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Un jefe de los Mossos que apoyó el 1-O, detenido borracho tras una persecución por Hospitalet
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Delito contra la seguridad vial

Un jefe de los Mossos que apoyó el 1-O, detenido borracho tras una persecución por Hospitalet

El subinspector Monterde, exjefe de asuntos internos y de Seguridad Ciudadana, escupía al palo de la bandera española y llevaba camisetas con lemas antisistema e 'indepes'

Foto: Dos 'mossos', en una imagen de archivo. (EFE)
Dos 'mossos', en una imagen de archivo. (EFE)
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Pasados unos minutos de las 0:00 del pasado 12 de octubre, una espectacular persecución por las calles de Hospitalet de Llobregat acababa con el cruce de dos patrullas de la guardia Urbana de esta localidad y la detención del conductor del vehículo. Unos minutos antes, una patrulla quiso parar al vehículo para identificar a su conductor por la sospechosa conducción que hacía, pero el vehículo se dio a la fuga. Tras colisionar contra dos motos, afortunadamente sin provocar víctimas mortales, finalmente dos coches policiales pudieron cortarle el paso en la calle Jacint Verdaguer, en el barrio de Santa Eulàlia.

El parte municipal recoge el incidente resaltando que el turismo colisionó contra dos motocicletas y que el conductor dio positivo en la tasa de alcoholemia, por lo que se abrieron diligencias por un delito contra la seguridad viaria. Lo que más llamó la atención, no obstante, fue que el conductor se apeó del vehículo y, con actitud chulesca, exhibió una placa policial, identificándose como subinspector de los Mossos. Ello no le libró de las diligencias, pero causó estupor en la policía local.

El autor del incidente había sido, efectivamente, subinspector de la Policía autonómica catalana y, además, con mando en la temida División de asuntos Internos (DAI). Era Jaume Monterde, un agente muy conocido en el cuerpo debido a su cargo en ese grupo, especialista en perseguir a sus compañeros.

Un antiguo compañero suyo relata a El Confidencial que Monterde "la lio muy gorda con algunas barbaridades que hizo en 2017. En aquel momento, ya había dejado la DAI y había sido trasladado a un puesto conforme a su rango en Hospitalet, como jefe de la Unidad de Seguridad Ciudadana". La actuación en Hospitalet de Jaume no dejó indiferente a nadie y el subinspector nunca escondió sus simpatías por Convergència ni sus filias con el independentismo.

Foto: Foto de archivo de la manifestación del 1-0 de 2018. (EFE/Alberto Estévez)

Según los que le conocen, solía escupir en el palo de la bandera española al llegar a la comisaría. También se dice que obligaba a sus subordinados a hablarle en catalán con la socapa de que no entendía el castellano. Pero su actuación estelar se produjo durante la celebración del referéndum ilegal de octubre de 2017: tras la consulta, un grupo de agentes le denunció a él y al subinspector jefe de investigación por permitir la celebración del referéndum y referirse de manera injuriosa a España y a su gobierno.

Una urna requisada… para él mismo

Ambos mandos policiales, según la denuncia que llegó a Fiscalía, compartían "una fanatizante adscripción ideológica incompatible con el desempeño de un empleo público y menos de las características de unidades armadas de policía en labores de policía judicial". En aquella jornada, a un agente que le reclamó apoyar a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y retirar urnas de los colegios, conforme habían ordenado los jueces, lo envió a prestar servicio a los calabozos. También resaltaron en su denuncia que el 1-O el subinspector "se apropió de una de las urnas requisadas, llevándosela a su domicilio con el comentario de ‘esto en el futuro valdrá dinero’ e invitando a otro sargento a llevarse otra, a lo que este accedió verbalmente".

Foto: Los 'mossos' detienen a dos compañeros e investigan a otros cuatro. Foto de archivo. (EFE/Alberto Estévez)

En esa jornada, cuando le reclamaron ayuda para apoyar a los miembros del Cuerpo Nacional de Policía que se había personado en el instituto Vilumara, donde se estableció un colegio electoral, calificó a los agentes del otro cuerpo como "hijos de la gran puta". Uno de los mossos de la comisaría presentes en aquella ocasión relata a El Confidencial que "un compañero que estaba presente y cuyo padre es policía nacional quiso ir a por él. ‘Te voy a arrancar la cabeza’, le dijo al tiempo que se le tiraba encima. Lo tuvimos que sujetar entre varios porque lo quería machacar".

En los breefings que las comisarías realizan a primera hora para comentar y repartir los servicios, Monterde se presentaba en muchas ocasiones con camisetas reivindicativas, "incluso antisistema o con proclamas independentistas, sin importarle lo que pudiera pensar la plantilla de la comisaría". Su segundo en Seguridad Ciudadana, el sargento Josep Lluís Vidal, con el que había coincidido en la DAI, llegó a aparecer en los vídeos del 1-O colaborando con los colegios electorales en vez de requisando urnas, como habían ordenado los jueces. La cúpula policial de la comisaría era 100% independentista, del ala dura. En la jornada del referéndum, por ejemplo, habían dado fiesta o días por asuntos propios a la gran mayoría de los agentes antidisturbios, con lo que no había fuerzas suficientes para apoyar a los otros cuerpos policiales en caso de movida.

Tras los hechos del 1-O, se le abrieron varios expedientes y comenzó a caer en desgracia a la cúpula policial. Ante eso y la posibilidad de que la Policía Nacional abriese una investigación con las comunicaciones del 1-O a través de las emisoras, en las que calificaba a los policías nacionales de "hijos de puta" y donde se prohibía retirar urnas, cogió la baja médica y abandonó el cuerpo, por lo que perdió la condición de mosso. "Retuvo, no obstante, la plaza de funcionario, aunque ya no como agente. Tiempo después, pidió el reingreso en el cuerpo, pero no ya como mosso. Tras esa petición, lo volvieron a meter en la DAI, esta vez como personal técnico-administrativo", dicen fuentes que le conocen.

El silencio de los mandos

El suceso ocurrido el pasado 12 de octubre descubrió otra cosa: al parecer, la placa policial que llevaba se había dado por perdida. "Los miembros de la DAI saben muy bien lo que pasa cuando alguien pierde la placa o se la roban. Estamos acostumbrados a las sanciones por pérdida de la placa, porque los de la DAI no tienen contemplaciones", dice otro agente de los mossos a este diario. Además, apuntan a que quienes peor lo tenían eran los mossos constitucionalistas. "La DAI iba a machacar a quien le interesaba —tercia otra fuente—. Hay quien fue a declarar durante el procés solo por sus posicionamientos constitucionalistas. En algunas áreas del cuerpo, las actitudes hiperindependentistas estaban a la orden del día, las presiones eran asfixiantes y no perdonaban a quienes estaban a favor de la Constitución y de la legalidad".

El hecho de que la placa apareciese milagrosamente en la mano del antiguo subinspector tras la fuga de la policía local lo puede poner en un aprieto. "La Policía Municipal no tiene por qué saber si la placa estaba perdida o no. Cuando los agentes vieron que se trataba de un mosso, consultaron al cuerpo de la Policía autonómica sobre la situación, pero no les dieron información. No sabemos si es porque tiene protección de las altas esferas o porque por su condición de independentista está blindado".

Fuentes oficiales de la Conselleria de Interior consultadas por El Confidencial declinaron dar su versión de los hechos e incluso decir si habían abierto expediente alguno por el incidente o si habían tomado alguna medida al respecto. Según algunos de sus compañeros, la historia de esa noche revela una larga ristra de delitos que emborronarían de por vida la hoja de servicios de cualquier agente, entre ellos hacerse pasar por subinspector, omisión del deber de prestar auxilio, conducción temeraria, huida de agentes policiales… y el tema de la placa. "Lo que tenemos certificado es que llevaba la placa e hizo ostentación de ella como si fuese subinspector cuando en realidad ya no lo es", dicen fuentes municipales cercanas al caso. Porque si la placa había sido dada por perdida, ¿qué hacía en su mano esa noche? La Conselleria de Interior, pues, mantiene un silencio sepulcral. El otrora poderoso mando se ha convertido hoy en una china en el zapato del conseller Joan Ignasi Elena. Y aún nadie ha dado explicaciones.

Pasados unos minutos de las 0:00 del pasado 12 de octubre, una espectacular persecución por las calles de Hospitalet de Llobregat acababa con el cruce de dos patrullas de la guardia Urbana de esta localidad y la detención del conductor del vehículo. Unos minutos antes, una patrulla quiso parar al vehículo para identificar a su conductor por la sospechosa conducción que hacía, pero el vehículo se dio a la fuga. Tras colisionar contra dos motos, afortunadamente sin provocar víctimas mortales, finalmente dos coches policiales pudieron cortarle el paso en la calle Jacint Verdaguer, en el barrio de Santa Eulàlia.

Mossos d'Esquadra
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