Como una anciana de los años 70 confundida ante la eclosión de películas y revistas de destape. El presidente del Gobierno, el socialista Pedro Sánchez, ha mostrado en una entrevista su preocupación por el altísimo consumo de pornografía realizado por los jóvenes españoles y ha anunciado la elaboración de una ley para tratar de frenar la difusión de la pornografía entre menores de edad.
Sánchez ha declarado: «Los datos que manejamos son absolutamente espeluznantes: que uno de cada cuatro jóvenes menores de 12 años reconozca que ha consumido porno; que casi el 50% de los menores de 15 años reconozcan que han consumido o consumen porno y que en torno al 60% de los menores de 18 años digan que, de manera recurrente, consumen porno».
De esta realidad llaman la atención varios hechos. El primero, que esa demanda de pornografía corra a cargo de generaciones de adolescentes que no han sufrido la «represión sexual del franquismo y la Iglesia» contra la que clamaban el PSOE, el PCE y las feministas hace cincuenta años.
El segundo hecho sorprendente consiste en que a la izquierda política la pornografía le preocupe, cuando es una consecuencia de la «autodeterminación individual», la misma que le puede llevar a una persona a pedir la eutanasia o a someterse a operaciones de cambio de sexo.
El tercer hecho reside en el interés de esa izquierda por vincular el aumento de las violaciones, sobre todo las realizadas por grupos, con la pornografía. La explicación es que le permite ocultar datos de los violadores, como el origen o la religión, que refutan su discurso «buenista» y pro-inmigración.
Vincular pornografía y violaciones es tan exagerado como asociar militancia en el PSOE y visitas a los burdeles, aunque haya numerosos socialistas condenados por gastar dinero público en prostitución y droga.
En cambio, puede no ser inadecuado vincular el consumo de pornografía en Internet por parte de los mismos jóvenes que llevan años recibiendo contenidos eróticos en los colegios por orden del Ministerio y de las consejerías de Educación.
Aquí aportamos una lista incompleta de programas y guías para niños, que son de reparto obligatorio en los colegios gracias a las Administraciones.
–Asturias (26-3-2023): el Principado publica un polémico manual de ‘sexting’ para menores de 14 años.
–Cataluña: (7-2-2023): la Generalitat incorpora la educación afectivosexual para los niños de 0 a 6 años. «Deben tener la oportunidad de explorar los diferentes roles de género a través del juego y de su cotidianidad».
–Andalucía (9-11-2022): ocho centros educativos de la provincia de Córdoba acogerán un proyecto pionero para la implantación de una educación sexual integral, desde la Educación Infantil hasta sexto de Primaria y que impulsa el Ministerio de Igualdad.
–Cataluña (4-11-2022): el programa de sexualización infantil Coeduca’t implantado por la Generalidad catalana en 1.000 colegios, promueve la masturbación entre niños de 3 años, el consumo de pornografía entre niños de 8 años.
–Baleares (12-6-2022): los niños de 0 a 6 años serán educados para una sexualidad sana a partir del próximo curso.
–Madrid (23-6-2021): la Justicia obliga a Getafe a retirar las guías sexuales por posible violación de la libertad religiosa. En ellas se anima a las niñas a «encender su clítoris».
–Gobierno de Pedro Sánchez (29-9-2021): el Ministerio de Educación permite que en las escuelas infantiles se hable de sexualidad.
–Valencia (18-9-2019): ‘Sex-symbols’, la serie de dibujos de la televisión pública valenciana que quiere favorecer la educación sexual de los niños.
–Navarra (23-10-2018): las escuelas navarras impondrán juegos eróticos infantiles a niños de 0 a 6 años
¿Qué van a hacer unos jóvenes a los que desde la infancia se les inculca que el sexo es una conducta intrascendente y sujeta a su placer? Pues demandarlo a todas horas. Ocurre cuando se eliminan los tabúes y la trascendencia. Como escribió Nicolás Gómez Dávila: «Este siglo ha logrado convertir el sexo en práctica trivial y tema tedioso».
Así se explican el aumento de las enfermedades de transmisión sexual, la realización de vídeos pornográficos por estudiantes, las violaciones y hasta el lenguaje soez. Pero que no nos diga el Poder que no ha buscado la degradación de la sociedad española.
Si de verdad se quisiera reducir la sexualización de los jóvenes, los gobiernos tendrían que alejar a los sexólogos de los colegios. Pero para la izquierda su ideología es lo primero y ésta exige iniciar a los niños en el sexo para que no piensen en otras cosas. Lo subrayó Irene Montero cuando era ministra: «Todos los niños, niñas y niñes tienen derecho a saber que ningún adulto puede tocar su cuerpo si ellos no quieren; a saber que pueden tener relaciones sexuales con quien les dé la gana». Sólo no se enteró quien no quiso hacerlo.
