siendo Dua y no ha perdido ni un ápice del dominio y el impulso que la trajeron aquí, incluso con su retorno de Saturno que le da nuevas lecciones cada día. Está planeando muchas cosas y se lo dará todo a sus fans, aunque se lo esté tomando con calma. “Intento moverme con ligereza, como si nada fuera el fin del mundo”, dice. “Pase lo que pase, es exactamente como tiene que ser”.

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Justo una semana antes de nuestra salida a comer en Los Ángeles, Lipa estaba en su casa de Londres. Era noviembre y la ciudad tenía esa melancolía particular, el cielo era gris y llovía de manera intermitente. Desde fuera, su casa parece un almacén de estilo industrial, cerrada, con verjas y paredes de ladrillo. Se mudó en diciembre de 2022 y vive cerca de la casa de su infancia y de sus lugares favoritos de la adolescencia; recuerda con cariño que hay un club cercano donde vio a J. Cole en su primera gira por el Reino Unido.

Entrar en su casa es como pasar de un paisaje en blanco y negro a otro en tecnicolor: puede parecer una fortaleza desde fuera, pero al igual que ella, el interior es sofisticado y acogedor, lleno de decoraciones cuidadosamente seleccionadas y muebles acogedores para las numerosas cenas que organiza aquí. Grandes sofás naranjas y blancos rodean las mesas de café de granito. En una de las paredes hay un armario de nogal con chucherías y un ejemplar de M Train, de Patti Smith. Una rueda de colores gigante se cierne sobre su tocadiscos blanco, mientras que en la misma pared cuelga un collage de los Muppets pintado por el colectivo artístico FriendsWithYou. En el banco de abajo, una caja de discos tiene un bootleg de Oasis en la parte delantera, junto a unos cuantos libros antiguos ingeniosamente colocados, incluyendo la historia de las plantas alucinógenas de William A. Emboden, Narcotic Plants, y el guion de París, Texas.

Lipa estaba terminando una reunión con su equipo en otra parte de la casa, pero a los pocos minutos entra en el salón. Se encuentra en medio de una campaña promocional que incluye entrevistas radiales, sesiones de fotos y contenido para redes sociales. Aunque va vestida con jeans y una sudadera de Palace Unitas, lleva los ojos maquillados por haber aparecido ante las cámaras esa misma mañana. Lleva el pelo rojo suelto, excepto por dos pequeñas trenzas que enmarcan su cara.

Lipa empezó a trabajar en nueva música en 2021, mucho antes de que comenzara su gira de Future Nostalgia. En aquel entonces, aún no estaba claro si habría gira, dados todos los retrasos relacionados a la pandemia y los problemas de salud. “Pensé que sería mejor volver al estudio y empezar a trabajar en un nuevo proyecto. Y lo que hago es escribir mucho hasta que se me ocurra una idea”.

El álbum no tomó forma hasta que terminó la segunda parte de su gira de un año. La fecha exacta, ¿tal vez junio?, Lipa frunce el ceño mientras intenta recordar y, como necesita ser precisa, salta del sofá naranja en el que estamos sentadas y camina hacia la pared de ladrillo blanco aparentemente normal que tenemos al lado. Resulta que en realidad es una puerta secreta a su dormitorio.

“Es muy pesada”, se queja, intentando abrirla. Pero vuelve con un cuaderno lleno de sus garabatos abstractos. Las páginas están llenas de notas y letras escritas a mano, y ella hojea la fecha en cuestión –julio de 2022–, que es cuando conoció por primera vez a Kevin Parker, de Tame Impala. “Estaba muy nerviosa porque soy muy fan de Kevin”, admite la cantante.

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Según recuerda, Parker “fue bastante tímido al comienzo”. Lo invitó a una sesión con otras tres personas con las que había estado trabajando ese verano: su colaboradora de siempre, Caroline Ailin, coautora de ‘Don’t Start Now’ y ‘New Rules’, el creador de electrónica Danny L Harle (Caroline Polachek, Charli XCX) y el baladista de folk-pop Tobias Jesso Jr. (Adele, Niall Horan). Juntar a estas cuatro personalidades musicales dispares fue una apuesta arriesgada que dio sus frutos.

“Al cabo de un rato, todos nos compenetramos”, recuerda Dua. El primer día tenían “una canción realmente buena”. Al final de la semana, había tres. “Recuerdo pensar que había sido una idea brillante reunir a ese grupo de personas”, dice Parker. “Me quito el sombrero ante ella”.

Lipa se refiere a este grupo en particular como su “banda”, con la cual terminó componiendo ocho de los 11 temas del álbum. Aparte de Ailin, no había colaborado con ninguno antes. Admite que era recelosa de dejar entrar gente nueva a su órbita: “A medida que un proyecto crece, te da más miedo abrirte y ser vulnerable, sentarte en una habitación y hablar con el corazón”, dice.

Parte de ello podría deberse a que ella estaba lidiando con un montón de cosas en su vida personal: límites, rupturas, equilibrio. En diciembre de 2021, justo cuando empezaba a ensayar para su gira, los tabloides informaron de su ruptura con el modelo Anwar Hadid (hermano de Bella y Gigi Hadid), con quien salió durante dos años. Pasó el siguiente año retomando lentamente la soltería. “Salir con alguien, en general, me parece un poco confuso”, afirma de una manera reconfortante y aterradora, viniendo de alguien de quien incluso Margot Robbie ha dicho estar enamorada. “Uno conoce gente nueva a través de amigos de amigos o gente en la que confías, porque [las citas] no son realmente sencillas cuando eres una persona pública”. (Lipa empezó una relación nueva el año pasado, pero confirmó que volvía a estar soltera en una llamada en diciembre).

Según Ailin, “siempre empezaban con la verdad”. La cantante llegaba a las sesiones con Ailin, Harle, Jesso y Parker, armada con historias de la noche anterior, relatando la experiencia usualmente ridícula que es salir con alguien a los veintitantos.

El producto final representa muy bien a Dua Lipa: pop bailable, lleno de confianza e ingeniosas frases para subir a Instagram. Varias de las canciones muestran divertidas escenas en discotecas o en noches de fiesta con amigos, y las letras van desde advertir que hará un rápido escape hasta el optimismo y la esperanza que implica un primer beso. No hay baladas arrolladoras, pero sí una semibalada que florece en un momento dado al estilo de Carole King y Fleetwood Mac. En general, este álbum es pura felicidad pop, no muy diferente de su enfoque para Future Nostalgia.

Aquí, Lipa no profundiza en su vida amorosa; la gente tendrá que buscar en la música para hacerse una idea de sus pensamientos más privados. Por ejemplo, una canción yuxtapone ligeras armonías sobre el retrato de una relación que llega a su fin: “Lo llamamos amor pero odiamos estar aquí / ¿Realmente lo decíamos en serio cuando dijimos para siempre?”.

Pero, otro punto culminante —uno de sus favoritos en el disco— trata sobre la madurez y la sanación. Este tema de ensueño a medio tempo parece una versión actualizada de ‘Cool’ de Gwen Stefani. En la letra, elogia la nueva relación de su ex, diciendo que su novia es “muy linda”, y encuentra la paz cuando él sigue adelante: “Debí quererte más de lo que nunca supe… No estoy enojada / No estoy dolida / Tienes todo lo que te mereces”.

“Cuando pasas por algo así, te sientes muy madura, porque piensas: ‘Oh, wow, soy un ser humano tan evolucionado que puedo ver a mi expareja pasar página y sentirme bien por ello’”, explica. Para Dua Lipa, el escribir sobre dejar ir a una persona sin resentimiento fue una experiencia nueva; “He pasado por rupturas en las que sentía que no había una salida diferente a terminar muy mal”, comenta la cantante. “Que las cosas acabaran bien fue algo muy nuevo… Me enseñó mucho”.

Para el sonido del álbum pensó en la cultura inglesa de los clubes y en el tipo de despreocupación que siente cuando está en la pista de baile, y sus colaboradores la ayudaron a liberar esa energía. Conoció a Harle en “la afterparty de una afterparty de un show” a través de Andrew Wyatt, quien coescribió el primer single de Lipa, ‘New Love’, así como su éxito de Barbie.

Wyatt y Harle ya habían hecho cosas para Caroline Polachek, telonera de la gira de Lipa, y también habían trabajado con un colaborador menos esperado y que despertó el interés de Lipa: el excantante de Oasis, Liam Gallagher. En el álbum de Gallagher, Harle aparecía como “asesor rave” responsable del elemento breakbeat del corte de ‘I’m Free’ (2022) que coprodujo con Wyatt. “A Dua le gustó mucho”, dice Harle. “A ella le gusta ir a raves”. (Esto es cierto: “Me encanta estar en la pista de baile, y ser la primera en la pista si nadie más está bailando”, confirma Lipa).

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Otras inspiraciones proceden de la infancia de la cantante en Londres. Las mezclas que sonaban tarde en la noche en Radio 1 fueron una gran guía; allí escuchó por primera vez algunas de sus remezclas favoritas de Primal Scream, que finalmente la llevaron a su LP de 1991, Screamadelica. Y además de Oasis y Blur, empezó a interesarse por el rock y la electrónica de los 90 que había escuchado durante su infancia, como Moby y Gorillaz.

Le menciono que, algunas de esas influencias del britpop —Noel Gallagher y Damon Albarn en particular—, no siempre han sido muy amables con las artistas pop femeninas (ambos han criticado a Adele y Taylor Swift, por ejemplo) y después le pregunto si ha conocido a alguno de ellos.

“La verdad, no he tenido ningún encuentro con ellos”, dice. “A veces hay que separar el arte de la persona…. Estoy más conectada con el elemento musical. La forma de actuar [de algunos artistas del britpop], las cosas que han hecho y dicho, son odiosas, sin duda. Esa es su especialidad”.

Me parecen que representan una cierta versión de la masculinidad tóxica del rock, Lipa está de acuerdo, y reflexiona sobre lo que el mundo solía esperar de las estrellas del rock. “Hay mucha toxicidad en la forma en que la gente quería a sus artistas o a sus músicos”, dice. “Si no fueran así, se les habría considerado aburridos, y creo que esa es una forma horrible de ver las cosas”.

Por más crudo y relajado que suene el álbum, el proceso de la artista fue minuciosamente detallado. Los colaboradores la califican como una editora “meticulosa” que reescribía cada línea hasta que le parecía perfecta. “Su edición es brutal”, afirma Parker. Por ejemplo, el single principal, ‘Houdini’, tardó meses en quedar bien. “Yo me negaba horrorizado y decía, ‘¡No, es un verso genial!’”, relata Parker. “Pero, una hora después, teníamos algo que no podía imaginar fuera de la canción”.

“No creo que haya una sola canción del disco en que no haya retrocedido para reescribir, perfeccionar, cambiar y trabajar en ella un poco más, profundizando un poco más para ver si podíamos ir más allá”, admite Lipa. Pero su método funcionó: todos y cada uno de los colaboradores alaban la química y la cohesión que ha conseguido. “Todo el mundo decía: ‘¿Es esto normal? Esto parece demasiado bueno para ser verdad’”, comenta Jesso. “Es la cumbre de mi carrera como compositor. No hay nada mejor que eso”.

La verdad es que no se puede ser tan ambicioso y preciso como Dua Lipa sin una motivación genuina. “Me importa mucho cómo responden los fans”, dice. (Tras el lanzamiento de ‘Houdini’, se sintió frustrada porque la gente decía que seguía sonando “disco”, cuando ninguna de sus influencias viene de ahí).  “Mentiría si dijera que no me importa lo que piensan los críticos… Cuando le pones tu alma y tu corazón a algo, quieres que la gente diga, ‘Oh, ha cambiado sónicamente, y es diferente’”.

La artista ha notado cierto patrón en todos sus singles hasta la fecha y es que no llegan de inmediato a la cima, pero “crecen gradualmente” con el tiempo. “Tardan mucho y nunca llegan al Número Uno, pero se mantienen por bastante tiempo”, explica. No oigo irritación ni enfado en su voz cuando lo dice; y aunque un Número Uno en Estados Unidos no estaría mal, la longevidad parece una victoria ganada a pulso: “Mientras las canciones se mantengan y la gente las escuche, me parece bien”, dice.

Cuando llega el momento de partir, Londres tiene un gris más oscuro. Lipa me acompaña hasta la puerta y me extiende la chaqueta para que meta los brazos, mientras me cuenta sus planes para cenar en BRAT (un restaurante con estrella Michelin de Shoreditch) donde ha quedado con una amiga de la primaria. Después de recomendarme el negroni del restaurante al que iré con mis amigos, las puertas se cierran tras de mí. Como prometió, el negroni está delicioso.

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La naturaleza meticulosa de Dua Lipa se remonta a su infancia. De niña, tenía un blog llamado Dua Daily, un prototipo de Service95 donde compartía sus consejos de estilo y recetas. Siendo la mayor de tres hermanos, se ha tomado su trabajo de hermana mayor tan en serio como su rol de creadora de tendencias y superestrella del pop. Sus hermanos seguían en la escuela cuando la carrera empezó a despegar, y ahora están forjando sus propios caminos: su hermana quiere ser actriz, mientras que su hermano produce música. “Es genial verlos tener sus propias metas”, me dice sonriendo orgullosa. “Algunas veces, cuando los he invitado a venir conmigo, me responden algo como, ‘Oh, no, estoy ocupada. Tengo una sesión en el estudio’”.

Lipa ve a sus padres, Anesa y Dukagjin, como sus modelos a seguir: Anesa estudiaba Derecho y Dukagjin era músico y dentista en Kosovo antes de huir de sus hogares a principios de los 90, cuando estalló la guerra de Bosnia. La pareja empezó de nuevo en el Reino Unido, donde nacieron sus tres hijos.

“Mis padres son realmente las personas a las que acudo por todo”, dice. “De niña nunca me hicieron sentir que algo iba mal. Intentaron darme una infancia lo más normal posible, mientras trabajaban muy duro en bares, restaurantes, pubs y todo eso”.

Cuando tenía 11 años, su familia regresó a Pristina, la capital de Kosovo, después de la guerra. A la artista le pareció el paraíso, ya que podía salir un poco más tarde y moverse con más independencia por las calles de la ciudad, que, según ella, eran mucho más seguras que las de Londres.

Sin embargo, la escuela era más dura. “La educación era mucho más avanzada que en Londres”, recuerda. Las ciencias, la química y las matemáticas eran especialmente difíciles. “Los niños estaban estudiando cosas que yo creía que aprendería después. En Londres hacía fracciones y en Kosovo ya estaba viendo algebra”.

Por suerte, a la cantante parece que siempre le han gustado los retos. Solía hacer apuestas con su madre, como una en la que, si sacaba sobresaliente en matemáticas, podría perforarse el ombligo. Primero consiguió un tutor y, finalmente, el piercing. “Quizá me esfuerzo más cuando me menosprecian, o cuando me dicen que no puedo hacer cosas. Para bien o para mal, me meto de lleno en algo para hacerlo bien, para que sea perfecto, para que sea bueno”.

Al comienzo de su carrera, su actitud discreta se interpretó como una falta de personalidad sobre el escenario. El meme de “Go girl, give us nothing” [Vamos chica, no nos des nada] se viralizó alrededor de 2018 después de haber sido comentado en un video de Lipa en el que parecía aburrida o cansada mientras hacía un movimiento de baile con la cadera. Dua menciona esto durante nuestra entrevista, una vez, sin que nadie se lo pida, y otra luego de comentar lo mucho que parece habérsele quedado grabado.

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“Fue algo muy doloroso porque pensaba: ‘Por fin voy a hacer algo que me encanta, y me cierran las puertas, parece que no puedo hacer nada bien’”, comenta. “Y no solo eso, sino que también me lanzaban por todo el mundo. Me mandaban a hacer un montón de promociones, a montones de ensayos, a montones de todo, y sin tener realmente tiempo para perfeccionar nada”.

Dua Lipa empezó a publicar ‘Houdini’ en Instagram, jugando con el tema del ilusionista que da nombre a la canción, subiendo y borrando fotos hasta que anunció la fecha de lanzamiento del tema. También borró sus últimos años de Future Nostalgia y sus viajes alrededor del mundo de su perfil. Pero, tal vez sin querer queriendo, la canción jugó con la idea de que Lipa es una estrella de pop escurridiza y difícil de descifrar. Un hilo que se hizo viral en X, publicado una semana después del lanzamiento de ‘Houdini’, la describía como un “misterio” con rasgos de personalidad indiscernibles. “Está en todas partes y en ninguna”, se leía en otro mensaje.

La cantante se siente frustrada con esa connotación, sobre todo porque la ha perseguido durante un tiempo. “Creo que es porque soy británica”, dice. “No estoy aquí para desahogarme, porque vaya a ser bueno para generar noticias o llamar la atención… Por mucho que la gente piense que conoce a las personas a las que apoya, en realidad no creo que sepan nada de ellas”.

En gran parte, prefiere hacer sus negocios en silencio. Por eso sus fans se sorprendieron cuando se separó discretamente de su equipo administrativo, TaP, en 2022. (En 2013, fue un amigo suyo el que la ayudó a ponerse en contacto con Ben Mawson, el CEO de TaP, cuando apenas era una mesera adolescente en Londres). Tras conocerse la noticia de que Lipa dejaba TaP, contrató a su padre como mánager, un giro inesperado en comparación a la forma usual en la que suelen producirse estos cambios en el pop.

“Siendo honesta, no puedo hablar mucho del tema”, comenta Lipa, aludiendo a la naturaleza del litigio en la situación. Dice que hubo un acuerdo que le permitió recomprar los derechos de publicación de su música, y un portavoz de TaP confirmó que la cantante los compró en 2023, un año después de la terminación de su relación laboral. Aun así, la experiencia reafirmó lo importante que es para ella el estar tan versada en el lado empresarial como en los aspectos creativos de su carrera. “La parte creativa es la forma en que me expreso, pero creo que también es importante entender que es mi nombre, es lo que represento, estas son las cosas que son importantes para mí, y cómo eso va de la mano con el arte hoy en día”.

Y aquí aprovecha para darles una advertencia a los artistas más jóvenes: “Presten mucha atención desde el principio, sobre todo en el aspecto comercial… No creo que haya suficiente gente que se los diga a los artistas jóvenes. Todo parece tan emocionante al principio, y por supuesto que lo es, pero es bueno tener un poco más de conocimiento y cuidarse”.

A menudo menciona el “conocimiento”. Entiende la forma en que el público general la ve a ella y a otras estrellas mujeres de pop, negándose a creer que son más que su aspecto o sus éxitos. “No sé si la gente realmente crea que me gusta leer libros, o que estas conversaciones son mías”, expone. Parece un poco resignada —e incluso frustrada— por lo limitante que puede ser esa percepción. “Creo que se trata más de lo que la gente quiere de sus estrellas de pop”, continúa. “No quieren que seas política. No quieren que seas inteligente. Y no es que intente demostrarlo, pero soy mucho más que lo que hago”.

La artista recuerda las experiencias de sus padres y cómo estas le han dado forma a su visión del mundo. “Mi existencia es, de cierto modo, política, por tan solo el hecho de haber vivido en Londres porque mis padres tuvieron que huir de una guerra”. Mientras me dice eso, no rompe el contacto visual y su tono es serio. “Me apena la gente que tiene que abandonar su hogar, por mi experiencia en Kosovo y mi comprensión de los estragos de la guerra. Nadie quiere abandonar su hogar, lo hacen para protegerse, para salvar a su familia, para cuidar de la gente que les rodea y ese tipo de cosas, para tener una vida mejor. Es algo que siento muy cercano a mí”.

A Dua Lipa le ha resultado difícil guardar silencio sobre muchos temas, especialmente los que parecen similares a lo vivido por sus padres durante la guerra. Por eso lleva mucho tiempo defendiendo abiertamente al pueblo palestino. Pero, en 2021, el New York Times publicó un anuncio del rabino Shmuley Boteach y la World Values Network que acusaba a Lipa y a las hermanas Hadid de antisemitismo por su apoyo a la liberación palestina. La cantante acudió a las redes sociales para condenar las acusaciones de la organización, así como al periódico por publicar el anuncio. Un año después, invitó al exdirector del Times, Dean Baquet, a su podcast y le preguntó directamente cómo el periódico podía publicar algo “tan perjudicial y potencialmente peligroso”.

“Hablar con un editor fue importante para mí porque sentí que me pusieron en peligro y en un lugar en el que mis valores fundamentales fueron completamente tergiversados, y eso me dolió mucho porque siento que cuando quiero hablar de algo, espero que la gente lo vea tal y como es, y que no hay una mala intención de por medio”, dice ahora.

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Hace poco firmó y apoyó una petición para un alto al fuego en el conflicto entre Israel y Hamás, que ha destrozado Gaza y desplazado a millones de personas. “Mi sentir hacia los desplazados es genuino, y es un tema difícil de tratar porque es muy polarizador”, afirma, y siento un cambio sombrío en el aire mientras ella ordena cuidadosamente las ideas en su cabeza. “Pero hay un mundo en el que puedes sentir todas las vidas que se están perdiendo. Y tengo que decirlo: no apruebo lo que está haciendo Hamás, independientemente de lo que dijera [ese anuncio en] el New York Times [en 2021]. Cada vida es muy valiosa”.

Continúa señalando lo importante que es que la gente se informe adecuadamente sobre la crisis, especialmente frente a un torrente de desinformación. “Me siento muy mal por cada vida israelí perdida y por lo que ocurrió el 7 de octubre”, expresa. “En este momento, lo importante son las vidas que se han perdido en Gaza y los civiles inocentes, todas las vidas que se están perdiendo. No hay suficientes líderes mundiales que adopten una postura y hablen de la crisis humanitaria que se está produciendo, del alto al fuego humanitario que tiene que darse”.

Como muchos, se siente impotente ante el conflicto. Su solución sigue siendo estar lo más informada posible y utilizar su plataforma para animar a sus seguidores a hacer lo mismo. “Probablemente sería más fácil ser apolítico”, reflexiona. “Creo que no hay ningún tipo de debate profundo sobre la guerra y la opresión. Es algo que hemos visto ocurrir una y otra vez. Y creo que, el mero hecho de postear sobre algo, siendo músico, no marca la diferencia lo suficiente; pero, con suerte, el mostrar solidaridad, que a veces es lo único que sientes que puedes hacer, sí sea importante”.

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“¿Fumas?”, me pregunta Lipa de pie en el balcón privado de su suite en el Chateau Marmont. Trae dos Parliament y se lamenta de que el hotel no disponga de sus habituales Marlboro Lights; en año nuevo, la cantante anunciará que dejará de fumar por completo. Se sienta con cuidado con el vestido de cuero de Jacquemus que se ha puesto para la noche (mucho más fácil de llevar que el vestido que usó para los Globos de Oro en enero; publicó un vídeo de sí misma luchando por sentarse en su vestido de Schiaparelli, ceñido y encorsetado, después de la ceremonia). Enciende una cerilla y los dos cigarrillos mientras contempla el mar de vallas publicitarias de Sunset Boulevard.

Le gusta ir al Chateau cuando está en Los Ángeles, por su ambiente espeluznante y la posibilidad de encontrarse con gente que conoce en el exclusivo restaurante lleno de famosos. “Si estas paredes hablaran, me pregunto qué carajos dirían”, pregunta antes de darle una calada a su cigarrillo.

Por encima del silencioso zumbido del tráfico, habla de las historias de fantasmas que ha oído sobre este lugar. “Al Bungalow 3 no entraría”, afirma en referencia al lugar donde murió John Belushi. Su curiosidad paranormal se reserva a los túneles secretos bajo la finca de Harry Houdini en Laurel Canyon de los que ha oído hablar. Pronto iremos allí para asistir al segundo de los tres eventos para fans que organiza por el lanzamiento de ‘Houdini’.

De vuelta en su suite, su equipo de belleza revisa los percheros de ropa de diseñador y organiza lo que puede. En dos días, viajará a Tokio para asistir a otro evento con fans y luego volverá a Los Ángeles para promocionar Barbie antes de la temporada de premios. En medio de todo eso, irá a Londres, luego a Nueva York un par de veces, e incluso hará un viaje de chicas a Copenhague. Terminará el año en la India con su familia en un breve descanso antes de volver a recorrer el mundo para seguir trabajando.

Aunque su carrera como cantante es la prioridad, se pregunta si habrá un futuro en el que su camino cambie, comparando el estrellato con “una rueda de hámster”. “Haces un álbum, lo promocionas, te vas de gira, y vuelves a hacer lo mismo. Y es increíble, pero creo que va a llegar un punto en el que quizá quiera tomarme un poco más de tiempo”, confiesa. “Tengo otras cosas que también puedo hacer y que realmente me interesan”.

Dua Lipa ha creado su propia productora, editora y gestora, Radical22, con la que está haciendo realidad los proyectos que le apasionan. Esto incluye un documental sobre su querido barrio londinense Camden, que está produciendo a la par con Disney+. La cantante está disfrutando del proceso de concertar entrevistas con artistas como Little Simz, que aparecerá en el documental, y otros nombres relacionados con la escena musical y artística de la zona.

Tras su cameo como Barbie Sirena en Barbie, interpretará a una espía en la comedia Argylle, de Matthew Vaughn, que se estrenará este año. “Fue muy divertido, pero supuso una curva de aprendizaje enorme”, admite. “Recuerdo que, cuando Matthew se me acercó para este papel, pensé que debería tomar clases de actuación”. Vaughn la convenció de que no lo hiciera, esperando que fuera ella misma ante la cámara. “Si estaba nerviosa, lo disimulaba muy bien”, comenta Vaughn, quien la buscó después de verla con un vestido brillante de flecos de Valentino en The Graham Norton Show. (“Parecía un adorno navideño con piernas y brazos”, dice. “Se veía increíble”).

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Hay otras cosas que quiere lograr: se ve algún día mudándose fuera del Reino Unido, quizá a Barcelona, Madrid, París o Ciudad de México. Ha estado aprendiendo español y francés, esperando dominarlos a sus 35 años, así como el italiano. “Quiero aprenderlos todos”, dice. “Me pongo muy celosa cuando la gente habla en francés, español o italiano, y pienso, ‘Joder, solo quiero responder’. Creo que los capto con bastante facilidad gracias al albanés, aunque es bastante diferente”.

También ha empezado a aprender a tocar la guitarra, y hace poco aprendió ‘Knockin’ on Heaven’s Door’. Quizá dentro de un par de años también se inscriba en una carrera universitaria. “Empecé a trabajar tan joven que siento que va a llegar un momento en el que tenga que afilar más mis cuchillos”, dice.

No tarda en dirigirse al Houdini Estate, donde los fans aprovechan la barra libre, los tacos gratis y la pista de baile. La cantante hace una gran entrada, descendiendo por una escalera de caracol y uniéndose al DJ detrás de la cabina. Baila y canta al ritmo de ‘Houdini’ y toma los celulares de los asistentes para hacerse unas cuantas selfies y videos.

Siempre va y viene con la rapidez prometida. Al final se sube a uno de los tres Escalade que transportan a su equipo por la ciudad, me da un abrazo de despedida a través de la ventana y se marcha hacia el Chateau y sus fantasmas, y hacia donde sea que la lleve la noche.


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