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Aviso a las telecos: Vodafone deberá pagar a un particular por "perturbar su descanso"
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Sentencia pionera contra las operadoras

Aviso a las telecos: Vodafone deberá pagar a un particular por "perturbar su descanso"

Miguel Ángel Varela fue bombardeado con llamadas comerciales no solicitadas de Vodafone. La Justicia ahora le ha dado la razón en una sentencia que abre la puerta a un aluvión de demandas similares

Foto: Foto: Getty Images.
Foto: Getty Images.

"Después de toda la paliza que me han dado, esto es un alivio, la verdad". Miguel Ángel Varela suspira al otro lado del teléfono mientras lee unos párrafos de la sentencia. Se trata de un dictamen emitido hace solo unos días que puede suponer un precedente delicado para las operadoras en España. En él, la magistrada del juzgado de primera instancia número 11 de Zaragoza condena a Vodafone a indemnizar a Varela con 6.000 euros por el "daño producido a su intimidad, tranquilidad y descanso". Varela, igual que miles de españoles, fue bombardeado con cientos de llamadas comerciales de la compañía. Pidió repetidamente que dejaran de molestarle. No sirvió de nada. Más de un año después, la Justicia le ha dado la razón en un caso pionero que puede abrir las puertas a un aluvión de demandas similares.

Miguel Ángel trabaja de reponedor en un supermercado de Zaragoza y su horario va contra corriente. Se levanta a las 5:00 de la mañana, empieza su turno a las 6:00 y regresa a casa sobre las 13:00. "Cuando llego, no me apetece ni comer, primero tengo que descansar, así que me acuesto un rato. Imagina que justo en ese rato no te dejan de llamar. Es lo que me pasaba a mí desde finales de 2019". La demanda y la sentencia posterior detallan cómo teleoperadores de Vodafone y empresas subcontratadas llamaban a Varela de forma continuada para animarle a hacerse cliente. Le contactaban en su móvil, en el fijo de casa y en otra segunda línea móvil que tenía contratada. Lo que empezó como una molestia acabó en "acoso telefónico", según la sentencia.

Foto: Mikael Lindahl, consejero delegado de PriceRunner. (Foto: cedida)

"Había días que llamaban tres o cuatro veces a todas las líneas, luego paraban al día siguiente, volvían solo con una llamada, pero luego regresaban a las tres o cuatro. Iba por oleadas, pero era constante. Durante los primeros meses de 2020 fue ya escandaloso, no paraban. Les pedí mil veces que me dejaran en paz, que eliminaran mi ficha. Llegué incluso a enviarles por escrito un formulario, con todos mis datos y copia del DNI, pidiendo la retirada de mis datos. No valió de nada", explica Varela. Este zaragozano de 35 años sufre además de cefalea diagnosticada, para la que debe medicarse. "Si me llamaban y me despertaban, no solo me cortaban el sueño, me entraba también un dolor de cabeza bestial. Se lo conté un día a mi médico y no se lo creía. Me preparó toda la documentación acreditativa y me dijo: 'Demándalos".

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Foto: Reuters.

Antes de hacerlo, probó una última bala. "Hablé con la asociación Autocontrol, que supervisa asuntos publicitarios. Hicieron de mediador con Vodafone y la empresa se comprometió a cesar las llamadas. A los pocos días, volvieron". Harto de la situación, el 24 de diciembre de 2020, en plena Nochebuena, se puso en contacto con un abogado para demandar a la operadora.

"La tarea no era fácil. Hay muchas multas contra las operadoras por acoso telefónico, pero casi todas por privacidad de datos y llevadas de oficio por Protección de Datos. Algunos particulares también demandaron, pero por otro motivo: les habían incluido en listas de morosos de forma irregular y no dejaban de llamarlos. Este caso era diferente y decidimos ir por la vía de la vulneración de la ley de protección civil del derecho al honor y a la intimidad personal", explica Mario Bonacho, letrado del despacho Averum Abogados que ha logrado ganar el caso junto a su socia, Marisa Herrero-Tejedor.

Foto: (Plantronics Germany)

Miguel Ángel Varela reunió todos los correos electrónicos intercambiados con Vodafone, empezó a grabar llamadas y a acreditar documentalmente su situación laboral y médica. Así transcurrieron los primeros meses de 2021 hasta abril, cuando presentaron la demanda ante el juzgado de primera instancia número 11 de Zaragoza. "Incluso cuando Vodafone ya había recibido la demanda, me siguieron llamando. La situación me generó tal estrés que tuve que empezar a tomar más medicación para los dolores de cabeza. Me han causado un daño real", explica Varela.

La sentencia llegó el pasado 10 de febrero, condenando a Vodafone a indemnizar a Varela con 6.000 euros por daños y perjuicios. El dictamen considera que la operadora incurrió en una "actividad comercial ciertamente calificable como avasalladora y acosadora" que "vulneró el derecho a la intimidad" del demandante. "Estamos estudiando recurrir, creemos que no se han valorado bien las pruebas. No todas las llamadas se realizaron desde un número de Vodafone", explica a este diario un portavoz de la empresa. La sentencia, sin embargo, argumenta que "la actividad de cesión, portabilidad, traslado o como se quiere definir la actividad que realizan las operadoras con los números de teléfono, se escapa al posible control del consumidor medio". En otras palabras: Vodafone es la responsable última de que algo así no suceda jamás.

placeholder Trabajadores de un 'call center'. (Getty Images)
Trabajadores de un 'call center'. (Getty Images)

Se trata de la primera sentencia conocida que logra una condena a una operadora por vulnerar el derecho a la intimidad con algo tan común como las llamadas comerciales. Protección de Datos había conseguido ganar varios litigios similares, pero por vulneración de privacidad de datos. En estos casos, las sanciones (que no indemnizaciones) no van a parar a los afectados.

"Si Vodafone recurre y la Audiencia Provincial nos da la razón, esto sentará jurisprudencia", señala Bonacho. "Creo que es un toque de atención relevante para las operadoras. Habrá que ver si Vodafone recurre de verdad. Probablemente, quieran pagar y olvidarse, precisamente para no llegar a la Audiencia Provincial y al Tribunal Supremo y evitar crear jurisprudencia que les perjudique en el futuro", explica Samuel Parra, abogado especializado en privacidad de datos.

La sentencia demuestra además que el último código de conducta firmado por las cuatro grandes operadoras en España, Movistar, Vodafone, Orange y MásMóvil, comprometiéndose a no llamar a partir del 1 de enero de 2022 entre las 15:00 y las 16:00 o en los fines de semana, es papel mojado. "Seguí recibiendo llamadas durante enero, incluso días antes de conocerse el dictamen", confirma Varela. "Llevan firmando este tipo de códigos y pactos desde 1999. Cada vez le ponen un nombre diferente, pero las llamadas se siguen produciendo. Las operadoras se defienden diciendo que contactan con números aleatorios o que quien hace la llamada es una subcontrata", explica Parra. "Esta sentencia es un paso más. Lo interesante sería que más gente se animase a demandar por esta vía. Ahora ya sabemos que es posible".

"Después de toda la paliza que me han dado, esto es un alivio, la verdad". Miguel Ángel Varela suspira al otro lado del teléfono mientras lee unos párrafos de la sentencia. Se trata de un dictamen emitido hace solo unos días que puede suponer un precedente delicado para las operadoras en España. En él, la magistrada del juzgado de primera instancia número 11 de Zaragoza condena a Vodafone a indemnizar a Varela con 6.000 euros por el "daño producido a su intimidad, tranquilidad y descanso". Varela, igual que miles de españoles, fue bombardeado con cientos de llamadas comerciales de la compañía. Pidió repetidamente que dejaran de molestarle. No sirvió de nada. Más de un año después, la Justicia le ha dado la razón en un caso pionero que puede abrir las puertas a un aluvión de demandas similares.

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