Durante mucho tiempo nos han inculcado la importancia de acudir al médico, de consultar siempre a un facultativo y evitar la automedicación o el autodiagnóstico. El mensaje ha sido machacón durante años y es de obligado cumplimiento hasta en los anuncios de medicamentos. De esta manera se ha querido incidir en el diagnóstico precoz de enfermedades graves, que comporta una mayor esperanza de vida para los pacientes y un gasto menor para la sanidad pública. Pero ahora, a consecuencia del impacto de la pandemia, estamos dando pasos atrás agigantados. Los expertos han advertido que las restricciones de acceso a la sanidad por la covid han dejado en un segundo plano el resto de las patologías, que, por cierto, causan más muertes que el virus de Wuhan. Los que se lo han podido permitir han optado por la sanidad privada, donde las restricciones eran menos estrictas y la falta de médicos y enfermeras se nota menos. No es extraño, pues, que actualmente uno de cada cuatro españoles ya tenga un seguro privado, un 8% más que hace dos años. Y esto no ha hecho más que empezar, porque la expectativa de este sector es muy optimista, a tenor de las declaraciones políticas de los últimos días. Por un lado, la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ya ha avisado que los ciudadanos pueden encontrarse con ambulatorios sin médicos este verano y sin servicio de urgencias en muchos de ellos. En Catalunya no se han atrevido a decirlo tan claro y nos lo han trasladado en otro lenguaje. El conseller de Salut, Josep Maria Argimon, ha pedido a la población que no acuda a los ambulatorios por casos leves para rebajar la presión sobre estos centros, donde coincide el auge de la séptima ola de la covid con las vacaciones de médicos y enfermeras. Todos somos conscientes del impacto de la pandemia, pero deberíamos evitar este tipo de mensajes que desprestigian y restan confianza en la sanidad pública, muy tocada durante años por los recortes.
Imagen de archivo de colas en un centro de salud
La evolución de la economía tiene mala pinta, y la sanidad es un pilar esencial que debe mantenerse firme para resistir el temporal que se avecina. De lo contrario, corremos el riesgo de dejar a mucha gente en la cuneta, por no mencionar un lugar más funesto.