NUEVA YORK, Estados Unidos.- Hay un dicho que dice “no hay mal que por bien no venga”, y es lo que pasó con la orden del gobierno cubano de no permitir la entrada a dignatarios que iban a estar presentes en la entrega del Premio Oswaldo Payá al secretario general de la Organización de Estados Americanos, OEA, Luis Almagro.
El premio se entregó en ausencia del galardonado, a quien no le permitieron la entrada a Cuba.
El boicot, que se extendió al expresidente de México, Felipe Calderón, y a Mariana Aylwin, la hija del expresidente de Chile, Patricio Aylwin, así como a otros invitados por la Red Latinoamericana de Jóvenes por la Democracia, pone al desnudo al régimen cubano como ningún otro hecho internacional podría haberlo hecho.
Calderón calificó de “triste”, “despótica”, “indignante” y “tonta” la decisión del gobierno de Raúl Castro de no permitirle entrar en la Isla, una medida que en su opinión “hace añicos” la reciente expectativa de “que las cosas cambiarían” en Cuba
“Si un extranjero no puede ir a un acto pacífico, yo me imagino las presiones a las cuales ellos (los cubanos) están sometidos todos los días”, expresó por su parte Mariana Aylwin, luego de que se le negó la entrada a Cuba.
Con estas prohibiciones de entrar a la isla a estos y otros invitados, La Habana se muestra tan cual es en toda su desnudez, llena de verrugas y espanto.
Asimismo se revive la muerte del fundador del Movimiento Cristiano Liberación, Oswaldo Payá, “quien fue asesinado bajo circunstancias aún sin aclarar”, como dice un mensaje difundido por su hija Rosa María Payá en su cuenta de Twitter.
No podría haber habido mejor propaganda para la causa de la muerte de Payá y su acompañante Harold Cepero, quien también resultó muerto en el incidente.
Habría que buscar también la opinión del expresidente Barack Obama, quien tanto favoreció a un gobierno dictatorial que solo piensa en su propio beneficio y se niega a hacer ningún tipo de concesiones, y menos aún abrirse al mundo en forma democrática.