Feijóo se hunde cada día más

Feijóo se hunde cada día más

Hasta él mismo reconoce que los resultados el 28-M no serán los que ellos esperaban.

Núñez Feijóo gesticula en un mitinFabian Simon / Europa Press via Getty Images

Los nervios en el PP crecen a medida que se acercan las municipales, ya hasta Feijóo reconoce que los resultados no serán los que ellos esperaban. Cuando se cumple un año desde que llegó a presidente del PP, todas sus elevadas expectativas electorales se han hecho añicos. De hecho, hasta el ABC, nada sospechoso de ser de izquierdas, reconoce que la valoración del líder del PP ha caído 15 puntos en doce meses. De rozar el 35% a caer por debajo del 20%.

El expresidente gallego llegó con un halo de buen gestor y de persona moderada y solvente, pero nada más lejos de la realidad. En solo un año los españoles se han dado cuenta que ni es buen gestor ni es moderado ni es solvente, porque si no lee lo que le escriben, patina casi a diario.

Buen gestor no es. Calificó de “pufo” la deuda pública del Gobierno, pero se le olvidó de que siendo presidente de la Xunta, multiplicó por tres la de Galicia, pasando de 3.923 millones de euros en 2009 a 11.314 millones en 2022. Un aumento de más de 4.200 euros de media por habitante gallego. ¿Señor Feijóo, ya no se acuerda de esto?

En solo un año los españoles se han dado cuenta que ni es buen gestor ni es moderado ni es solvente, porque si no lee lo que le escriben, patina casi a diario

Y no hay que olvidar tampoco que durante su gestión en la comunidad gallega cerró más de 100 centros educativos, recortó la plantilla de profesores y eliminó la gratuidad de los libros de texto. También recortó más de 1.000 millones de euros en sanidad pública gallega, se cargó 1.300 plazas de sanitarios y suprimió más de 900 camas. Deterioró la educación y la sanidad pública para favorecer el negocio de la privada. ¿Esto es ser buen gestor?

Moderado tampoco es. Lo primero que hizo como líder del PP fue pactar y permitir la entrada en el gobierno de Castilla y León de Vox, convirtiendo a esta región en la primera de toda Europa donde la ultraderecha gobierna. No tuvo el valor de votar en contra de la moción de censura presentada por Vox, cuando Casado sí lo hizo. Y sus planteamientos cada día se difuminan más con el partido de Abascal. ¿Esto es ser moderado?

Y de solvente no tiene nada. Ha perdido todos los debates en el Senado con el presidente Pedro Sánchez y cada vez que no lee lo que le escriben se equivoca y mete la pata. Y lo hace demasiadas veces.

El perfil internacional de Pedro Sánchez es uno de los principales handicaps de Feijóo. Hace unas semanas, mientras el presidente del Gobierno asistía en la República Dominicana a la Cumbre Iberoamericana con jefes de Estado y de Gobierno, el PP respondía con un acto con latinoamericanos en el que tomó la palabra una “telepredicadora” que promete curar a los enfermos con la imposición de manos. Este es el nivel del PP y de Feijóo. Ya solo pueden agarrarse al clavo ardiendo de la santería.

Mientras la Comisión Europea avalaba la reforma de las pensiones del Gobierno de Pedro Sánchez, el líder del PP ponía en valor la que se ha hecho en Francia y que ha incendiado el país galo. ¿Esto es lo que quiere el PP para España, incendiar nuestro país con las pensiones?

Y lo último ha sido la acusación de Feijóo a Pedro Sánchez de despreciar la cultura china por no ir a la inauguración de los guerreros de Xi´an en Alicante, cuando el Presidente del Gobierno se reunía con el Presidente de China Xi Jinping. Sin palabras.

Pero en ámbito más doméstico, los peores errores de Feijóo han sido no arrimar nunca el hombro para ayudar a nuestro país desde que llegó y el vaticinio fracasado de un derrumbe de la economía española. Lo deseaba, pero no ocurrió. De hecho, marzo ha sido récord en el empleo. El pasado mes se crearon 206.410 puestos de trabajo y el paro se redujo en 48.700 personas.

Hoy el número total de ocupados ronda los 20,4 millones de personas. En el último año se han creado 542.049 empleos. Y el paro ha bajado especialmente en mujeres y jóvenes. La reforma laboral y el trabajo del Gobierno sigue dando sus frutos, frente a quienes como Feijóo esperan que le vaya mal cada día a España.

Las elecciones municipales van a ser un Rubicón para Feijóo, que cada día manda menos en el PP. Él sabe que se la juega y que lo tiene cada día más difícil

Los datos de crecimiento económico son espectaculares. En 2022 la economía española ha conseguido aumentar un 5,5%, el mejor dato de Europa y, por cierto, el doble que el mejor año de Rajoy. Y en 2023 todos los organismos económicos internacionales ya están mejorando las previsiones para nuestro país del presente año.

Y, para que nadie me tilde de triunfalista, reproduzco las palabras del presidente de la Confederación Española de Agencias de Viaje: “El turismo está totalmente recuperado, hemos superado niveles prepandemia”.

Sí, es cierto que la derecha mediática y económica está muy nerviosa, y tienen motivos para estarlo: Feijóo no tira, mientras el presidente Pedro Sánchez está más fuerte que nunca dentro y fuera de nuestro país. Lo dice la prensa internacional, lo reconoce el PP europeo y la inmensa mayoría de los españoles es consciente que con el PP esta crisis hubiese sido mucho más dura. Las elecciones municipales van a ser un Rubicón para Feijóo, que cada día manda menos en el PP. Él sabe que se la juega y que lo tiene cada día más difícil.

Porque si con el Gobierno de Pedro Sánchez se crea más empleo que nunca; España crece económicamente más que nunca; las pensiones suben más que nunca; hay más becas y de mayor cuantía que nunca y hay más recursos para investigación que nunca, ¿para qué votar entonces al PP y a Feijóo?

MOSTRAR BIOGRAFíA

Miguel Ángel Heredia es senador del PSOE por la provincia de Málaga y portavoz de Hacienda en la Cámara. Anteriormente, fue diputado desde la VI a la XII legislatura. Ponente de la ley de dependencia. Doctor “cum laude” en Ciencias Biológicas por la Universidad de Málaga. Titulado Superior en Cultivos Celulares en la Universidad de Málaga. Nació en Mollina (Málaga) 1966.