Opinión
Miquel Pellicer
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Los debates simplistas sobre la Inteligencia Artificial

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¿Os imagináis una fotografía de Javier Tebas y Joan Laporta abrazados delante de la discoteca Luz de Gas? ¿Lo veis imposible? Pues estas fotografías impensables ahora son más posibles que nunca con la Inteligencia Artificial. De hecho, el diario El Mundo en la edición de este pasado martes recreó en portada la “fotografía imposible” con Pablo Iglesias y Yolanda Díaz con caras sonrientes. Las conversaciones y disputas entre Podemos y Sumar se ilustran con esta fotografía, de la misma forma que en las últimas semanas se han publicado falsas imágenes de Donald Trump siendo perseguido y detenido por policías de Nueva York e imágenes del Papa Francisco en una versión enérgica y con ademanes de cantante rapero. Todas estas fotos se han realizado con software de IA generativa como Dall-e, Midjourney o Stable Diffusion

Realidades paralelas. En un momento en que la realidad virtual del metaverso no acaba de arrancar, parece que la palabra clave es el multiverso, aquella configuración de futuros alternativos tanto comentados a las películas de Marvel. El oscarizado filme ‘Everything Everywhere All at Once’ también propone un argumento con estos universos paralelos. 

De hecho, el término multiverso lo usó por primera vez en 1895 al psicólogo William James para sugerir la existencia de múltiples universos, cada uno con sus propias leyes físicas y propiedades independientes.

Tres retos periodísticos. Pero volviendo al tema que nos ocupa, la Inteligencia Artificial comporta tres tipos de retos para los periodistas y los medios. Primero, hay que asumir que existirán profundos cambios en las redacciones de los medios de comunicación y se crearán nuevos lugares de trabajo vinculados a la producción, la edición y la gestión de contenidos y datos creados por las máquinas. 

Segundo, los periodistas tenemos que estar preparados para asumir nuevas competencias. No seamos bobos, la IA no nos quitará el trabajo, pero sí que nos la quitarán los periodistas que tengan competencias digitales y especializadas en esta nueva tecnología. 

Tercero, tenemos que fijar los márgenes deontológicos del uso de las herramientas inteligentes con respecto a la veracidad y los contenidos publicados. Pero no solo pensando en la IA, sino también en el clickbait, las fake news y las filtraciones urdidas. 

La IA no nos quitará el trabajo, pero sí que nos la quitarán los periodistas que tengan competencias digitales y especializadas en esta nueva tecnología.

Polémico manifiesto. Pero el debate sobre la Inteligencia Artificial no es solo meramente periodístico. Líderes empresariales como Elon Musk, CEO de Tesla, Steve Wozniak, cofundador de Apple, o el historiador Yuval Noah Harari han firmado un manifiesto esta semana en que pedían que se retrasara el desarrollo de la inteligencia artificial durante al menos seis meses.

El manifiesto, firmado por más de 1.000 personas y publicado por Future of Life Institute (una organización sin ánimo de lucro), básicamente pide que se ponga en pausa el desarrollo de los modelos de inteligencia artificial más avanzados (como GPT-4) hasta que se puedan desarrollar y aplicar protocolos de seguridad que sean comunes para estos diseños.

"Los sistemas de IA más potentes solo se tendrían que desarrollar cuando estemos seguros de que los efectos serán positivos y los riesgos serán asumibles", sugiere la carta.

¿En manos de quién? Me intranquiliza más Elon Musk como impulsor de este manifiesto que la propia Inteligencia Artificial. El propietario de Twitter y Tesla es también uno de los principales financiadores de la organización que ha propuesto la carta conjunta.

Me intranquiliza más Elon Musk como impulsor del manifiesto para limitar la Inteligencia Artificial que la propia IA

Los intereses financieros de Elon Musk están por encima de nuestra tranquilidad, de la misma forma que sus intereses económicos eran su prioridad número uno al comprar Twitter, aunque promulgaba que quería “salvar la humanidad”.  

Emily Bender, catedrática de Lingüística de la Universidad de Washington, cree que el riesgo no está en el hecho de que la IA “sea demasiado potente, sino que tiene que ver con la concentración de poder en manos de unas pocas personas, con la reproducción de sistemas de opresión y con el daño al ecosistema informativo y natural”. 

¿Podemos pedir límites en el desarrollo de la Inteligencia Artificial cuando vamos hacia un mundo donde la democracia y las normas éticas son un fastidio para países como China, Rusia y una buena parte de los ciudadanos de los Estados Unidos?

¿Podemos pedir límites en la Inteligencia Artificial cuando vamos hacia un mundo donde la democracia y las normas éticas son un fastidio para países como China o Rusia? 

Hace unos días, un amigo me decía que en el marco de los estados democráticos era normal el espionaje y el uso de tecnología para espiar a los ciudadanos. Y ciertamente, este es un debate que me preocupa mucho más porque en el debate de los límites tecnológicos cada vez los ciudadanos y nuestros derechos contamos menos. Como si el futuro y el bien de la humanidad estuvieran por encima del ahora y los que vivimos en el presente. 

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