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La transfobia disfrazada de feminismo se presentará a las elecciones generales

Nuevo partido político

Feministas al Congreso vindica la agenda de la igualdad "olvidada por el Gobierno"

La nueva formación se presentará este mes en Madrid y tiene como presidenta a la ensayista Pilar Aguilar


El feminismo clásico -que define el género como un sistema de opresión de los hombres sobre las mujeres- ha decidido dar el paso y acaba de constituir un nuevo partido político con el objetivo de concurrir a las próximas elecciones generales. Con el nombre de Feministas al Congreso, la nueva formación se presentará oficialmente en Madrid el próximo 18 de enero y quiere ocupar el espacio que, según explican, han abandonado PSOE y Podemos convirtiendo la lucha por la igualdad en un arma de enfrentamiento, vaciándola de contenido y confundiéndola con el debate sobre la identidad de género.

La nueva formación ya ha registrado sus estatutos y la presentación oficial correrá a cargo de las cinco dirigentes que conforman su primera ejecutiva. La presidenta es Pilar Aguilar Carrasco, una feminista de larga trayectoria, ensayista y crítica de cine. Junto a ella estarán Puri Lietor, psicóloga e integrante del Front Abolicionista del País Valencià, como secretaria general, Fátima Arranz, profesora de Sociología (UCM), Juana Gallego, profesora de Periodismo (UAB) y Sandra Moreno, jurista. En estos momentos cuentan con un equipo de 60 personas para preparar el lanzamiento del la formación, y 2.000 que han contactado con la plataforma mostrando su apoyo.

“Creemos que hay muchas mujeres huérfanas de un proyecto político –explica Juana Gallego- que no saben a quién votar después de que la izquierda haya abandonado la agenda feminista”. Aunque el camino hasta poder formar candidaturas para las generales es difícil y así lo admiten, este nuevo proyecto político nace en buena parte del descontento por las políticas del Gobierno de Pedro Sánchez, un descontento que también se ha explicitado en el seno del mismo Partido Socialista. La salida del Ejecutivo de la vicepresidenta Carmen Calvo tras perder la batalla sobre la ley trans con la ministra Irene Montero marcó un antes y un después.

La agenda no es nueva y se ha reivindicado con fuerza en el último año al entender que tanto el presidente como la ministra de Igualdad han enterrado las iniciativas principales de la lucha por la igualdad aun siendo, paradójicamente, un Gobierno progresista. El núcleo programático, por lo tanto, reivindica la abolición de la prostitución, la prohibición de los vientres de alquiler y de cualquier explotación reproductiva de la mujer, la prohibición de la pornografía, las políticas contra opresión y precarización laboral y salarial por razón de sexo , la lucha contra la violencia machista y la misoginia religiosa. Reclaman la derogación de las leyes que consagran la libre determinación del sexo -especialmente el proyecto de ley trans que se tramita en el Congreso- al entender que ésta es una negación de las mujeres y un ataque frontal a las políticas de igualdad.

En las últimas décadas, el movimiento feminista ha tenido una “doble militancia”, según se indica, empujando las políticas de igualdad en el seno de los partidos “clásicos”. Pero se considera que tras ver que esta agenda feminista no se ha plasmado en políticas públicas es el momento de dar el paso y crear una formación que ponga en el centro esta lucha, dejar así de ser un medio y contar con una organización política propia.

El nuevo partido está en contacto con las grandes plataformas feministas que están llevando el debate y la movilización a favor de las políticas de igualdad y en contra de lo que denominan la “agenda transgenerista”, como Contra el Borrado de las Mujeres y Confluencia Movimiento Feminista. Lo que está por ver es si se logrará atraer a militantes del PSOE que aunque hayan expresado su descontento prefieran seguir trabajando por sus ideas en el seno de la formación.

Las representantes del feminismo clásico o radical que quieren tener voz propia en las elecciones generales considera que el neoliberalismo ha agravado las desigualdades y, por tanto, ha golpeado a las mujeres con situaciones más precarias. El feminismo, como movimiento de izquierdas, irrumpe con organización propia en el escenario político.

(Cristina Sen, La Vanguardia, 05/01/22)