Videojuegos

Un niño coge la pistola de su padre y mata a su compañero de clase en Veracruz tras perder en un videojuego

Había perdido en un videojuego. Se fue a su casa, cogió la pistola de su padre y volvió al local para matar a su compañero de clase, de 11 años.

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Un niño de apenas de 10 años, se enrabietó porque había perdido en un videojuego con su compañero. Se fue a su casa, agarró la pistola de su padre y volvió al local para matar a Samuel, de 11 años.

La madre del fallecido ha contado que llegó a tiempo de sostener a su hijo, que "convulsionaba, se debatía entre la vida y la muerte". Leticia buscó la bala, que había impactado en la cabeza del niño y lo sostuvo en los brazos pidiendo ayuda. Le trasladaron al hospital pero no pudieron salvarle la vida. "Lo único que pido es que me ayuden a hacer justicia, porque mi hijo murió por culpa de los padres de ese niño que mató a mi hijo

El padre dice que no es un accidente "es una falta de responsabilidad de los padres dejar una pistola en la mesa". El menor fallecido ha sido velado en la humilde vivienda que compartía con sus padres y cuatro hermanos y enterrado en el cementerio del pueblo.

El niño huye del pueblo

El niño y su familia han huido del pueblo, La Perla. Un municipio de Veracruz.

El gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, calificó como "triste" el hecho de que un niño tenga acceso a un arma.

Cada vez hay más armas en los domicilios mexicanos. Y las utilizan en altercados callejeros, domésticos o en las escuelas. En enero de 2020, un niño mató a una profesora y dejó heridos a varios estudiantes en Coahuila. Llevaba dos pistolas y se suicidó después.

En Méxicocomprar una pistola es fácil y barato. El Gobierno ha puesto en marcha campañas de desarme. Pero la violencia que sacude los barrios más pobres y humildes y la precaria seguridad impide que los vecinos quieran entregar sus pistolas así como así.

Veracruz es uno de los Estados más violentos de México. Su situación estratégica, entre el mar y camino del norte hacia Estados Unidos, lo convierte en territorio de guerra para los narcotraficantes.

Desde 2006, cuando el entonces presidente Felipe Calderón lanzó una ofensiva antidrogas, se han registrado unos 340.000 asesinatos y decenas de miles desaparecidos, la mayoría atribuidos al crimen organizado.

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