Los ladrones de coles de Madrid 'curraban' los sábados: así robaban las 'tablets' de los chavales

Un grupo de ladrones accedió a un colegio público de Paracuellos del Jarama el fin de semana del 25 de noviembre. El plan les salió justo como esperaban. Consiguieron sustraer ordenadores y tablets que los chavales utilizaban para dar clase y hacer los deberes. Y lo hicieron de la misma forma que llevaban perfeccionando desde el mes de septiembre: con perfil bajo, planeando bien los movimientos y cambiando de coche todas las semanas para no dejar rastro. En total se les vincula con once asaltos a centros escolares de la Comunidad de Madrid.

Sus operaciones se fraguaban durante los fines de semana. Los cacos empezaban a trazar sus planes la tarde del viernes. Al caer el sol, después de que los alumnos hubieran abandonado las clases, comenzaban a tantear el terreno. Al frente estaba el cabecilla, de 38 años, encargado de orquestar la operación y organizar a sus dos compinches menores que él, de 31 años. Lo primero que debían de localizar para no pillarse las manos era la caja del sistema eléctrico, ubicada normalmente fuera del complejo escolar. Una vez encontrada, el siguiente paso sería retirar los fusibles. ¿El resultado? Saltaban las alarmas del colegio. Una pista en falso para los agentes de seguridad.

Fuentes internas de la investigación señalan a El Confidencial que, cuando esto ocurría, una patrulla se acercaba al lugar de los hechos. Los agentes abandonaban el entorno cuando se daban cuenta de que no se había producido ningún altercado. No había indicios para pensar que, al día siguiente, se produciría el golpe tecnológico. Los mismos cacos que los viernes retiraban los fusibles y desactivaban la alarma, se llevaban décimas de objetos informáticos los sábados. En algunos centros, según la Guardia Civil, captaron hasta 80 dispositivos. Se trata de un modus operandi novedoso del que los agentes no tenían constancia.

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A. Farnós

¿Qué hacían con ello? Un locutorio de Parla era el lugar de destino de los artefactos. Lo regentaba un hombre que también fue arrestado junto a los ejecutores de los robos, pero puesto en libertad horas después por no ser autor material. Por el momento, hay una línea de investigación abierta para determinar hacia dónde se dirigían las tablets una vez llegaban a la base de operaciones de Parla.

Dos de los tres ladrones tenían antecedentes previos. Uno de ellos es el famoso cabecilla de origen chileno. Llevaba en España, mínimo, dos años. Y ya le había dado tiempo a tener alguna cuenta pendiente con los agentes de seguridad, además de los delitos cometidos en su país de origen. Esta última información se consiguió gracias a la colaboración de la Interpol de Santiago de Chile. Las autoridades andinas le tenían fichado y pudieron acreditar sus datos personales.

La Guardia Civil empezó a tener constancia de estos casos a principios de 2023, pero fue en el mes de septiembre cuando se multiplicaron con la entrada del nuevo curso. La primera denuncia llegó desde un colegio de Navalcarnero y, de ahí, empezaron a recibir una oleada de avisos que saltó las alarmas policiales. Villalbilla, Paracuellos del Jarama, Fresnedilla de la Oliva y Villaverde (en la capital) eran algunos de los municipios donde metieron mano. Por el momento, se han podido contabilizar hasta 11 hechos delictivos, aunque la cifra podría ascender hasta 30. En total, la Guardia Civil consiguió recuperar unos 350 objetos electrónicos.

La detención de los ladrones de los coles se llevó a cabo el pasado lunes. Los agentes irrumpieron en la vivienda en la que residían los tres en el barrio de Abrantes. Se les pilló desprevenidos y no opusieron resistencia. El gerente del locutorio de Parla sí quedó en libertad, mientras que los cacos ingresaron en prisión después de pasar por disposición judicial.

Uno de los handicaps que provocan este tipo de delitos es la importancia de estos materiales en la escuela. Si bien el valor económico es importante, hay que tener en cuenta que se han convertido en un elemento indispensable en los colegios. Cuando se producen estos robos, los centros deben notificar a la Consejería de Educación del suceso para que puedan empezar a tramitar el reemplazo.