El pregón de Najat el Hachmi en la Mercè de 2023, en 10 frases

Najat el Hachmi se rebela en el pregón de la Mercè contra el machismo en el islam

Pregón de Najat El Hachmi en la Mercè 2023 de Barcelona: texto íntegro

La escritora Najat el Hachmi al finalizar su discurso.

La escritora Najat el Hachmi al finalizar su discurso. / FERRAN NADEU

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Najat El Hachmi ha protagonizado el pregón de la Mercè de 2023, cargado de crítica al machismo y la represión contra la mujer que ha atribuido al islam que tiende al fundamentalismo y a inamovibles tradiciones patriarcales. A modo de síntesis, estas han sido 10 de las frases destacadas de un discurso íntimo y contudente, que no ha rehuído la controversia que la pregonera ha suscitado desde que el gobierno del alcalde Jaume Collboni la eligió para dar la bienvenida a la fiesta mayor de Barcelona:

  • "Somos muchas las moras de la periferia, de la periférica de la periferia, de la periferia de comarcas, de barrios que parecen apartados de todo, donde los valores de la democracia y la igualdad se escurren por grietas muy estrechas, somos muchas las que hemos tenido y tenemos en Barcelona una especie de El Dorado de la independencia, la emancipación individual y la libertad. Un lugar donde no nos conoce nadie, donde nadie nos cuente los pasos, dónde hemos estado ni a qué hora hemos salido, cómo es de larga la túnica que cubre nuestros pantalones y si nos hemos puesto más o menos rímel o hemos hablado con un chico cristiano, un lugar donde no se puedan crear rumores que se convierten en prisiones de palabras de alcance internacional porque siempre había quien llamaba a Marruecos para explicar a la familia la conducta indecorosa de la hija de fulanito".
  • "Si en la Delegación del Gobierno nos sentíamos extranjeros en el lugar donde vivíamos, en el consulado nos sentíamos extranjeros respecto al país donde habíamos nacido. Porque nos hablaban en árabe, una lengua que no entendíamos y hacían servir un lenguaje muy extraño: el de las instituciones administrativas que representaban un régimen autoritario acostumbrado a tratar a su población como súbditos dignos de ser sometidos".
  • "No os creáis a los autoproclamados portavoces de las inventadas comunidades: los inmigrantes y sus hijos lo que queremos no son ni ferias de la diversidad ni reconocimiento de nuestra singularidad, no hemos venido aquí a ser pastillas de caldo que enriquecen la sustancia principal del plato. Lo que queremos es vivir con los mismos derechos que el resto de ciudadanos, tener garantizada la dignidad mínima para sentirnos parte de la especie humana y en casa ya veremos si hacemos cuscús o paella, 'tall rodó' o 'tajin'. Porque aspiramos a ser ciudadanos y no pueblo o tribu o comunidad o creyentes o identidad".
  • "Llegué a la universidad gracias a mi abuelo Benisa, que creía que solo podíamos progresar si recibíamos una buena educación pero pera mi padre eso de dejar que una mujer sola cogiera el tren y viniera a un lugar donde podía hacer lo que le diese la gana era más de lo que podía soportar. La libertad de las mujeres da tanto miedo que a menudo nos prohíben las cosas que no parecen importantes, las que no supone por sí solas un desafío al orden establecido".
  • "A día de hoy y aquí mismo hay muchas chicas que se ven obligadas a hacer la elección más dolorosa que se le puede plantear a un ser humano: escoger entre la libertad o la pertenencia, entre ser quien eres y asumir el precio que te harán pagar o someterte para continuar formando parte de tu familia, tu grupo de procedencia. Cuando pienso que hay chicas jóvenes que ya han nacido aquí o han venido de pequeñas que han de pasar por este mal trago tan injusto, ellas que han sido educadas en democracia, viviendo en un país que por suerte tolera cada vez menos el machismo, cuando pienso que ellas han de batallar solas para poder gozar de derechos y libertades que el resto de mujeres ya tienen garantizados siento una rabia que me propulsa hacia la página en blanco, hacia las mesas redondas y las conferencias, hacia cualquier lugar donde pueda decir esta verdad que parece que nadie quiera escuchar".
  • "El sometimiento comienza por cosas pequeñas aparentemente insignificantes. Porque eres mujer no puedes llevar pantalones, por ejemplo, o no puedes ir sola por la calle o no puedes salir de casa sin taparte el cabello. Aunque han pasado muchos años desde que yo puedo ir por esta ciudad vestida com me da la gana, no olvido nunca el precio que me ha costado poderlo hacer. Ahora mismo, hay muchas chicas para las que Barcelona es el lugar donde han podido caminar por primera vez con la cabeza descubierta. Diría que hay un turismo importante de jóvenes que, cuando llegan, guardan el trozo de tela en el bolso y se sueltan el cabello y no se pueden creer que no pase absolutamente nada, que el mundo no se acabe".
  • "Sobre todo desde el gran retroceso que empezó en los años 80 con el fundamentalismo identitario, hemos sido educadas en la idea de que si un solo pelo se escapaba de la tela que cubre nuestras cabezas, todo se iría al garete y se desatarían las más terribles tempestades. Pero mirad a estas chicas con sus melenas al viento que no dejan de mirar su propio reflejo en cada escaparate, sienten una alegría inaudita, inimaginable para las personas anónimas que las rodean: la alegría de la libertad de las cosas que no parecen importantes, que es la verdadera libertad".
  • "Ahora que vivo una vida confortable y libre, no puedo hacer como si no supiera que hay mujeres y niñas en esta ciudad que sufren, no puedo mirar hacia otro lado y deciros palabras bonitas, no entrar en lo que a menudo es tachado de polémico. Es muy sorprendente que a día de hoy defender derechos fundamentales en Barcelona y no en Teherán sea considerado polémico".
  • “¿Os incomoda que os explique que hay niñas en esta ciudad que no pueden aprender a nadar ni a ir de excursión? ¿Que crecen creyendo que solo serán valiosas si se tapan? ¿Os molesta que os diga que hay adolescentes preocupadas por su virginidad, mujeres jóvenes que quieren a personas prohibidas con culpa y pagando el precio del destierro familiar? No os gusta que os diga que hay mujeres que se esfuerzan por presentar el certificado de buena conducta vistiéndose de manera decente (lo que ahora llaman “modest fashion”) para poder tener derecho a salir de casa? ¿Que hay chicas terriblemente asustadas ante la posibilidad que las lleven a Marruecos o a Pakistán y las casen con aquel primo que necesita papeles? ¿Os incomoda todo eso? Pues imaginaos cómo les incomoda a ellas”.
  • "No me pidáis que mire hacia otro lado, ya basta de sacrificar las vidas de las niñas y las mujeres en nombre de no sé qué entendimiento de civilizaciones y culturas, en nombre de una idea de inclusión que nos expulsa de nuevo, a nosotras, las mujeres, de la condición de ser humano de pleno derecho. Y a las que ahora mismo vivís esta situación, que os veis forzadas a escoger entre vuestra libertad individual y la pertenencia y el vínculo con vuestro origen, no os dejéis engañar, no dejéis que os sometan a este chantaje injusto. Tenéis derecho a ser quien sois y aspirar a vivir libres porque ninguna de nosotras no ha nacido para someterse. No somos traidoras ni renegamos de nuestra procedencia por querer la independencia".