Brasil se convierte en el país con más perros que niños

La dura situación que vive Brasil, pese a la pandemia derivada del coronavirus, no ha evitado que se convierta en el país con más perros que niños. De hecho, las adopciones de perros y gatos crecieron un 300% solo en marzo de 2020. Como consecuencia, los especialistas se aventuran a decir que este aumento en el sector no tiene vuelta atrás.

Con la llegada al hogar de este animal de compañía, se han disparado igualmente las ventas de accesorios y alimentos para perros en un 87%, según datos de la empresa de investigación de mercado Euromonitor International. Debido al aislamiento fomentado por la pandemia, creció también la inversión de los brasileños, que hicieron un esfuerzo económico para adoptar y proporcionar a los animales todo tipo de cuidados.

"El 2020 supuso un desafío para todos los sectores, pero nuestros resultados muestran un crecimiento muy notorio y refuerzan la resiliencia del mercado de mascotas", contó a 24 Matins el fundador y director ejecutivo de Pezt, Sergio Zimerman, la mayor red de tiendas de mascotas de Brasil.

Esto refleja que la pandemia fomentó que muchas familias decidieran acoger al mejor amigo del hombre en sus hogares: "Al pasar más tiempo en casa por el aislamiento social, las familias empezaron a prestar más atención a sus mascotas", reflexionó Nelo Marraccini, presidente ejecutivo del Instituto Pet Brasil.

La experiencia de 'primerizos'

Marina Inserra, propietaria de un refugio en Sao Paulo, fue consciente de este crecimiento. Solo en el mes de marzo de 2020 se dispararon las adopciones de perros y gatos en un 300%, lo que se traduce en "quince por día", explicó.

Uno de los que entró a formar parte de la estadística en el mes de julio fue Bruno Soares, un técnico informático de 36 años que reside en un apartamento de apenas 45 metros cuadrados en el centro de Sao Paulo: "Pasaba muchas horas en casa y empecé a sentirme solo", contó. Ahora, 'comparte piso' con Max, un perro callejero de seis kilos que ya se ha comido dos zapatos de su dueño.

"Las familias empezaron a prestar más atención a sus mascotas"

Lamentablemente, este ‘boom’ tiene consecuencias que acaban pagando los animales. Ante la falta de tiempo o de recursos económicos, las adopciones disminuyeron a la par que los abandonos crecieron. Inserra advirtió que muchos no son conscientes del gasto que supone adoptar a un animal y, debido a la pérdida de ingresos por la crisis económica, se ven obligados a deshacerse de ellos: "Cuando la persona pierde la comida y el techo, no tiene cómo ofrecer lo mínimo, y el animal acaba en la calle".