Los neandertales que vivieron en Catalunya practicaban el canibalismo

ARQUEOLOGÍA

Descubierta en Moià una clavícula con marcas de canibalismo perteneciente a un joven que vivió hace unos 50.000 años

Trabajos de excavación en la Cova de les Teixoneres de Moià, Barcelona, donde han aparecido los restos humanos neandertales

Trabajos de excavación en la Cova de les Teixoneres de Moià, Barcelona, donde han aparecido los restos humanos neandertales

Florent Rivals / ICREA / IPHES-CERCA

Un equipo de arqueólogos catalanes ha encontrado, por primera vez, evidencias de canibalismo entre neandertales en Catalunya. El hallazgo sugiere que los restos humanos de 52.000 años de antigüedad descubiertos en la Cova de les Teixoneres, en Moià, pertenecieron a individuos que fueron procesados y consumidos por sus congéneres.

La clave en el descubrimiento, presentado en rueda de prensa, ha sido el hallazgo de una clavícula con un corte característico de práctica caníbal, frecuente en otros casos documentados en la prehistoria. El equipo ha confirmado así una hipótesis que barajaba desde que se encontraran los primeros restos humanos en el yacimiento en 2016.

En la campaña de excavación, que comenzó el 1 de junio y terminará al final del mes, los científicos también han hallado dos fragmentos de la parte posterior del cráneo de un individuo no identificado hasta ahora. El primer análisis de estos restos de occipital muestran que se trata de un joven cerca de la adultez.

Se trata de, como mínimo, el cuarto individuo hallado en la cueva. El joven se suma a una lista conformada por un niño de entre 6 y 7 años, otro de más de 11 y un individuo senil, aunque cabe la posibilidad de que algunos de los restos recuperados pertenezcan a otros individuos todavía no identificados.

Algunos de los restos humanos recuperados de la Cova de les Teixoneres, entre ellos los fragmentos de occipital y clavícula

Algunos de los restos humanos recuperados de la Cova de les Teixoneres, entre ellos los fragmentos de occipital y clavícula

Maria D. Guillén / IPHES-CERCA, Leandro Zilio / CONICET, Ruth Blasco / IPHES-CERCA

Los fragmentos hallados en las campañas llevadas a cabo hasta el momento están, en general, muy troceados, y se han encontrado mezclados con huesos y dientes de origen animal. Esto dificulta la identificación de las piezas humanas, pero a la vez apuntala la hipótesis caníbal, explica en conversación con La Vanguardia Jordi Rosell, codirector de la investigación. Los científicos asocian la fragmentación con la voluntad de extraer el tuétano de los huesos y, por lo tanto, obtener nutrientes.

“Los casos de canibalismo entre neandertales se pueden contar con los dedos de las manos, son 8 o 10 confirmados con buenos datos”, desarrolla el investigador, miembro del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES). Hasta hoy no había ningún caso documentado en Catalunya.

Sin embargo, “el hecho de que haya cuatro individuos [en el yacimiento de Moià] quiere decir que es algo habitual en los grupos de hace más de 52.000 años en el Moianès”, concluye el experto, que espera encontrar casos similares en cuevas cercanas en un futuro.

El siguiente paso es analizar la ingente cantidad de muestras encontradas por los investigadores desde que comenzaron las excavaciones en la Cova de les Teixoneres. “Quizá tenemos una colección de más de 50.000 restos recuperados, pero es muy difícil distinguir un trocito de tibia de un niño, de trocitos de tibias o húmeros de cervatillos y potros”, reflexiona Rosell. “Tenemos unas bolsas grandes de fragmentos óseos sospechosos y luego muchísimos que nunca podremos confirmar”, al menos con la tecnología disponible ahora, se lamenta.

Los científicos tratan de identificar qué restos son humanos usando la Zooarqueología por Espectrometría de Masas (ZooMS), una técnica que analiza las proteínas de las muestras para clasificarlas según la familia taxonómica a la que pertenezcan: si corresponden a humanos, felinos o cérvidos, por ejemplo.

Una vez identificados los restos humanos, el equipo tratará de averiguar si los cuatro individuos hallados en los yacimientos estaban emparentados. Para ello colaboran con expertos del Instituto Max Planck de Antropología Social, quienes extraen y analizan las muestras de ADN de los restos. Los resultados preliminares, avanza Rosell, muestran que “se ha preservado el ADN y tenemos un colágeno de muchísima calidad”, aunque en algunas muestras el compuesto se ha destruido por acción del fuego.

El objetivo que se ha marcado el proyecto es hacer una "publicación integral", explica su codirector, es decir, compartir “todos los restos juntos cuando acabemos de excavar la superficie, con todos los datos genéticos y todas las morfologías”. El investigador espera comenzar a compartir los primeros datos en junio del próximo año.

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