Lección eléctrica para ciudadanos que no quieren que se les tome por tontos

Las siete hermanas eléctricas, en un perfecto oligopolio en marcha, fijan el precio del megavatio en función de la famosa Ley de Oferta y Demanda (cuando interesa): más demanda, frote de las manos y precios escandalosos. Menos demanda, ajuste de las subastas y precios escandalosos (siguen frotándose las manos). Hasta llegar a los 114 euros por megavatio de estos días inmersos en una ola de calor. Este escándalo eléctrico es de tal proporción que no vale que nadie se escude en el tú más, en el inicio de tal vergüenza nacional. Son los dos partidos, el Popular y el Socialista, …

Carlos Tundidor

Las siete hermanas eléctricas, en un perfecto oligopolio en marcha, fijan el precio del megavatio en función de la famosa Ley de Oferta y Demanda (cuando interesa): más demanda, frote de las manos y precios escandalosos. Menos demanda, ajuste de las subastas y precios escandalosos (siguen frotándose las manos). Hasta llegar a los 114 euros por megavatio de estos días inmersos en una ola de calor.

Este escándalo eléctrico es de tal proporción que no vale que nadie se escude en el tú más, en el inicio de tal vergüenza nacional. Son los dos partidos, el Popular y el Socialista, los que han dejado pudrirse el asunto a lo largo de los últimos 20 años como contrapartida a las famosas puertas giratorias “Tú, déjame acomodo con buen sueldo y sin hacer nada como Consejero y nosotros, mientras estemos en el Gobierno, dejaremos hacer y no nos meteremos con vuestros astronómicos beneficios”.

Esta y no otra es la auténtica razón de que España tenga, permanentemente y a lo largo de los últimos 20 años, la tarifa más cara de la Europa de los 27. Un oligopolio en el que están mezcladas las tres principales eléctricas españolas, los gobiernos del PSOE y del Partido Popular a lo largo de las dos o tres décadas últimas y el Tribunal de Defensa de la Competencia que ha mirado hacia otro lado una y otra vez y que se ha limitado a poner multas simbólica, el chocolate del loro, para intentar demostrar que eran neutrales.

Vamos a analizar, paso a paso, el entramado eléctrico tratando de hablar en castellano y sin demasiado miedo a cuando haya que decir prevaricación, se diga prevaricación.

Producción de energía

En 2020, los orígenes productivos de energía eléctrica, en función de sectores, fueron:

Nuclear: 22%; Eólica: 22%; Ciclo combinado (GAS) 17%; Hidroeléctrica: 12,5%; Cogeneración: 11%; Foto-voltaica: 6%; Termo-solar: 2%; Carbón: 2%; Otras (geotérmica, mareas, biomasa, etc.): 5,5%.

De estas, las producciones nuclear e hidráulica son las más baratas puesto que todas están más que amortizadas. Las sostenibles alcanzan un total del 47,5% del total producido. Y lo que es importante a la hora de que nos tomen por idiotas, o no: el gas, que es el elemento caro que hay que comprar, tan solo afecta a un 17% del total.

Demanda - oferta y ley de la subasta

Las eléctricas consiguieron que Europa regulara el mercado de la oferta y demanda con la subasta continua. Esta subasta fija el precio de TODA la energía, independientemente de si se ha conseguido barata mediante la nuclear, la hidroeléctrica u otra, al precio de la más CARA. Que casi siempre es el gas. Expliquemos el chanchullo a nivel español.

Supongamos que un día concreto se demandan 100 unidades de energía. Supongamos que la empresa productora A, con una cuota en la demanda de 30 unidades, puede producir estas 30 unidades mediante la suma de nuclear, eólica, hidroeléctrica y demás y ese día no intervenir el gas para nada. Tendría que subastarse el precio del megavatio de ese día al precio de la eólica, por ejemplo, mucho menor en importe que el precio del gas. Pero, entonces, la empresa A (y la B y la C y la D, como buenas hermanas) se da cuenta de que si cierra el grifo de la producción de electricidad en las centrales eléctricas o nucleares o eólicas un poco, lo justo para que ese día tenga que entrar el gas para corresponder a la demanda, el precio de la subasta (recordemos, la subasta se fija TODA, al precio de la energía más cara necesaria para cumplimentar ese día) podría ser en vez de, por ejemplo, 75 euros/MW, de, por ejemplo, 100 euros/megavatio.

La empresa A (y la B y la C y la D como buenas hermanas) gritan “EUREKA” y plantean una parada técnica ese día en una nuclear o dejan inmóviles unas cuantas plantas eólicas, o cierran el grifo en las turbinas de las hidroeléctricas y aportan un poquito de gas a la demanda de ese día. Resultado: beneficios astronómicos porque TODA la energía —la inmensa mayoría ha costado mucho menos— se VENDE al precio de la cara: el chollo elevado al máximo.

Así funcionan con frecuencia sin que el citado Tribunal de Defensa de la Competencia investigue los chanchullos mucho más allá de “por un quítame esas pajas”. A lo largo de tantos años, tampoco los Gobiernos de turno se han involucrado puesto que saldrían perjudicados las docenas de ministros, expresidentes y altos cargos que, luego, reposarán lánguidamente en los sillones de terciopelo de 100.000 a 150.000 euros/año.

Que alguien del citado Tribunal explique cómo llamamos a este proceder del propio Tribunal y del Gobierno: ¿bonhomía, “si es que son como niños”, prevaricación…?

Solo desde 2014, el número de expresidentes, de exministros, de exdiputados, de ex altos cargos en las puertas giratorias del IBEX han sido de ciento cuarenta. ¡¡140!! Cualquier puede hacer un cálculo aproximado si en vez de 2014 hasta la fecha, ponemos 1980 por ejemplo. Y una buena porción de estos cargos van a las empresas eléctricas.

Factura eléctrica

Que el recibo es un auténtico galimatías hecho a propósito, no es nada nuevo. En absoluto es una factura como la de un bien que se compra y nos dice “1 bien a tanto, más el IVA, cuánto”. Desglosemos una factura cualquiera.

Por un lado, tenemos la potencia contratada que es un costo fijo y de los de rechupete. Costo estructural que ya está amortizado pero que se sigue cobrando. Este costo repercute en una factura media en alrededor del 26%. Es decir, de cada 100 euros pagados, 26 son de este costo que, realmente, tendría que ser mucho más pequeño.

Por otro lado tenemos los peajes y los impuestos. Los peajes son los porcentajes de explotación de las empresas comercializadoras, el margen con el que funcionarán las empresas que, finalmente, llaman cuarenta veces a cualquier usuario para proponerle el cambio a costa de alguna migaja. Impuestos tenemos variados. El IVA, hasta hace poco del 21%, los impuestos que las propias eléctricas llaman “Beneficios caídos del cielo”, así que si las propias Eléctricas los llaman así, sobran comentarios.

Finalmente, tenemos los alquileres de equipos de medida y control. Este alquiler recuerda a los abusos de la antigua Telefónica cuando era monopolio y cobraba el alquiler del aparato. Al cabo de 20 años de servicio se habían pagado 15 aparatos.

Resumamos: en un recibo de 100 euros, aproximadamente 26 euros será el pago que corresponderá a la potencia contratada, como hemos dicho, costo fijo y amortizado en su mayor parte; otros 15 euros se irán a esos “beneficios caídos del cielo” y alquileres; 21 euros más irán a parar al IVA, así que tan solo 38 de los cien corresponderán a la energía gastada. Sobresaliente ¿no? Sobresaliente para las Eléctricas, claro.

Beneficios

En 2020, las tres grandes empresas eléctricas de nuestro país, tuvieron 6.400 millones de euros de beneficios (solo las tres primeras), imaginemos el chollo. En los últimos 20 años, estas empresas eléctricas han tenido beneficios por un importe mínimo de 75.000 millones de euros. Sin importar si llovía, hacía sol, hubiera crisis, comiéramos todos o solo unos pocos.

Para comparar, el beneficio después de impuestos y amortizaciones de las empresas eléctricas españolas es del 8% sobre facturación cuando en Francia, ese mismo dato, es del 4% y en el Reino Unido del 1% y en Alemania del 2%. También aquí, sobran comentarios.

Y en eso, llegó el Gobierno de coalición.

¿Qué se puede hacer desde el gobierno? Muchas cosas, no solo bajar el IVA que con esa medida lo que se hace, realmente, es quitar ingresos al Estado.

Primero: prohibir por Ley las puertas giratorias a partir de ya.

Segundo: quitar del paquete gestionado por las Eléctricas el “pool” correspondiente al nuclear y al hidroeléctrico. Bienes nacionales y amortizados hace tiempo.

Tercero: Fijar un precio límite. Bruselas lo permite.

Cuarto: Crear una Empresa Nacional de Electricidad que gestione las producciones de las nucleares y de las Hidroeléctricas (casi todas las hidroeléctricas en 2030 vuelven al Estado) y se encargue de arbitrar el mercado eléctrico evitando el oligopolio.

Quinto: Que el Tribunal de Defensa de la Competencia cumpla sus funciones, eleve las multas por oligopolio o por prácticas fraudulentas y, si no lo hace, enjuicie por prevaricación a dichos jueces.

Sexto: Si se demuestra que, en la práctica, las Eléctricas funcionan como oligopolio, intervenir de inmediato el mercado. Bruselas lo permite.

Si el Gobierno no comienza, de manera urgente, a planificar esas posibilidades que le ofrecen las leyes en vez de echar balones fuera y decir que tú más y que fue el gobierno del Partido Popular aun cuando fuera cierto, el socio del Gobierno, Unidas Podemos, debería decir y hacer algo importante. Quizá fuera hora de apoyar al Gobierno desde fuera y no desde dentro. Creo que el escándalo de los beneficios de usura de las Eléctricas puede ser tan importante que, si no se ponen en marcha soluciones eficaces del corte mencionado, puede dejar en la picota a Unidas Podemos en las próximas elecciones.

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