Condenado a prisión a un hombre por molestar a sus vecinos todos los días con música electrónica

Imagen de archivo de un juzgado.
La fiscalía ha acusado al hombre por molestar a sus vecinos durante cinco años
PIQSELS
Imagen de archivo de un juzgado.

Escuchar música es el pasatiempo de muchas personas, pero también puede ser todo un problema para quienes vivan cerca. Y es que controlar el volumen de las melodías pueden suponer todo un problema para las comunidades de vecinos. 

Prueba de ello ha sido la reciente resolución a la que ha llegado un tribunal de Mataró, Barcelona. Las cortes han condenado a un hombre tras "aterrorizar" a sus vecinos durante, al menos, cinco años, poniendo música electrónica a todo volumen. 

Según explican, el hombre reprodujo música sin descanso desde 2012 hasta 2017. Durante noche y día, a pesar de las repetidas peticiones por parte de vecinos y policía local, el hombre se negó a bajar el volumen. De hecho, en 2015, tres vecinos llegaron a denunciarle. 

Como así han explicado, alegaron el constante ruido que les estaba causando problemas físicos, uy mentales por no poder descansar. Ante un tribunal, uno de los agentes que acudió a su casa aseguró que desde la casa se escuchaba un "continuo 'boom boom'". Por su parte, la hermana de una de las víctimas de este caso afirmó que "no se podía resistir el 'boom boom'": "Me vibraban los huesos".

Y es que, de los 35 decibelios permitidos por ley, la música electrónica superaba los 57 de día y no bajaba menos de 56 por la noche. Tal era el poder del sonido que las casas de los vecinos no dejaban de vibrar. 

Entre las consecuencias que han sufrido los vecinos se cuentan insomnio, ansiedad e incluso empeoramiento de la enfermedad de Alzheimer de uno de los duelos de las casas colindantes. Por su parte, el vecino negó poner "nunca" música electrónica "lo suficientemente alta como para molestar". 

"La persistencia de su actitud sugiere que el acusado era consciente de que su conducta podía afectar a la estabilidad mental de cualquier vecino porque incluso con unas mínimas habilidades sociales, uno no puede dejar de ser consciente de ello", dictaminó el juez. 

Por ello, el hombre ha sido condenado a  un año y tres meses entre rejas, así como una indemnización por ruido excesivo con 18.000 euros y pagar una multa de 2.160 euros. Además, tiene estrictamente prohibido  ejercer cualquier profesión u oficio relacionado con la música electrónica.

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