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Mobro 4000: La travesía de una montaña de basura

Los estadounidenses son campeones en una liga que nadie quisiera liderar: la generación de basura. La EPA —o la gente encargada de decirnos que estamos convirtiendo al país en un vertedero— señala que un yanqui promedio despacha cerca de 2 kg de desperdicios al día. Eso es, para que se hagan una idea, bastante más que el promedio mundial, que ronda los 0.7 kg. Si sumamos las cuentas al final del año, nos plantamos en unos 300 millones de toneladas de residuos. Ahí es nada.

Ante tal avalancha de desechos, los vertederos en la tierra del Tío Sam se multiplican más que los conejos, pero aún así no dan abasto. La solución ha sido, en ocasiones, exportar descartes a otros estados o, si se ponen internacionales, a otros países.

La basura de 1987

Hagamos un viaje en el tiempo a la primavera de 1987 -un viajecito corto y sin jet lag. Nos encontramos con el “Mobro 4000”, una barcaza de la que parecía que todo el mundo se  quería deshacer… igual que de la basura que llevaba encima, más de 3000 toneladas de la misma. El plan era llevarla a Morehead City en Carolina del Norte para transformar esa basurilla en metano. Un plan con buena pinta, pero que se torció más que una noria en un tornado. Resulta que Lowell Harrelson, el dueño del chiringuito flotante, se quedó corto en gestiones y la barcaza tuvo que cambiar de rumbo. Y aquí viene el “pero”, que siempre hay un “pero”: aunque los de Carolina del Norte no eran nuevos en esto de recibir los desperdicios de Nueva York, en esta ocasión les entraron todos los males.

El remolcador Break of Dawn y la barcaza de basura anclados en el puerto de Nueva York en 1987. George Argeroplos
La barcaza de basura anclada en el puerto de Nueva York en 1987. George Argeroplos

En el centro de esta operación estaba Salvatore Avellino, un reputado jefe de la mafia especializado en el negocio de recolección de basura de Long Island. Los funcionarios de Carolina del Norte eran conscientes de que las figuras del crimen organizado a veces intentaban contrabandear residuos peligrosos dentro de basura aparentemente ordinaria, lo que llevó a temores de que la barcaza pudiera estar transportando materiales tóxicos. La ansiedad aumentó cuando una fotografía de la barcaza reveló una cuña, alimentando rumores de que residuos médicos peligrosos podrían ser parte de la carga.

Estalló un clamor público, amplificado a través de los medios, mientras los ciudadanos preocupados observaban la barcaza costa afuera, cargada de residuos sólidos en descomposición. Se alertó a las autoridades, lo que provocó una investigación. En última instancia, se le negó la entrada al Mobro 4000. A medida que la barcaza navegaba por la costa en busca de un lugar alternativo de descarga, encontró una firme resistencia en cada giro: Luisiana, Alabama, Mississippi, Florida, Nueva Jersey, Las Bahamas, México y Belice se negaron a aceptarla. Después de vagar por el mar durante dos meses, la barcaza regresó a Nueva York, demorándose en el limbo durante tres meses adicionales mientras los funcionarios de Islip y el estado negociaban un acuerdo. La resolución implicó quemar la basura en Brooklyn, con la ceniza resultante enterrada en un vertedero del pueblo de Islip (Estado de Nueva York).

El incidente del Mobro 4000 atrajo una extensa atención mediática, convirtiéndose en un símbolo del enorme consumo y producción de residuos de Estados Unidos. El evento provocó un extendido discurso nacional sobre el tema de la eliminación de residuos, lo que llevó a cientos de comunidades a intensificar sus iniciativas de reciclaje. Si bien Long Island, en la actualidad, ha avanzado en la mejora de sus métodos para desechar o reciclar la basura, los desafíos actuales sugieren que pueden ser necesarias más medidas.

Miguel Ángel Ferreiro

Militar de carrera, autor de "La Segunda Columna" (Ed.Edaf), director de este proyecto e Historiador del Arte (UNED). Entre África y Europa, como el Mediterráneo.
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