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Indy y Falcon, los últimos fichajes de Almeida: un halcón y dos águilas protegerán a la Puerta de Alcalá de las palomas

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GRAN MADRID presenta en exclusiva el plan de choque municipal para evitar que los excrementos puedan volver a deteriorar el monumento

Indy alza la vista desde uno de los áticos junto a la Plaza de la Independencia. Ante sus oscuros ojos, casi tan afilados como su pico, el verde horizonte de El Retiro y la Puerta de Alcalá, que ayer, a primera hora de la mañana, era despojada del último tramo de la lona que le ha cubierto durante 16 meses. Para velar por la salud del icónico monumento, recién salido del quirófano, Indy planea sobre ese emblemático rincón de la capital. Su sombra, igual que la de Falcon, otro compañero, genera terror.

Indy es un halcón peregrino macho que nació en el Instituto zoológico Deiroleucus, tiene cuatro años y apenas supera los 500 gramos. Falcon es una de las dos águilas Harris -macho y hembra-, una de ellas de la subespecie Peruano. Ambas rondan los 600 gramos y proceden de Toledo. Las tres aves forman parte de un plan de choque experimental del Ayuntamiento para combatir el deterioro de la Puerta de Alcalá. «Si resulta este plan, nos ha tocado la lotería», suspira en conversación con GRAN MADRID Gema Sanz Calvo, Jefa de Unidad de Intervención en Monumentos. Porque algunas de las patologías que sufría la Puerta de Alcalá tenían como germen a unas inquilinas no deseadas: las palomas. De ahí que desde la Dirección General de Patrimonio Cultural del Área de Cultura, Turismo y Deporte, que encabeza Marta Rivera de la Cruz, se hayan encomendado a Indy y Falcon.

«La afección biológica más acusada de la puerta es la ocasionada por la colonización de aves, principalmente palomas, que generan alteraciones estéticas y daños químicos como la formación de fosfatos, acidificación y corrosión del soporte pétreo», detalla Gema, al tiempo que señala con su dedo índice una de las columnas donde reposa, ajena a lo que se cuece a su alrededor, una paloma. «Sus deyecciones contienen amoniaco, ácido úrico, fosfórico, oxálico y sales, elementos muy agresivos con la piedra. Los excrementos se convierten en sustrato y fuente de nutrientes para otros organismos como bacterias y hongos, lo que hace que se convierta en lugar de crecimiento de líquenes y musgos», abunda en su análisis.

Indy, el halcón, junto a la Puerta de Alcalá.
Indy, el halcón, junto a la Puerta de Alcalá.JAVIER BARBANCHOMUNDO

Un impacto negativo que afecta mucho más al granito, y algo menos a la piedra caliza, material del que están confeccionados los 11 grupos escultóricos que iluminan uno de los principales símbolos de Madrid. Incluso era nocivo para el plomo que recubría el tejado, lleno de excrementos y anidación. Cuentan que entre el escudo y la corona principal, encontraban un enclave privilegiado para asentar su hogar. Y, también, que por estos motivos, llegaron a plantear la posibilidad de colocar un sistema de impulsos electromagnéticos para disuadir a estas incómodas aves. Resultó imposible porque alteraba la naturaleza del monumento.

"Tienen que estar en forma como atletas"

Por eso Indy y Falcon estarán durante varios meses trabajando en Madrid. «El objetivo es marcar un territorio con vuelos disuasorios. Se trata de evitar que las palomas vuelvan a sentirse cómodas en la Puerta de Alcalá. En ningún caso se dañan a otras especies», argumenta David Gil, responsable de Marbella Falcons, empresa dedicada al control de aves con halcones y águilas, que ha trabajado en el campo del Rayo Vallecano. Un vínculo con un contrato menor (entre 20.000 y 40.000 euros) del Consistorio, que ha contado con la autorización de la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad y la asesoría del Ministerio de Cultura, a través de un biólogo del Instituto del Patrimonio Cultural de España, del Ministerio de Cultura. Un método natural que se emplea en aeropuertos o incluso en el Hipódromo.

El cetrero reclama al ave junto a la Puerta de Alcalá.
El cetrero reclama al ave junto a la Puerta de Alcalá.JAVIER BARBANCHOMUNDO

«Indy busca ponerse de cara al viento y analiza su entorno», apunta David, antes de quitar la capucha al halcón. En los próximos tres o cuatro meses, los tres pájaros, que llevan un emisor GPS para estar localizados, surcarán ese pedazo de cielo. Lo harán cinco días a la semana (de lunes a viernes), varias veces al día, en vuelos de 10 a 15 minutos. Siempre, claro está, que la lluvia no asome: «Si llueve, sus plumas pesan mucho más y ellos vuelan menos». Y también advierte: «En la ciudad les resulta más difícil trabajar porque hay mucha gente y pueden desviar la mirada».

Los tres ejemplares, claro está, necesitan tener el estómago lleno, pero no demasiado... «El peso es muy importante, tienen que estar en forma como los atletas», abunda el cetrero. La dieta está basada en carne tratada que llega congelada, en una cantidad de entre 60 y 100 gramos al día, dependiendo del pájaro.

«Queremos crearles temor a las palomas y evitar que vuelva a ser un área de descanso para ellas», completan desde el Ayuntamiento, que ha colocado redes grises en algunos puntos para evitar la puesta de huevos. La salud de la Puerta del Sol está ahora en manos de Indy, Falcon y compañía.