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La violencia de las bandas latinas se traslada a las cárceles: siguen traficando y enviando órdenes al exterior

Las reyertas entre los miembros de las bandas latinas en los centros penitenciarios se ha incrementado en los últimos tiempos

Uno de los detenidos de bandas latinas
Uno de los detenidos de bandas latinas

La presión de la Policía Nacional y la Guardia Civil ha provocado que muchos de los miembros de las bandas latinas ingresen en prisión. Una circunstancia que no frena la rivalidad entre estos grupos de pandilleros que protagonizan reyertas dentro de las cárceles. Una problemática que se ha incrementado en los últimos tiempos y que tiene en alerta a los funcionarios que se encargan de vigilar a los delincuentes encarcelados, que buscan, en muchos casos sin éxito, reinsertarse en la sociedad.

Los problemas de las bandas latinas se han trasladado a las prisiones, según los datos recabados en el cuarto Observatorio de Bandas Juveniles realizado por el Centro de Ayuda Cristiano. Este informe anual busca hacer una radiografía de la situación de estas organizaciones criminales en la Comunidad de Madrid con diversos testimonios.

Uno de los que llaman más la atención es el del presidente de la Asociación Profesionales de Funcionarios de Prisiones (APFP), Francisco Llamazares, uno de los cinco sindicatos de funcionarios de centros penitenciarios de España y que aglutina a 3.000 funcionarios. Sostiene que desde que un interno ingresa en prisión todos los funcionarios conocen perfectamente quién es y por qué ha sido encarcelado.

Llamazares relata como es el periplo desde que un pandillero ingresa en un módulo "primario", donde se alojan en celdas para dos personas. Cada módulo alberga a unos 125 reclusos de media. Los miembros de bandas al inicio no suelen estar separados en diferentes módulos, aunque claramente se les identifica que forman parte de un grupo compacto por los corrillos que acostumbran a hacer en el patio y quién es el líder.

El ingreso en la cárcel no deja de lado la jerarquía que existe en las bandas latinas. Se sigue traficando con drogas y se continúan dando instrucciones al exterior a través de teléfonos muy pequeños mediante códigos de SMS que no soportan WhatsApp y que se introducen en las prisiones fácilmente a través de los encuentros vis a vis.

Las bandas latinas en prisión

No obstante, la práctica totalidad de los pandilleros intenta "camuflarse", según el presidente de la APFP, para entrar en el tercer grado y obtener permisos. "La cárcel es la escuela del delito y la amplia mayoría de los pandilleros detenidos no tiene estudios ni trabajo, casi toda su vida la ha pasado en la calle, y la única solución para ellos es controlar su tiempo libre con trabajadores sociales y mediadores que eviten que cuando salgan de prisión vuelvan a ser violentos", añade.

"En la actualidad hay un repunte de la violencia en las cárceles", afirma uno de los representantes de los funcionarios de prisiones. "Hay más agresiones e intimidaciones que antes de la pandemia. Y cuando salen muchos de ellos se ve claramente que padecen algún problema mental y por supuesto siguen dependiendo de la droga", denuncia.

Un detenido en una operación contra las bandas latinas de la Policía Nacional
Un detenido en una operación contra las bandas latinas de la Policía Nacional

Otro de los problemas que denuncia el informe es la situación en la que quedan las víctimas de la violencia de las bandas latinas. Explican que en Valdemoro tres familias, dos de ellas españolas, han tenido que trasladar su residencia fuera de la Comunidad de Madrid precisamente por estar implicados algunos de sus miembros en bandas.

Protestas en los barrios

Un problema que preocupa y mucho a la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid. "Conocemos muchos casos de vecinos que se han marchado del barrio porque querían tranquilidad y seguridad para sus hijos", advierten desde esta plataforma.

Los vecinos no se han quedado parados ante el auge de las bandas latinas en los barrios. Han realizado de forma esporádica protestas y marchas. Y es que estas organizaciones criminales "se han convertido en un instrumento de integración social y estos jóvenes han hecho de la violencia su forma de vida". "Hay una trivialización y banalización de estas conductas", lamentan desde el observatorio.

Los casos de reinserción son, sin embargo, muy pocos, según el Centro de Ayuda Cristiano. Cuando algunos pandilleros deciden acudir a sus charlas de reorientación nada más salir de la prisión, al cabo de dos o tres meses desaparecen y desgraciadamente vuelven a reincorporarse activamente a sus bandas latinas.

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