Historia

Cuando hubo que ejecutar por nazi al capitán de la selección francesa de fútbol

Es noticia
Alexandre Villaplane
Alexandre Villaplane

No son pocos los futbolistas que, por sus orígenes de clase trabajadora, han tenido hambre de algo más que gol a lo largo de su carrera. Muchos de ellos, al entrar en contacto con la riqueza, han podido perder la cabeza, echar a perder su carrera y convertirse en personajes turbios una vez alejados del fútbol. Hay muchas maldiciones y muertes de éxito alrededor del balón. Pero pocas tienen la magnitud de la peripecia vital de Alexandre Villaplane. El fútbol le hizo corromperse y acabó metido hasta el tuétano en lo más repugnante de los colaboracionistas franceses, participó en torturas y masacres, hasta que los Aliados lo fusilaron en 1944.

Natural de Constantina, Argelia, y nacido graciosamente en la Nochebuena de 1904, Villaplane pasó 16 años en la entonces colonia francesa antes de que su familia se rompiera y a él lo enviaran a vivir con su tío en Cette, actualmente Sète –la Venecia de Languedoc-. Como tantos otros desarraigados, Villaplane logró socializar en su nuevo destino jugando al fútbol. En África, ya había destacado en el Gallia Sport de Argel. No tardó en ser descubierto por el entrenador-jugador escocés Victor Gibson.

Gibson había jugado en el Espanyol en la temporada 11-12 y entró en la historia como primer entrenador de la selección catalana, que se enfrentó en París a un combinado de jugadores franceses el 20 de febrero de 1912. Después pasó a Francia como técnico, donde llegó a entrenar al Olympique de Marsella, entre otros, como el FC Cette. Allí fue donde se fijó en ese hijo de inmigrantes, un centrocampista luchador con gran llegada y que iba muy bien de cabeza.

El fichaje tuvo un rendimiento excelente, tanto que lo fichó inmediatamente el máximo rival del Cette, el Nimes. Tenía 22 años y, como la liga todavía no era profesional y estaba prohibido pagar a los jugadores, le dieron un trabajo ficticio muy bien remunerado.

El reconocimiento le llegó en la mili. Se enfrentó, en la selección militar nacional, a un grupo de soldados belgas en el estadio de La Gantoise, luego pasaron a Inglaterra, en Londres, y el 11 de abril de 1926 debutó con la selección nacional ante Bélgica, a la que ganaron 4-3. Después cayeron Portugal y más adelante, Suiza. Se había convertido así en el talismán de y una superestrella nacional.

En 1929, fichó por el Racing Club de France o Racing de París, que ese año jugaría contra el Cette, precisamente, la primera final de Copa de su historia.  Los capitalinos salieron derrotados por un contundente 3-1, pero la temporada continuaba para Villaplane. Ese verano, en julio, era él quien lucía el brazalete de capitán en el Mundial de Uruguay de 1930, el primero de la historia, en el partido inaugural ante México que vendieron Les bleus por 4-1.

Fue el primer jugador nacido en África que llega a capitán de la selección francesa y suyo fue el pase del primer gol de Francia en los mundiales. Sin embargo, los galos perdieron los dos siguientes partidos, ante Argentina y Chile, tal vez pesó el viaje de tres semanas en barco que tuvieron que hacer para llegar a Montevideo.

Villaplane cabecea en un Francia - Hungría.
Villaplane cabecea en un Francia – Hungría.

A su regreso, Villaplane se convirtió en una celebrity del fútbol en el peor sentido. Se mezcló con la bohemia parisina, pero la casposa. Era un habitual de los casinos, hipódromos y burdeles. La profesionalización del fútbol francés, que llegó un año después, le permitió cobrar legalmente, así que ya nada le impedía vivir a todo trapo y hacer ostentación de su riqueza.

En 1932, volvió al sur. Fichó por el Football Club d’Antibes, radicado en la bella localidad que lleva su nombre, justo al lado de la frontera italiana, entre Cannes y Niza. La primera liga profesional francesa se partió en dos, una división norte y una división sur. De nuevo, el primer pase de gol de la historia del fútbol profesional francés lo dio él, una asistencia al austriaco Johann Klima para que batiera al Red Star FC. El Antibes de Villaplane ganó el torneo sureño, pero fue acusado de sobornos a los árbitros y no pudo disputar la final.

Villaplane, señalado por el escándalo, tuvo que abandonar el club y se incorporó al Niza. Aquí, como en cualquier estereotipo de futbolista derrochador y polémico, empezó a engordar, a llegar tarde a los entrenamientos y a mostrar un nivel que dejaba mucho que desear. El Niza acabó bajando a Segunda ese mismo año y nuestro protagonista, también. Solo mostró interés en él el Hispano-Bastidienne, donde estaba su descubridor, Victor Gibson.

El Hispano, como su propio nombre indica, era un club de origen español, fruto de la fusión del Bastidienne de Burdeos y el Club Deportivo Espagnol, formado por emigrantes españoles, cuya camiseta era tricolor, roja, amarilla y morada, como los de la República Española. En 1934, la federación les había obligado a fusionarse.

La dupla con Gibson funcionó de pena. Por esas fechas, Villaplane ya directamente ni aparecía por los entrenamientos y fue despedido a mitad de temporada. En 1935 jugó su último partido oficial de fútbol y se volvió a París, donde se mezcló con las malas compañías que había conocido años atrás para dedicarse, sin miramientos, a la actividad criminal. Entró en prisión ese mismo año por amañar carreras de caballos.

En junio de 1940, las tropas del III Reich ocuparon Francia con facilidad e impusieron un nuevo orden, aunque a él estos avatares históricos le pillan en la cárcel por vender bienes robados en el mercado negro. Cuando sale, los cambios, lejos de afectarle, le animaron a sacar provecho de ellos. Dirigió sus esfuerzos a extorsionar a las comunidades negra y judía, vende el oro que les roba y, por este motivo, da otra vez con sus huesos en la cárcel una vez más.

Alexandre Villaplane

En prisión, aplicó la misma mentalidad que a su llegada a París. Como un buen emprendedor, siguió creciendo convirtiendo la adversidad en viento de cola. Se enroló en la Gestapo francesa, los Carlingue, una organización que se dedicaba a la lucha irregular, si es que existía un marco regulatorio, contra la Resistencia.

Le reclutaron Pierre Bonny, un policía corrupto que había destacado antes de la llegada de los nazis en misiones irregulares o poco ortodoxas y que, bajo las órdenes de Berlín, siguió haciendo lo mismo, y su otro jefe fue Henri Lafont, un delincuente de largo recorrido reclutado por la Abwehr, servicio secreto nazi, para apropiarse de bienes y riquezas francesas.

La banda Bonny-Lafont fue famosa por limar los dientes a sus prisioneros, arrancarles las uñas y quemarles con sopletes. No estaban en campos de concentración, pero aún así reunieron un importante botín en dientes de oro. Estaban bajo las órdenes directas de la Gestapo hasta que, en 1942, trabajaron para el Devisenschutzkommando (DSK) (Destacamento para la seguridad monetaria) que detectaba a ricos y aristócratas que ocultaban dinero en Suiza y se lo confisca cobrándose una comisión del 20%.

Ficha policial de Alexandre Villaplane

Fue una etapa breve, pero los integrantes del grupo vivieron a lo grande. Simulando redadas policiales, saqueaban las mansiones más lujosas de París. Vivían la noche a tope, codo con codo con los oficiales nazis, saliendo de cabarets y discotecas. En 1944, crearon la Legión Norteafricana, compuesta por hombres de dicha procedencia, que combatió directamente a la Resistencia, en colaboración con la Hilfspolizei, cometiendo masacres de decenas de muertos a su paso.

En una de ellas, destacó el antiguo capitán de la selección francesa, Alexandre Vilaplane, cuando mandó fusilar a George Dumas, elegido a la postre Justo entre las Naciones, como represalia por el asesinato de tres oficiales alemanes en Brantôme.

En el libro Tu trahiras sans vergogne (Traicionarás descaradasmente) de Phillippe Aziz se relatan algunas de las hazañas del futbolista como mercenario:

«Un testigo nos contó cómo vio con sus propios ojos cómo estos mercenarios tomaban joyas de los cuerpos todavía temblorosos y ensangrentados de sus víctimas. Villaplane estaba en medio de todo esto, tranquilo y sonriente. Alegre, casi revitalizado»

«Alex la levanta brutalmente, la empuja hacia una finca vecina, golpeándola con la culata de su rifle en el camino, y allí la obliga a presenciar una escena espantosa: hombres del BNA torturan a dos campesinos frente a ella. Álex se ríe. Luego ordena a Geneviève Léonard [la madre] que le dé 200.000 francos».

En el 44, la Legión Norteafricana se fusionó con la pintoresca Legión India Libre –formada por prisioneros indios capturados a los británicos- de las Waffen-SS. Fueron combatiendo en retirada hasta Alemania, donde trataron de entrar en Suiza en desbandada, pero fueron atrapados por fuerzas estadounidenses. Pero antes de que esto sucediera, Villaplane seguía matando.

El 11 de junio de 1944, cuando la resistencia destruyó un tren blindado en Mussidan, los hombres del exfutbolista llegaron al lugar junto a la 11ª División Panzer para llevar a cabo las represalias por lo ocurrido. El pelotón de Villaplane saqueó el pueblo y detuvo a 350 personas mayores de 16 años. Al día siguiente, fusiló a 53 personas, y 115 más fueron deportados. Fue la décima mayor masacre en suelo francés durante la II Guerra Mundial.

El tribunal lee la sentencia a la pena capital el 11 de diciembre 1944. A la izquierda, en primer plano, Henri Lafont. A la derecha, Pierre Bonny. Detrás, Alexandre Villaplane se lleva las manos a la cabeza. tras ser acusado de nazi.
El tribunal lee la sentencia a la pena capital el 11 de diciembre 1944. A la izquierda, en primer plano, Henri Lafont. A la derecha, Pierre Bonny. Detrás, Alexandre Villaplane se lleva las manos a la cabeza.

Cuando los alemanes se retiraba definitivamente de Francia, el futbolista intentó hacer méritos para salvar su vida liberando presos por su cuenta, diciendo que tenía que vestir un uniforme de las SS para salvar su vida, pero no funcionó. Quizá no ayudó que a muchos de los que liberó les exigió un pago en  metálico. Ya había criado mucha fama. Fue detenido finalmente por los aliados y ejecutado junto a sus dos jefes, Bonny y Lafont el 26 de diciembre de 1944.

Las palabras de Lafont frente al pelotón igual las hubiera firmado Villaplane, dijo: «No me arrepiento de nada, he vivido cuatro años rodeado de orquídeas, dalias y Bentleys, ha merecido la pena, he vivido diez veces más rápido, eso es todo». Villaplane había cumplido años tres días antes. Tenía el rango de teniente de las SS.

3 Comentarios

  1. En la ficha policial pone Villaplana, en español. ¿Se sabe porqué?

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*