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La Comisión Europea avisa oficialmente de que estudiará si la amnistía es legal: "Con detenimiento, independencia y objetividad"

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Manfred Weber, líder del PP Europeo: "Sánchez pasará a la historia como aquel que violó el estado de Derecho"

El comisario europeo de Justicia, Didier Reynders
El comisario europeo de Justicia, Didier ReyndersMathieu Cugnot

La Eurocámara ha celebrado este miércoles uno de los debates con acento español que más expectación ha despertado en la en los últimos tiempos: la discusión sobre el proyecto de Ley de Amnistía y su impacto en el Estado de Derecho. Los eurodiputados se enzarzaron en un rifirrafe nacional ante un Hemiciclo con poca participación. El cruce de acusaciones entre el centro-derecha y el centro-izquierda incluyó las referencias a históricos como José María Aznar, Felipe González o el propio Antonio Machado. Mientras que la Comisión se mantiene cauta, pero vigilante.

El Pleno de Estrasburgo debatió el miércoles el controvertido proyecto de ley español. Una discusión no vinculante y sin resolución. Pero que entraña un gran calado simbólico y que tiene un objetivo marcado: poner los ojos de Europa sobre el Estado de Derecho en España. Los ánimos estaban caldeados y la vicepresidenta ya pedía a los eurodiputados antes de arrancar que preservasen la "dignidad" y la "reputación" de la cámara.

El foco se cernía sobre las palabras de la Comisión Europea, que tal y como se esperaba, mantuvo un tono de cautela. Didyer Reynders, comisario de Justicia, que había deslizado preocupación cuando se cocinaba el acuerdo de investidura entre PSOE y Junts, no podía hacer mucho más que ser prudente. Los expertos jurídicos están analizando el proyecto de ley, que ha comenzado esta semana su andadura en el Congreso de los Diputados.

Puigdemont atiende al debate por la amnistía en el Parlamento EuropeoEL MUNDO (Vídeo)

Árbitro neutral

Bruselas no emitirá el dictamen hasta el aprobado final en el Parlamento español. Y, entretanto, como árbitro neutral y velador de los Tratados, no puede pronunciarse. En esta evaluación, la Comisión está llamada a discernir si la legislación española es compatible con el acervo comunitario. En concreto, con el artículo 2 de la UE sobre la separación de poderes y Estado de Derecho y con la lucha contra el terrorismo, la corrupción y el respeto de los intereses financieros de la Unión.

El belga reconoció que está recibiendo muchas preguntas parlamentarias y quejas "de ciudadanos de muchas partes". Por ello, aseguró que Bruselas estudiará el texto con "detenimiento, independencia y objetividad". Y, ante el revuelo desatado y midiendo cada palabra, recordó las líneas que en la capital comunitaria defienden desde el inicio de la crisis del procés: que la cuestión de Cataluña es una cuestión interna de España, unas palabras que celebran en La Moncloa. Fuentes del PSOE afirman que "el PP ha fracasado en su intento de que la Comisión Europea se posicione en contra" de la amnistía.

Además, Reynders aprovechó su intervención para recordar a España sus grandes asignaturas pendientes en términos de funcionamiento judicial. Y aquí destaca por encima de todo el bloqueo del Consejo General del Poder Judicial. "Sigue sin renovarse y no se han tomado medidas para mejorar el proceso de nombramiento de los jueces", afirmó aludiendo al último informe sobre el Estado de Derecho. En estas recomendaciones, Bruselas detecta grietas en torno a la independencia del fiscal general del Estado, una pasarela entre jueces y cargos públicos y políticos y corrupción en las altas esferas. El comisario belga ha advertido que los acontecimientos actuales serán tenidos en cuenta para el informe siguiente, que cada año pone la lupa sobre el estado de forma de los principios fundamentales en los Veintisiete.

Los ojos también estaban puestos sobre los socialdemócratas europeos. El PP y Ciudadanos habían pedido al resto de eurodiputados progresistas "alzar la voz" para "defender los valores fundamentales de la UE". "No frivolicen con este tema porque ya sabemos cómo acaba, y usen su influencia. Tienen hoy la oportunidad de seguir defendiendo el Estado de derecho junto a nosotros como en Hungría o Polonia", les apeló Adrián Vázquez, jefe de la delegación de Ciudadanos en la Cámara. Y aquí todos jugaron sus cartas. Los socialdemócratas dejaron hueco para intervenciones de colegas extranjeros como el alemán René Repasi o el portugués Pedro Marques para que hicieran de escudo a esas peticiones.

Gresca entre las grandes fuerzas

Durante el intenso debate plenario, Manfred Weber, líder del Partido Popular Europeo, y su homóloga socialdemócrata, Iratxe García Pérez, elevaron al atril su pulso político. La relación entre el bávaro, que se ha abanderado una férrea oposición al Gobierno español en Bruselas, y la española, fiel desde el inicio a Pedro Sánchez, no puede ser peor.

Weber recordó que el Consejo General del Poder Judicial ha expresado su preocupación "por el deterioro e incluso abolición del Estado de Derecho en España". Citó al ex presidente Felipe González, que en numerosas ocasiones ha definido la amnistía como inconstitucional. Y recordó las palabras de Sánchez cuando él mismo se oponía a esta medida alegando no ser compatible con la Carta Magna.

"Señores del PP no hay mayor ataque al Estado de Derecho que su alianza con la extrema derecha. Siempre que ustedes bendicen a la extrema derecha para gobernar atacan al poder judicial, a la prensa, a las mujeres, al colectivo LGTBi. Su abrazo a la extrema derecha representa un abrazo a un proyecto de involución. Su mimetismo con la extrema derecha los está devorando", interpeló García-Pérez.

La polarización, la tensión y la emoción de las calles españolas se trasladó por unas horas a la ciudad gala. "Europa, escucha esto que dijo Pedro Sánchez: traerá de vuelta a Puigdemont a España para que sea juzgado. Solo su falta de escrúpulos y su oportunismo político son mayores que sus engaños. Escucha, Europa el latido de nuestras leyes, nuestra Constitución y nuestro Estado de Derecho, que asiste al deterioro de nuestra democracia", esbozó Dolors Monsterrat, cabeza de los populares españoles. La función siguió el guion establecido: el centro-derecha buscó europeizar la amnistía, la izquierda invocó el fantasma de la extrema derecha y un ausente Carles Puigdemont calificó el debate de "circo".