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El grito desesperado de la madre de una joven con síndrome de Munchausen desaparecida: "Es un peligro y nadie nos ayuda"

Su hija se fugó el 26 de octubre del centro psiquiátrico en el que estaba ingresada por orden judicial, tras ser incapacitada en el mes de julio.

Su hija se fugó el 26 de octubre del centro psiquiátrico en el que estaba ingresada por orden judicial, tras ser incapacitada en el mes de julio.
La joven se fugó el 26 de octubre de un centro psiquiátrico abulense. | SOS DESAPARECIDOS

Lorena de Rafael Cintas, de 28 años, aprovechó un permiso para pasear que le concedieron el 26 de octubre en el centro psiquiátrico de Arévalo (Ávila) en el que estaba ingresada -por orden judicial- para fugarse. "Está muy enferma" pero también "es muy inteligente" y "va aprendiendo de todo lo que le pasa", nos explica su madre -Inés-. No es la primera vez que lo hace, ni siquiera la más grave.

"El pasado verano se escapó del Hospital General de Valencia con una traqueotomía abierta y era un ingreso judicial involuntario. Dijo que se iba a tomar el aire y se fue", relata para Libertad Digital. En aquella ocasión no tardaron mucho en encontrarla, apenas 48 horas. "Estaba en unas condiciones físicas muy malas y tuvo que buscar asistencia hospitalaria. Nada más entrar, nos avisaron".

La familia de Lorena ha vivido un auténtico calvario desde que ella empezó a tener problemas de salud, a los 14 años de edad. Hasta dos años más tarde no descubrieron lo que realmente pasaba: se inventaba sus enfermedades. Las cifras hablan por sí solas. A sus espaldas, tiene "400 ingresos hospitalarios y cerca de 300 intubaciones".

"Comenzó fingiendo crisis epilépticas que fue perfeccionando hasta conseguir que la metieran en la UCI", asegura su madre. Lorena tiene diagnosticado -entre otras cosas- un trastorno facticio impuesto sobre ella misma y sobre otros, lo que se conoce como síndromes de Munchausen y de Pole -o Munchausen por poderes-, caracterizados por fingir o provocar dolencias a sí mimos y a las personas que se están bajo su cuidado respectivamente. "Es un peligro, para ella y para los demás".

Tanto es así que a la joven le han sido retiradas las custodias de sus cuatro hijos, de los que se ha hecho cargo la familia materna. Hasta ahí ha llegado el trabajo que han hecho los servicios sociales y demás organismos a los que la familia de Lorena ha pedido ayuda, por toda la geografía española. Ya que, cuando su hija se siente acorralada en una comunidad, "se marcha a otra y vuelta a empezar".

Sin duda, lo que más llama la atención en este caso es el total abandono por parte de las distintas instituciones a las que Inés ha recurrido sin éxito. "Ya he perdido la cuenta. No sé los psiquiatras con los que habré hablado, hemos pedido ayuda al Defensor del Pueblo, a la Fiscalía y a todo el que se nos ha ocurrido, y pasando todo por registro para que quede constancia. Pero nada", exclama. "Nadie nos ayuda".

Incapacitada desde julio

El mayor logro lo consiguieron el pasado verano, gracias al trabajo y la dedicación de un psiquiatra de Castellón que se dio cuenta de la gravedad de la situación de Lorena y de "los peligros que entraña su situación", lo que les permitió "iniciar el proceso judicial para poderla incapacitar" y pedir que fuera ingresada "en un centro cerrado" para que no pudiera volver a escaparse.

Y así fue. La incapacitaron en la Comunidad Valenciana y "la trasladaron a Ávila, porque allí había una plaza en un centro cerrado, para que su caso sea revisado en 3 años". Sin embargo, unos meses le han bastado para que Lorena haya podido burlar los controles de los profesionales del psiquiátrico. Inicialmente la ingresaron en un módulo más estricto, pero -por su buen comportamiento- la llevaran a otro con unas normas más laxas.

"Todo lo consigue manipulando", señala su madre. Tenía acceso a una tablet, a sus redes sociales y -a la vista está- a salir a la calle. "La última vez que fui, les dije: mira, esto va a ser así. Y ha ido pasando todo, tal y como yo les dije", asevera. Inés está convencida de que "habrá manipulado a alguien para que la ayude". "Es su forma de vida", exclama. "Ella vive así, está enferma".

Decenas de víctimas

"No sé las veces que la habré medio enterrado... Estamos hablando de ingresos en UCI, intubación, sedación... No sabemos qué le pasa... Se muere, se muere... Y así hasta que no dimos cuenta", dice apesadumbrada. "Muy jovencita, con 14 o 15 años, ya se provocaba taquicardias. Tenía a los cardiólogos locos, hasta que descubrimos cómo lo hacía".

"La pillamos en muchísimas ocasiones fingiendo. Nos lo ha reconocido y se lo ha reconocido a los médicos, hace años. Pero todo ha seguido igual", señala. "Aunque haya documentación, informes médicos en los que pone que se le inventa, vuelve a ingresar en el del hospital de al lado y la vuelven a intubar... Una locura".

Las consecuencias de la inacción de las distintas administraciones son incalculables. "Ha puesto decenas de denuncias por violencia de género, hay algunas personas en la cárcel por ellas, y estoy segura de que habrá muchas que sean falsas", reconoce su propia madre. "Ha dejado muchas víctimas en el camino".

La responsabilidad del centro

Por todo esto, a Inés le parece inconcebible que -con lo que les ha costado conseguir su incapacitación y que la ingresaran en un centro cerrado- le hayan dejado salir del centro a pasear, ocasión que le ha brindado la oportunidad de escaparse. "Es un despropósito", exclama. Y, lo peor, el centro se desentiende de lo ocurrido.

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El 26 de octubre a las ocho de la tarde la llamaron para comunicarle que su hija no había regresado y no han vuelto a ponerse en contacto con ella, ni siquiera para interesarse por los avances de la búsqueda.

Ahora Lorena está desaparecida, sin la medicación que necesita, y no saben lo que puede llegar a hacer. Reconocerla en la calle no es tarea fácil. Tiene los ojos marrones, es de complexión gruesa, y en el momento de la desaparición tenía el pelo largo.

Pero es "muy camaleónica" y dada a disfrazarse para pasar inadvertida, cuando no quiere que la encuentren. Su mayor rasgo diferenciador es la cicatriz de la traqueotomía que tiene en el cuello. Su madre está muy preocupada. Hace mucho que presiente que el caso de su hija "no puede terminar bien, de ninguna manera".

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