«Es una manera de silenciar las voces críticas», «se había vuelto inoperante, pero se tendrían que mantener las formas», «no somos un juguete al servicio de unos intereses personales o de partido», «qué casualidad que sea en plena negociación de la investidura de Pedro Sánchez con la amnistía de trasfondo». Estas son algunas de las opiniones expresadas por miembros de la Asamblea de Representantes (AR) del Consell de la República, el «Parlamento al exilio», después de la disolución anunciada por carta por el presidente Carles Puigdemont lunes por la noche.
Una decisión que Puigdemont enmarcaba en un contexto de reforma de la institución que en los últimos dos años no ha acabado de encontrar su papel en la biosfera política catalana. Con este argumento, y teniendo presente que a finales de agosto se tenían que convocar elecciones a la Asamblea de Representantes, el presidente al exilio decidió aprovechar la ocasión y dejar en
De hecho, la misma estructura del Consell entorpeció propuestas de resolución que pedían fomentar la abstención en las elecciones españolas del 23 de julio. Además, la decisión de disolver la
«Hay gente incordiada»
El anuncio de Puigdemont, hecho por sorpresa y justo la noche que quedaban en libertad los activistas independentistas detenidos acusados de intentar sabotear la Vuelta en España, no cayó nada bien en la mayoría de los integrantes de la Asamblea. Además, la carta se remitió a las diez y media de la noche. Un hecho que muchos de los miembros del AR no acaban de entender. «Se podía haber comunicado de otro modo y, más teniendo presente que se tenían que convocar elecciones», insisten las mismas fuentes. En este sentido, varios integrantes del AR no esconden su indignación por cómo con este movimiento «se aísla un organismo de debate y de control político al exilio». «Ahora, restará inoperante mientras se celebre la consulta para la reforma que se propone y, una vez se aprueba la reforma, se podrán celebrar elecciones… esto será más largo que un día sin pan», apunten las mismas fuentes.
Un tiempo que muchos interpretan como una «desactivación» mientras duran las negociaciones a Madrid. «Es una barrera menos, una forma de desactivarnos», añaden otras fuentes consultadas. «Hay mucha gente incordiada», coinciden varias fuentes. Otros, pero, también abonan la tesis de Puigdemont porque entienden que la entidad se había «desmarxat» con varias dimisiones y sin tener claro su rol. «Aquí, quien ha orquestado esta maniobra es el consejero Toni Comín, que siempre ha dominado los resortes del Consejo por la República», señalan otras fuentes.
«Oxígeno para Puigdemont» para negociar
Otras fuentes consultadas razonan que la decisión permite a Puigdemont tener «más oxígeno para negociar». En este punto, creen que si hay un acuerdo lo podrá explicar en una «nueva cámara legislativa» diseñada de «manera diferente al actual». «Aunque la mate, podrá continuar, sin más credibilidad de los que le otorguen los más fieles». «La parada para la reforma evita controles impertinentes», define uno de los diputados. Si finalmente, no hay acuerdo, Puigdemont podrá también «reformular» la Asamblea de Representantes y «reorientar» su función.
«Por ahora no pierde nada, pero sí que no gusta mucho que considere que puede hacer y deshacer sobre un organismo, en principio, radicalmente democrático«, reprochan las mismas fuentes. De hecho, esta es una de las críticas a la decisión. En concreto, creen que la nueva asamblea -que sería bicameral- recorta los controles que podrá hacer sobre el gobierno al exilio, sus representantes, su estrategia y sus decisiones. Pero más allá del resultado de la reforma, el «malestar» también rae en la conexión que ven los diputados con la situación de los partidos independentistas. «Parece que, ahora, a Juntos le hace estorbo la Asamblea«, subraya una de estas fuentes. «Ni por las formas ni por el fondo, ni en el contexto que se ha decidido nos hace nada de gracia», comentan dos miembros del AR en conversación con El Mundo.
Una reforma táctica
Uno de los representantes define la propuesta de reforma como táctica. «Es verdad que todo había salido de madre y hacía falta una revisión, pero no así y no ahora», matiza. «La coincidencia con la negociación de una virtual amnistía a cambio de la investidura empaña la decisión de una reforma exprés», reprochan. La reforma propuesta por Puigdemont, que estatutariamente tiene todo el derecho a impulsar como presidente del órgano, implica abrir un proceso de consulta interna. Si se aprueba, la Asamblea se desdoblaría: una cámara de control de la orientación política y otra de puramente legislativa.
«En los fondos, es una fórmula aceptable, pero el diseño lleva el