POULAINES. ¿Significantes eróticos o fetichismo fálico?

A pesar de haber realizado un breve apunte en marzo de 2012 sobre las POULAINES o PIGACHES, al encontrar en la red un documentado artículo (publicado en “Foottalk” el 12 de junio de 2021, por el experto australiano, Cameron Kippen), me decido a ampliar el anterior, con un resumen del mencionado texto, en relación a esos curiosos zapatos de punta afilada y alargada utilizados por los hombres entre los siglos XIII y XV.

El autor señala como responsable del origen de este calzado al aristócrata francés Fulco IV de Anjou (1043 –1109), conde de Anjou y de Tours desde 1068 hasta su muerte. Según consta en la fuente consultada por Kippen, Fulke, llamado “el pendenciero”, sufría de juanetes y uñas encarnadas y recurrió a un experto zapatero para que le confeccionada un zapato adecuado para sus deformidades. Como resultado, el artesano creó un calzado con un largo extremo en la punta. Esta versión puede ser dudosa, ya que sucede en la segunda mitad del siglo XI, fechas por las que aún no se observa esta moda.

Otro hecho remite a que un miembro de la corte de Guillermo II de Inglaterra (1056-1100) endureció las puntas de sus zapatos, al rellenarlas con musgo y hierba. El anónimo cortesano también hizo que las alargaran y doblaran a manera de cuerno. Lo que en un principio fue motivo de burla, paulatinamente se convirtió en una atracción, siendo adoptados a partir del siglo XII por algunos jóvenes de las cortes de Europa. Gradualmente las puntas comienzan a crecer, sujetadas en ocasiones al tobillo o la pierna con cuerdas o cadenas. En el siguiente siglo, la longitud de los zapatos se hizo más larga hasta alcanzar 24 pulgadas más de la medida del pie.

Ilustración que refleja diversos tipos de poulaines

Eran fabricados de una sola pieza, confeccionados por un experto zapatero que debía conocer la manera de lograr que la punta no perdiera la forma. En muchas ocasiones, el zapato estaba ricamente decorado y para protegerlo, aparecen a finales del siglo XIV, los chanclos de madera o corcho en el cual se introducía el pie calzado para salvaguardarlo de las suciedades de las enfangadas calles de las ciudades medievales. Con ello, se dificultaba aún más el andar.

Poulaines originales del siglo XV
Jan van Eyck. El matrimonio Arnolfini, 1434 (detalle)

En el siglo XIV la moda de las POULAINES estaba extendida, ya no solamente entre los jóvenes nobles, pues los burgueses la adoptaron como una forma más de destacar su estatus, por el coste elevado de este tipo de calzado. En Polonia fueron especialmente populares, sobre todo en la corte de Cracovia, por lo que en Francia comienzan a llamarle “souliers à la poulaine”, o solamente “poulaine” también denominándolos “crackowes”. Convertidos en objeto de lujo, las POULAINES acaparaban la atención de todo aquel que deseaba estar a la moda y además de poder adquisitivo, este calzado se convirtió en símbolo de ocio, por lo difícil que resultaba caminar con tan complejo “dispositivo” en los pies. No obstante, esta moda continuó y pronto aparecerían otra atribución a las poulaines, más allá de la diferenciadora: la sexual.

Roman de la Rose (detalle), 1420-30
Gillebert de Lannoy. La instruccion de un joven príncipe, libro de buena conducta (detalle), 1468-70
Loyset Liédet: L’Histoire de Charles Martel. Los hijos de Lidia condenados a muerte (detalle), 1470-72 

La forma caprichosa de este calzado ha sido justificada por aquellos estudiosos dedicados a la psicología de la vestimenta (Havelock, Flügel, entre otros) atribuyendo su morfología a los significantes eróticos como vía del exhibicionismo fálico necesario para la satisfacción sexual masculina. Kippen ha desarrollado también trabajos relacionados con las implicaciones fetichistas de las poulaines; en su “The Curious History of Long Toed Shoes” describe cómo este tipo de calzado llegó a convertirse en un verdadero objeto de provocación erótica. Los teóricos destacan cómo la moda de los zapatos de punta larga se convirtió en una obsesión para los hombres de la Baja Edad Media a partir del interés de explotar sus posibilidades fálicas alargando cada vez más las puntas del calzado y aplicando las mejores técnicas para mantenerlas erguidas, y cuan prolongación de las partes sexuales masculinas, introducían dicha punta bajo las faldas de las féminas en cualquier ocasión propicia.

Detalle de grabado en que se observan los pies de los jóvenes bajo las faldas,1460-70.

Ante tal popularidad y, sobre todo debido a las connotaciones eróticas y a los no pocos accidentes ocurridos por nobles o soldados, no tardaron en aparecer edictos prohibitivos sobre su uso y fabricación. En algunos estados, inicialmente se reguló la longitud de la punta de acuerdo al lugar que el portador ocupara en el estamento social de la época. En 1368, Carlos V (1338 – 1380) de Francia emitió un edicto prohibiendo la fabricación de poulaines en París; en 1368, Carlos IV (1316-1378), rey de Bohemia, consideró los zapatos de punta larga y la afrenta a los buenos modales y la falta de respeto a Dios, por lo que limitó su uso en la corte. Se dictaron decretos para limitar la longitud de los poulaines a seis pulgadas para los plebeyos y hasta 24 pulgadas para la nobleza y la aristocracia. Pero ninguna ordenanza limitó su uso. La popularidad de los poulaines continuó a pesar de que la Iglesia también se pronunciara, al no pasaron por alto las connotaciones fálicas claramente atribuidas al zapato, convertido ya casi en un “juguete sexual”. El uso del tan criticado calzado tuvo su punto de mayor aceptación entre 1460 y 1470 por lo cual, el monarca Eduardo IV, primer rey de Inglaterra de la Casa de York, decretó públicamente que el uso de los poulaines era obsceno, aprobando leyes suntuarias para limitar la longitud de los zapatos restringida a dos pulgadas más allá del pie para todos. Resulta curioso conocer el texto del decreto en el cual se observa no solamente la preocupación de los monarcas por el largo de los zapatos, sino también por las cortas y ajustadas prendas superiores: “Ninguna persona bajo el estado de señor, incluidos los nobles, escuderos y caballeros, debe usar bata, chaqueta o abrigo que no cubra los genitales y las nalgas. Además, no usar zapatos o botas con puntas de más de dos pulgadas”.

A partir de 1470 las disposiciones se convierten en leyes que comienzan a prohibir a los gremios de zapateros su fabricación. Es así como entre 1475 y 1490 desaparece el uso de los poulaines. Según los estudiosos, ello no se debió solamente a los decretos establecidos en algunas naciones, sino a los muchos accidentes producidos no solamente a los civiles, sino, sobre todo en las acciones libradas por los ejércitos. Cotas y armaduras eran llevadas cubrían los pies con las puntas afiladas y se conoce que, en más de una ocasión, soldados y civiles perdieron batallas o la vida por no poder huir a tiempo del enemigo en una contienda bélica o de una agresión personal, debido a la lentitud de movimiento que brindaban el calzado con tan prolongado extremo. Según otros autores, el cambio definitivo de moda en el calzado masculino se debió a que el monarca francés Carlos VIII de Valois no podía utilizar las poulaines debido a la conocida deformidad anatómica de sus pies: tenían seis dedos extrañamente desarrollados, que le impedían, lógicamente, el uso de un calzado con tal afilada punta.

A pesar de las censuras a su uso debido a sus significantes eróticos y de otras teorías sobre la razón de la desaparición de los zapatos con puntas largas, considero que la detención de su uso se debe a haberse producido el “agotamiento de un gusto”. La moda de los poulaines, como parte del estilo del Gótico Tardío, estaba llegando a su fin. La sustitución por otro era algo inminente y se produciría como parte de la propia esencia de la dinámica del sistema moda. Habían pasado ya más de 300 años de permanencia de una moda tan curiosa como incómoda… muy pronto la estrechez y rigidez de las prendas renacentistas tomarían el relevo.

Más información:

Kippen, C. (2021): “Foottalk” el 12 de junio de 2021, por el experto australiano, Cameron http://foottalk.blogspot.com/2016/11/cameron-kippen-on-history-of-footwear.html

Hunt K. (2021): Skeletons reveal the cost of medieval fashion for pointy shoes. CNN

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