En las protestas de ayer contra la amnistía, un neonazi logró irrumpir en la sede del PSOE en la calle Ferraz de Madrid y, pasados apenas unos segundos, se volvió gay, socialdemócrata y colaborador habitual del diario El País. Esta misma mañana se ha estrenado como columnista con un artículo titulado “Sánchez demuestra liderazgo y marca el camino a seguir”, que es ya uno de los más leídos en la web del periódico.
En menos de doce horas, este exneonazi ha formalizado una relación sentimental con un hombre y ha abrazado los valores de la socialdemocracia, de la cual ahora es un firme y convencido defensor. “Fue entrar en la sede del PSOE y ver un póster de Pedro Sánchez y le cambió la cara”, explican los trabajadores de Ferraz. “Sólo estuvo cinco minutos, llega a estar más y acaba de vicepresidente”, añaden.
Lo vivido por este neonazi es un fenómeno parecido al que experimentó Felipe González cuando pisó Génova para un encuentro informal. Por aquel entonces, el expresidente del Gobierno entró con una cazadora y vaqueros y salió con traje y corbata por una puerta giratoria.
Viendo lo sucedido con este hombre, ahora a los independentistas catalanes les preocupa que Carles Puigdemont se haga nacionalista español al acudir al Congreso de los Diputados para firmar la investidura.