Cuando en 1889 a Gustave Eiffel le dieron la Legión de Honor no dudó en mencionar el puente que había diseñado y construido sobre el río Tajo, a unos 30 kilómetros de Cáceres, como una de sus obras fundamentales. Se trataba de unos de los tramos más complicados para la línea de tren que unía Madrid con Lisboa y él lo acabó en 1881, ocho años antes de su conocidísima Torre Eiffel, convirtiéndolo en uno de sus mejores trabajos. Algo que no tardaron en ver en España, por lo que le otorgaron el título de Comandante de la Orden de Isabel la Católica, y tampoco en olvidar.

En 1932 decidieron demolerlo parcialmente. Su destrucción fue la decisión fácil de la compañía del ferrocarril de entonces que necesitaba que las vías aguantasen más peso y que optó por construir otro puente a menos de siete metros de este y dejar el del francés semidesnudo y olvidado.

Ahora que se cumplen, este 27 de diciembre, 100 años de la muerte del ingeniero civil que cambió el horizonte de París recordamos esta obra que aunque fue una de las muchas que realizó en nuestro país tiene una historia singular. Porque no sólo es suyo este viaducto, también fue el artífice de puentes en Galicia, en León, en Girona o en Almería durante finales de los 70 y principios de los 90.

El puente de Cáceres fue considerado por Cléry en 1911 "como uno de los once grandes del ingeniero"

Pero el caso de este puente que permitió cruzar el Tajo es distinto al de las demás por dos razones: fue la mejor obra que hizo en España y la única que no se conserva. Quizás por eso, llamó tanto la atención del profesor de la Universidad de Oviedo Pedro Plasencia Lozano. Cacereño de nacimiento había oído hablar de él como un rumor y decidió ponerse a investigar. Descubrió que en norte de Francia había un archivo con planos de Eiffel y se fue hasta allí para descubrir más sobre este puente fantasma.

Encontró bastantes dibujos donde se proyectaba y tirando del hilo siguió dando con archivos y artículos donde se mencionaba. Acabó publicando hace unos años sus conclusiones en un extenso artículo. Bajo el título El puente sobre el Tajo de Eiffel en España da algo de luz a esta infraestructura de Garrovillas de Alconétar que alega fue considerada por Cléry en 1911 "como uno de los once grandes puentes del ingeniero" y de la que lamenta su destrucción.

"La construcción del puente se inició a primeros de 1880. Las pilas y los estribos fueron construidas in situ, mientras que la parte metálica fue construida y montada conforme al sistema productivo usual de la casa Eiffel, que no sólo diseñaba estructuras sino que también producía y cortaba las piezas metálicas de las mismas en sus talleres", asegura en esta investigación.

Unos talleres de más de 20.000 metros cuadrados que Eiffel tenía a las afueras de París donde realizaba sus proyectos como si fueran figuras de Lego. Eran piezas que se montaban para dar forma a lo que habían puesto sobre plano con gran facilidad. De allí las llevaron hasta esta localidad de Cáceres usando el mismo método que se usaría años más tarde para su obra más famosa. "Este sistema de producción permitiría posteriormente erigir la torre Eiffel –7.300 toneladas de material, 18.038 piezas– en apenas 2 años", asegura Plasencia.

También explica que sólo se mantuvo en pie apenas 50 años por un documento que se aprobó en 1925 que contenía nuevas exigencias para los puentes ferroviarios en España a causa del aumento del peso de los trenes. Al parecer, tenían dos opciones: lo podían mantener en pie reemplazando su parte metálica o podían destruirlo y construir uno nuevo. Optaron por la segunda. "Se decidió erigir un puente nuevo de hormigón en masa y mampostería a partir de un proyecto de Fernando del Pino, ingeniero de la compañía nacional de los ferrocarriles del oeste de España, que en ese momento explotaba la línea", explicó el profesor en una entrevista al periódico Hoy de Extremadura donde aseguraba que lo justificó señalando al presupuesto ya que esta nueva estructura iba a ser más económica que cambiar la metálica concebida por Eiffel.

"El lamento se convierte en incomprensión, pues se trataba de eliminar una obra de un ingeniero ya célebre a nivel mundial, cuya torre parisina había sido ya indultada"

"Pero no detallaba cifras de las otras opciones. En el texto se obvia el interés patrimonial del viaducto", asegura. Y además, detalla que se tomó esa decisión porque las pilas podrían obstaculizar el paso del agua. "Se pensaba que la adición de un nuevo conjunto de pilas en un espacio físico cercano al conjunto del puente antiguo podía dificultar el desagüe del río", explica pero añade que "nunca llegaron a demolerse, tal y como atestiguan distintas fotografías posteriores . Quizá se decidiera eliminar la parte metálica porque se le podía sacar un beneficio económico vendiéndola como chatarra, y la cuestión hidráulica de la acumulación de pilas resultara una excusa para lograr tal fin". Unas pilas que tras la crecido del agua por la creación de la presa de Alcántara acabaron desapareciendo, igual que el puente nuevo que habían creado en su lugar.

A día de hoy, aquella decisión se concibe impensable ya que en el momento en que deciden destruir gran parte del puente, ahora solo quedan los pilares, Gustave Eiffel ya había cambiado París. Cómo asegura Plasencia en las conclusiones de su estudio: "El lamento se convierte en incomprensión, pues se trataba de eliminar una obra de un ingeniero ya célebre a nivel mundial, cuya torre parisina había sido ya indultada. El puente del Tajo, además, era relevante fuera de las fronteras españolas tal y como atestiguan los textos franceses de 1910-1920. Hoy día, en fin, se tiende a identificar cualquier estructura roblonada con una obra eiffeliana, a fin de añadir a la misma una pátina distintiva y un incontestable valor patrimonial . Pues bien, hace 80 años se decidió demoler un auténtico puente Eiffel sin problema alguno".

El ba uno de los once grandes puentes del ingeni