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La 'vía guineana': el último movimiento del independentismo para ser apoyado por la ONU
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"Vía legal, pacífica y democrática"

La 'vía guineana': el último movimiento del independentismo para ser apoyado por la ONU

Pedirán al comité C-24 la inclusión de Cataluña como territorio a descolonizar, bajo el argumento de que hay una ‘autonomía ficticia’, como tenía Franco con el país africano

Foto: Manifestación independentista. (EFE/Enric Fontcuberta)
Manifestación independentista. (EFE/Enric Fontcuberta)

La independencia de Cataluña se está convirtiendo en una ardua empresa para el soberanismo. A la pérdida de movilización y de interés popular se suma el hecho de que se han ido quemando etapas y se han cerrado puertas nacionales e internacionales para materializarla. El que parece ser un último cartucho es apelar a la llamada vía guineana, patrocinada ahora por algunos círculos catalanistas. El objetivo es llegar hasta la ONU y provocar su intermediación. Una de las premisas básicas es que en instancias transnacionales se considere que el territorio tiene una minoría étnica o nacional para documentar una supuesta agresión de España contra ella. Con esas credenciales, la intención es que se los considere como una colonia.

La teoría de la vía guineana cobra sentido. Se trata de llevar el tema a la comisión C-24 de la ONU, la misma que supervisó la independencia de Guinea Ecuatorial en los años 60 del pasado siglo, de ahí su nombre. La teoría se ha cocinado durante el último año, aunque se ha expuesto públicamente en la llamada Universidad del Institut Nova Història. Se trata de una conferencia pronunciada por Jordi Castellà, concejal de Canet de Mar por la lista de Millorem Canet Primàries, patrocinada por círculos cercanos a la ANC. El propio Castellà, exjugador del Club de Basket Canet, había sido fundador y tesorero de la sección local de ERC, fundador de la Asociación Republicana del Maresme y coordinador de la territorial de la ANC, además de socio de Òmnium Cultural. Funcionario en los servicios de informática y telecomunicaciones de la Generalitat, se define como "nacionalista, creyente, republicano, progresista e independentista".

Foto: Raül Romeva y Oriol Junqueras. (EFE)

En una conferencia restringida del pasado mes de octubre, Castellà expuso la teoría ante un entregado auditorio. "La vía guineana es una vía legal, pacífica y democrática para hacer efectiva la independencia, sin muertos, destrucción y represaliados", dijo. Para sustentar esta teoría, el independentismo alaba la iniciativa de Francisco Franco de hacer un referéndum en Guinea Ecuatorial, aunque subraya que lo hizo obligado por la ONU, después de crearse en 1961 el comité de descolonización. Es más: trata ese referéndum de modelo a seguir.

Una oportunidad perdida

Afirma que, en un principio, Franco concedió el rango de autonomía a Guinea, pero la ONU se lo rechazó y la declaró colonia, por lo que tuvo que hacer un referéndum, que ahora ponen de ejemplo los independentistas. Se trata de aprovechar una teoría amasada los últimos meses: "Por una autonomía ficticia, le cascaron a Franco en el año 63. Y, por esa autonomía ficticia, Guinea es independiente. Por eso hemos de hacer gestos", es la conclusión para equiparar la actual Cataluña a la Guinea de hace 60 años. La cuestión está en hacer creer a las Naciones Unidas que no existe Gobierno local y que todo se decide en Madrid: es lo que pasaba con Guinea y lo que aseguran que pasa ahora con Cataluña, un paralelismo que desafía a las leyes de la historia y de la racionalidad.

placeholder Imagen de archivo de la celebración de una conferencia en la ONU. (EFE)
Imagen de archivo de la celebración de una conferencia en la ONU. (EFE)

"Por tanto, Franco promovió un referéndum autonómico en 1963 y otro en el año 1968 para decidir si la Constitución de Guinea Ecuatorial había de ser independiente o no (…). La Conferencia Constitucional de Guinea se hizo en Madrid. Se decidió pactada con el Gobierno autonómico de Guinea. Y el referéndum se promovió por el Estado español. El resultado fue un 65% a favor de la independencia y un 35% en contra. El BOE franquista pasó de proclamar la indisoluble unidad del pueblo español y guineano a la indisoluble hermandad del pueblo español y guineano. Es lo que queremos los catalanes, la indisoluble hermandad con el pueblo español. No queremos ser súbditos", relataba el concejal. Tanto es así que, al final de la exposición, comentó: "Aquí necesitamos políticos firmes que pidan un referéndum bien hecho, como se hizo en Guinea Ecuatorial".

Castellà afirma que los dirigentes políticos catalanes perdieron una gran oportunidad histórica de alcanzar la independencia tras la Segunda Guerra Mundial: en 1945, se recogieron 75.000 firmas "en la colonia americana de América" a favor de la independencia, pero eso no se llevó a la ONU. Es más: culpa al entonces presidente de la Generalitat en el exilio, Josep Irla (de ERC), de supeditar a Cataluña "a la recuperación de la República española y del Estatut de Autonomía". Culpa de ello a que la Generalitat no tenía dinero y que quien la financiaba en el exilio era el Gobierno de la República, "que se llevó el dinero a México". En 1961, tras crearse el comité especial de descolonización de la ONU, Cataluña no pidió la independencia. Es ese comité ante el que el independentismo pretende ahora llevar sus alegaciones.

Las dudosas coincidencias

El dirigente soberanista dice que hay muchos puntos en común entre Cataluña y Guinea: ambas fueron "anexionadas a España en el mismo siglo: Cataluña, con el Tratado de Utrecht de 1714 y Guinea, con un acuerdo internacional con Portugal en 1777-1778. Ambas fueron anexionadas por la fuerza. Además, tanto Guinea como Cataluña fueron provincias (sic) de España y luego autonomía".

Ese dudoso dato se contradice con otras exposiciones de Castellà, que parecen demostrar que antes Cataluña ya formaba parte de España. "El día que vayamos a la ONU a reclamar un Estado independiente, podemos decir que Cataluña se independizó de España cinco veces desde 1640. Cada 76 años aproximadamente, Cataluña se proclamó independiente en 1640 con la guerra de los Segadors, duró 19 años; en la Guerra de Sucesión, de 1701 a 1714, Cataluña era un Estado independiente; luego, la declaración de Francesc Macià de 1931 duró tres días, y la de Companys en 1934 duró un día. Por último, la de Puigdemont parece que duró unos segundos, pero está en curso", resume la historia de Cataluña el concejal. Y remata: "Ante la ONU, eso quiere decir que Cataluña siempre quiso reafirmar su espíritu de libertad, y España siempre lo ha impedido por la fuerza. Esto es un antecedente muy importante".

Foto: Manifestación independentista convocada con motivo de la Diada del 11 de septiembre. (EFE)

Castellà recalca que la supresión de las leyes de ruptura de septiembre de 2017, la anulación del referéndum y de la declaración de independencia, la supuesta represión del Estado y la huida al exilio de algunos dirigentes son "actos propios de un régimen de opresión colonial". Por eso, dice, es preciso convencer a la ONU de que "la autonomía está vacía de contenido y, por tanto, es una autonomía ficticia, es una autonomía falsa. ¿Y cómo podemos demostrarlo? Primero, tenemos el Estatuto de 2006, recortado y laminado pese a tener el aval del Parlament, del Congreso y del referéndum. Segundo, tenemos las finanzas intervenidas.

El interventor de la Generalitat es de la época de Montoro y ha de rendir cuentas directamente a la intervención general del Estado. Todos los gastos de la Generalitat se envían directamente a Madrid y allí son fiscalizados. Por tanto, tenemos una economía fiscalizada. Tercero, tenemos políticos inhabilitados por haber hecho la independencia y por haber representado la voluntad mayoritaria del pueblo. Aparte, tenemos políticos exiliados y perseguidos en el extranjero. Y, quinto, el Estado español continúa practicando el espionaje y la infiltración a la sociedad civil organizada.

Eso es también una demostración de un país colonial, autoritario, opresor, que quiere impedir que seamos independientes. Todo eso se ha de llevar a la ONU bien razonado y bien explicado para que lo entiendan y nos apoyen. Hay muchísima documentación sobre ello".

El referéndum trampa

La hoja de ruta es llevar la petición de descolonización al comité C-24, que se reúne cada año, para que Cataluña sea incorporada a la lista de territorios a descolonizar, como las Islas Malvinas, Islas Bermudas, Islas Caimán, la Isla de Montserrat, Anguila, Samoa, Antillas Vírgenes, Nueva Caledonia o Santa Helena. La cuestión está en cómo pedirlo: puede ser a través del Govern, del Parlament, del gobierno republicano en el exilio, de un referéndum promovido por la sociedad civil organizada, mediante una recogida de firmas o que lo pida un país miembro de la ONU que sea amigo. Lo malo es que no hay países amigos.

Es más, los únicos territorios que reconocieron la independencia de Cataluña en 2017, según Castellà, fueron "las repúblicas independizadas de Ucrania, Donetsk y Donbás, aunque lo hicieron sin que nadie se lo pidiese". ¿Y si las instituciones catalanas no se lo piden a la ONU? "Pues, entonces, hemos de cambiar a nuestros representantes", es la respuesta a esta posibilidad.

Foto: La nueva dirección de ERC, encabezada por Pere Aragonès (i), Oriol Junqueras (d) y Marta Rovira (en la pantalla). (EFE/Quique García)

Una vez conseguida una declaración de la ONU, la independencia será un hecho, según los independentistas: la UE no tendrá más remedio que reconocerla y a España le queda una baza: convocar entonces un referéndum en toda regla. "Pero nos prometerán la Luna, como hizo Reino Unido con Escocia. Nos prometerán un referéndum con todas las trampas que puedan. Pero nosotros hemos de ser listos y duros, y hacer un referéndum que nos lleve a la independencia". A este respecto, afirmó que "los canadienses hicieron trampa para conseguir ganar el referéndum del Quebec: nacionalizaron masivamente a los chinos y así estos votaron masivamente en contra".

Durante el proceso de apelación ante la ONU, el independentismo ha de ser capaz, no obstante, de movilizar a la gente en la calle. "Los países del mundo han de ver que, tras la petición que hagan las instituciones o los políticos, hay un pueblo. Se ha de hacer pedagogía y desenmascarar esta autonomía ficticia". Además, sostiene que "aquellos que os prometan que la independencia será posible con la desobediencia y nada más os están tomando el pelo. Cataluña necesita reconocimiento internacional. Sin él, no habrá independencia".

El colofón de esta historia es que el independentismo sueña con una acogida, en principio, positiva de su iniciativa. ¿Por qué? "Tenemos una ventaja: muchos países del C-24 son países descolonizados", argumenta el concejal de Canet para dar a entender que el caso catalán puede generar simpatías entre los miembros del comité.

La independencia de Cataluña se está convirtiendo en una ardua empresa para el soberanismo. A la pérdida de movilización y de interés popular se suma el hecho de que se han ido quemando etapas y se han cerrado puertas nacionales e internacionales para materializarla. El que parece ser un último cartucho es apelar a la llamada vía guineana, patrocinada ahora por algunos círculos catalanistas. El objetivo es llegar hasta la ONU y provocar su intermediación. Una de las premisas básicas es que en instancias transnacionales se considere que el territorio tiene una minoría étnica o nacional para documentar una supuesta agresión de España contra ella. Con esas credenciales, la intención es que se los considere como una colonia.

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