Es un siroco que nació nómada y hoy se mueve hábilmente entre montañas de datos, cual veleta capaz de pronosticar por dónde respira el viento. Tesh Sidi, 29 años recién cumplidos, es un vendaval criado en el desierto, entre el balido de las cabras, que ahora, con el desparpajo de la superviviente que acumula exilios, llama a las puertas del Congreso de los Diputados. “Personalmente me considero un milagro: de criar cabras a hacer big data”, reconoce esta activista saharaui en pleno esprint hacia las elecciones generales del 23-J.

Sidi, ingeniera informática y al frente de un equipo especializado en big data del banco Santander, es la número tres de la lista madrileña de Sumar, la plancha que encabezan Yolanda Díaz y el diplomático Agustín Santos Maraver. Como un requiebro del “maktoub” (destino, en árabe), el adelanto electoral le ha permitido resarcirse en tiempo récord de la exclusión dictada por la Junta Electoral Provincial, que la apeó de la lista de Más Madrid en las autonómicas del pasado mayo. “Ahora se ha abierto la ventana del Congreso, que da mucho más aire, y que es una victoria del pueblo saharaui en su conjunto”, desliza en una entrevista con El Independiente.

P.- La llegada a la Cámara Baja te convertirá en el primer representante saharaui desde los tiempos de las cortes franquistas…
R.- Así es. El pueblo saharaui no ha tenido representantes desde la dictadura de Francisco Franco, durante estos 50 años de ocupación por parte de Marruecos y la falta de descolonización por parte de España. Sería un hito histórico. Uno de los hitos es que Yolanda Díaz sea la primera presidenta mujer en España, pero también que yo sea la primera diputada saharaui en volver al Congreso de los Diputados a exigir responsabilidad y memoria, que hace mucha falta.

P.- ¿Por qué te sumas a Sumar?
R.- Por muchísimas razones. Una de ellas es el apoyo inalienable a la causa saharaui. También por esa visión hacia el futuro, esa visión verde. Creo que una política basada en esa mirada hacia el futuro, verde y feminista de Más Madrid, el partido al que represento, debe estar muy presente. Yo puedo aportar no solamente mi parte técnica sino también esa vivencias que he tenido como saharaui, como migrante y luchadora por los derechos humanos.

Yolanda Díaz lo ha dejado claro: Marruecos es una dictadura

P.- Acaba precipitadamente una legislatura marcada por el histórico cambio de posición en el Sáhara Occidental firmado por un Gobierno de izquierdas. Hay muchos saharauis desilusionados…
R.- Es legítimo y normal que lo estén. Al pueblo saharaui se le ha engañado muchísimo, se le ha defraudado. Nunca ha habido voluntad política; hay voluntad solidaria, pero la solidaridad, incluso política, es inútil. En el conflicto saharaui hay que tomar responsabilidad, hay que cogerlo con valentía, desde esa visión obviamente cosmopolita de los derechos humanos. Al final si aceptamos los derechos humanos para unos pueblos y para otros no, caemos en las mismas dinámicas.

Yo solo les pido un voto de confianza. Soy una persona que mira la política y los retos como una carrera de fondo. Por primera vez en la historia vamos a estar dentro, también de un gobierno en democracia y eso puede marcar precedentes. Podemos aprender muchísimo de esta etapa. Mis compatriotas me dicen que no me olvide de mi pueblo. Yo nací haciendo política para el pueblo saharaui y la voy a seguir haciendo.

Es legítimo y normal que los saharauis se sientan desilusionados. Al pueblo saharaui se le ha engañado muchísimo, se le ha defraudado

P.- Lo que hemos visto en este último año y medio es que Unidas Podemos rechazó públicamente ese giro pero permaneció en el Ejecutivo. ¿No tienes miedo a acabar defraudada por la política?
R.- No lo llamaría miedo. Me lo tomo como un reto. Como los tengo como ingeniera informática. Para mí, es un acto de responsabilidad. Siempre voy a estar al lado de la base, del pueblo saharaui. Voy a escucharles, voy a estar muy cerca de ellos, que me guíen y ayuden. Sin ellos fuera tampoco puedo hacer mucho dentro. Se puede cambiar la agenda de un país gracias a los movimientos de base. No tengo miedo porque conozco qué es la frustración. Nunca pensé estar en la política institucional y creí que sería tarea de mis hijos pero es un reto.

P.- Con esos antecedentes, ¿por qué la posición de Sumar sería diferente en un hipotético Ejecutivo de coalición?
R.- Sumar es una coalición de muchos partidos progresistas y va a poder empujar mucho. Además, hay muchísimas personas en Sumar que creen y que son firmes aliados del pueblo saharaui y apoyan su causa justa.

El test de Tesh Sidi

P.- Saharaui

R.- Independencia

P.- Marruecos

R.- Ocupación

P.- PSOE

R.- Pedro Sánchez nos ha traicionado. El PSOE y la militancia es otra cosa

P.- PP

R.- La misma versión que el PSOE

P.- Vox

R.- Mi archienemigo. Yo soy su antídoto

P.- Frente Polisario

R.- La unidad nacional

P.- Argelia

R.- Un apoyo indispensable para los saharauis

P.- Campamentos

R.- Mi hogar

P.- Madrid

R.- Mi segundo hogar

P.- Sueños

R.- Un Sáhara libre

P.- ¿Es Yolanda Díaz sensible a la causa saharaui?
R.- Es una mujer muy inteligente y muy comprometida con los derechos humanos. He visto cómo habla de su padre y su hija. Es lo que yo llamo el arraigo generacional, la necesidad de transmitir valores. Lo ha dejado claro: Marruecos es una dictadura. El pueblo saharaui tiene el legítimo derecho a recuperar su tierra y yo estoy segura que estará alineada con esto. Es cierto que un gobierno de coalición es complejo, las instituciones son complejas y estoy hablando desde fuera, pero yo sí que sé que su compromiso con el pueblo saharaui es inalienable y también el de Sumar. Sé que la diplomacia es compleja.

P.- ¿Qué debería hacer España en el contencioso saharaui?
R.- Liderar el proceso de descolonización y no ser un actor del lado de Marruecos, sino un actor del lado de los derechos fundamentales y el derecho internacional. Es la única vía. Volver a las posiciones de la ONU y a las negociaciones.

España debe liderar el proceso de descolonización y no ser un actor del lado de Marruecos

P.- Pero la percepción es que Marruecos siempre logra torcer el brazo de los políticos españoles…
R.- Marruecos, gracias también al expolio de los recursos naturales del pueblo saharaui, tiene mucho dinero e influencia en Europa y en los últimos años siempre ha tenido ese respaldo de gobiernos y políticos franceses. Tiene muchos tentáculos, pero confío en que gracias a la digitalización cada día tengamos mayor transparencia y seamos capaces de atar cabos más rápido. Para mí el lobby marroquí tiene, de hecho, los días contados gracias a esa digitalización. Pero es verdad que es inexplicable por qué España es tan rehén de Marruecos y cuándo hemos dejado que esto pase. Todos los presidentes socialistas se han doblegado ante Marruecos. No tengo ninguna explicación para ello. Estoy esperando a Pegasus a ver qué nos dice esos datos. Es una incógnita por qué España, un país referente en derechos humanos y feminismo, se doblega así. Hemos visto a Pedro Sánchez desenterrar a un dictador en España y visitar la tumba del dictador Hasán II. Para mí, lógicamente viniendo de una formación de izquierda progresista, no lo entiendo. Esa misma pregunta también se la harán muchas personas socialistas. De ahí la importancia de separar entre Sánchez y la militancia, que tiene sus valores y su solidaridad. Son años de cesiones a Marruecos que hay que cortar por lo sano.

P.- ¿Cómo calificas esa relación de España con Marruecos?
R.- Creo que hemos traspasado todas las líneas de cesiones. Especialmente en política exterior, España está secuestrada por Marruecos. Es cierto que España también lo tiene complicado porque necesita del apoyo de Estados Unidos para ciertas decisiones y Marruecos utiliza a sus propios ciudadanos y al pueblo africano para chantajearnos. La migración es un componente muy sensible. El pueblo saharaui y el Polisario no dicen no a esas buenas relaciones de vecindad con Marruecos. Es obvio que debemos tener una buena relación con Marruecos, pero la masacre de Melilla y las continuas masacres han traspasado las concesiones. Somos básicamente rehén de Marruecos. No me lo explico y ojalá podamos revertir esa situación. Creo que hay que fomentar sobre todo los derechos humanos. En Marruecos, fomentando una dictadura, estamos haciendo un flaco favor al pueblo marroquí.

Hemos visto a Pedro Sánchez desenterrar a un dictador en España y visitar la tumba del dictador Hasán II en Marruecos

P.- Debes estar ya en el radar del aparato de inteligencia marroquí. ¿No temes ser víctima de su espionaje?
R.-Todo el mundo me lo pregunta y yo siempre digo que soy una persona normal. He tomado muchas precauciones en cuanto a seguridad y redes sociales, pero con transparencia. Si tuviera algo que esconder, ya lo habrían encontrado, sobre todo, presentándome a las autonómicas y haciendo mucho activismo y mucho ruido en los últimos tres años.

A Albares le pediría que no hablara en nombre de todos los españoles

P.- Si tuvieras oportunidad, ¿qué le dirías al ministro de Asuntos Exteriores José Manuel Albares?
R.- Le diría muchas cosas. Le pediría que no hablara por todos y todas las españolas. Que las políticas que está promoviendo no son por el interés ni muchísimo menos de todas y todos los españoles.

P.- La elección de Agustín Santos como número dos de Sumar ha ofendido a muchos saharauis, que han recordado su intervención como diplomático en el asunto de Aminetou Haidar…
R.- No he podido aún hablar con él, pero es legítimo que el pueblo saharaui sienta desconfianza. La gente no puede imaginarse la magnitud del daño que ha hecho la decisión de Pedro Sánchez al pueblo saharaui y a todas las familias socialistas que acogen niños saharauis. Agustín es diplomático y las decisiones que haya tenido que tomar son obviamente representando a su país. Sumar tiene su postura en la cuestión del Sáhara. Incluso los documentos publicados hace unos meses en materia internacional muestran el apoyo a la autodeterminación y a la posición de la legalidad internacional. Lo que confío es en lo que podamos hacer a partir de ahora a través del debate interno, de hablar con él y aprender también de él.

P.- ¿Debe estar preocupado Marruecos por tu llegada al Congreso?
R.- Creo que sí. Es algo nuevo para Marruecos aunque hay que distinguir entre la sociedad civil y el Gobierno. Muchas personas migrantes marroquíes se sienten identificadas conmigo independientemente del conflicto. Todos los que no respetan los derechos humanos deben estar preocupados.

Estamos a tiempo de reparar la memoria por todos los que perdieron la vida luchando por sus derechos

P.- El sentir general de los saharauis es que ningún gobierno de la España democrática hizo nunca nada para enmendar la traición del 75. ¿Es posible rectificar?
R.- Siempre se está a tiempo para hacer memoria y reflexionar. A mi me dolió especialmente que no se incluyera al pueblo saharaui en la ley de Memoria y que en segundo de Bachillerato no se habla del pueblo saharaui. Siempre se está a tiempo de reparar la memoria, sobre todo por las generaciones que vienen, porque se lo debemos a muchísimas personas que han perdido la vida luchando por sus derechos.

P.- Pongámonos en agosto, cuando se constituye el Congreso. ¿Cómo cambiará la Cámara con Tesh dentro?
R.- Espero aportar humor, mucho pensamiento técnico, ágil y resolutivo a los problemas, porque ser migrante y ser saharaui es nacer sobreviviendo, nacer siendo resolutivo, nacer pensando en el futuro, en cuál es el siguiente reto. Y eso se complementa muy bien con mi parte técnica. A diario me dedico a resolver problemas. ¿Qué me hace feliz? Encontrar un punto a veces que está rompiendo ese software y a veces me hace feliz algo tan básico como eso.

Raíces saharauis

Tesh acude a la entrevista con uno de los pequeños tesoros que heredó de su abuela, un cuenco que la conecta directamente con su infancia en mitad del desierto. “Me crié con mi abuela de los 2 a los 7 años como nómada en los territorios liberados del Sáhara y Mauritania. Yo criaba cabras hasta que me escolarizaron a los 8 años y terminé en España”, rememora. “Un día entendí que lo único que no me podían arrebatar es mi identidad”, desliza. “Cuando volví a ver a mi madre tras 10 años, había ido guardando para mí todo lo más valioso que tenía de mi abuela”. Y uno de esos objetos familiares es el cuenco. “Tienes muchos usos. Cuando llega un invitado a casa, se ofrece con leche, que es un simbolo de buena suerte, o dátiles. También se utiliza en un baile saharaui que es un icono de cómo la mujer hace política de lo cotidiano. Es de mi abuela, lo tuvo mi madre y me lo trajo a España”, narra.