Marruecos confirma la cárcel para el rapero que cantó contra Mohamed VI

Un caso polémico

Aunque Gnawi fue juzgado por insultar a la policía, los activistas afirman que su condena es una venganza por la canción sobre el monarca

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Manifestantes portando una foto de Gnawi, con el título de su canción, ante el tribunal en noviembre

Mosa'ab Elshamy / AP

Rapear contra el rey le ha salido caro a Mohamed Munir, más conocido como Gnawi. Lo denuncian los activistas marroquíes, convencidos de que su condena a un año de cárcel por ultraje a la policía, confirmada el miércoles por un tribunal de apelación, es en realidad una venganza por una canción que ha arrasado en internet (21,5 millones de vistas) y que ataca con una osadía nunca vista al intocable rey de Marruecos.

Sobre el papel, Munir ha sido condenado por un vídeo que colgó en Instagram el 23 de octubre insultando a la policía tras un encontronazo durante un control de tráfico. Según cuenta en la grabación, tuvo que pagar 300 dirhams (unos 30 euros) a los agentes, que luego quisieron humillarle pidiendo el número de teléfono a las dos chicas que iban con él y un amigo.

Por eso le han juzgado. Pero la secuencia despierta dudas, señala a este diario el abogado defensor, Mohamed Sadku. Munir, de 32 años, fue detenido dos días después de colgar en YouTube su canción contra Mohamed VI, que en pocas horas se había viralizado en las redes. Había transcurrido ya una semana desde los insultos a la policía. “¿Por qué esperaron tanto?”, se pregunta el letrado.

En los dos últimos meses ha habido una “oleada de detenciones” de internautas, denuncian los defensores de derechos humanos

“Todo el mundo sabe que está en la cárcel por la canción”, afirma Jadiya Ryadi, veterana activista por los derechos humanos.

El tema se titula Larga vida al pueblo ( Ash al Shab , en árabe), un lema coreado en los estadios de fútbol y que se hizo popular en las protestas contra la corrupción. Interpretada por Gnawi junto a otros dos raperos, la canción denuncia la situación de la juventud marroquí, la injusticia, la represión, su falta de futuro mientras otros “acaparan la riqueza”, temas recurrentes del rapero. Pero en esta ocasión la letra va más allá e insulta de manera inconfundible a Mohamed VI, al que llama perro (“nuestro perro, el sexto”).

Una bomba en Marruecos, cuya Constitución dice que el rey es “inviolable” y el artículo 179 del Código Penal prevé hasta cuatro años de cárcel para quien difame, injurie u ofenda al monarca o su heredero. Incluso medios progresistas han considerado que los raperos habían ido demasiado lejos.

La canción no aparece en el dossier judicial, aunque el fiscal presentó ante la audiencia otros temas de Gnawi, detalla Sadku. Las autoridades aseguran que la condena no tiene nada que ver y señalan como prueba que los otros dos raperos están libres.

“Basta con meter a uno en la cárcel, de lo que se trata es de asustar al resto y a todos para que la próxima vez callen”, rebate Ryadi. El rapero Lgriya, que pronuncia los versos más duros, ha denunciado que las autoridades trataron de sobornarle para que saliera a decir que se arrepentía de los insultos al rey. La asociación Juventud Monárquica –nacida en el 2011, en plena primavera árabe, en defensa del rey y cuyas fuentes de financiación son misteriosas– ha presentado una denuncia contra Lgriya.

“Todo el mundo sabe que está en la cárcel por la canción”, afirma la veterana activista Jadiya Ryadi

La defensa ha tratado en vano de que Gnawi fuera juzgado bajo el Código de la Prensa, que no incluye penas de cárcel, en lugar de bajo el Código Penal, al considerar que se trata de un delito de difamación por una publicación en internet y se inscribe en ambos códigos. Sadku recuerda que el artículo 6 del Código Penal establece que en caso de duda debe aplicarse la ley más beneficiosa para el acusado.

Gnawi no es un caso aislado, dice Yusef Raisuni, de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos. Periodistas y youtubers son juzgados con el Código Penal, a pesar de que en el 2016, cuando Marruecos adoptó el nuevo Código de la Prensa, se aplaudió como un avance en la defensa de la libertad de expresión.

Raisuni denuncia “una oleada de detenciones” por ultraje o difamación, especialmente por publicaciones en internet, con 17 casos en los últimos dos meses. Como Ayub Mahfud, estudiante de 18 años, condenado en diciembre a tres años de cárcel firme por colgar extractos de Larga vida al pueblo en Facebook.

En Marruecos siempre se ha hablado de tres líneas rojas que no pueden cruzarse: la religión, el Sáhara Occidental y el rey. Pero Ryadi cree que las líneas se ensanchan. “Cada vez hay más cosas ­sagradas. El rey, la policía... hasta los socios extranjeros. Los manifestantes que protestaron, hace unos años, contra la ofensiva saudí en Yemen recibieron una buena paliza porque Arabia Saudí era intocable, había una buena relación y muchos intereses”, dice.

La activista cree que las protestas del Rif, entre el 2016 y el 2017, fueron el inicio de la escalada ­represiva. La canción del rapero Gnawi hace referencia a aquello: habla de “el hombre del Rif” y el “hombre libre entre rejas”, en alusión al líder de las protestas Naser Zefzafi, condenado a 20 años de cárcel. “Toda la gente que ha protestado en internet por las duras condenas de Alhucemas, que ha llamado a salir a la calle, ha acabado ante la policía. Algunos han ­sido absueltos, pero de lo que se trata es de intimidar”, señala.

También cree que ha habido un cambio en la figura del monarca. “Antes la gente responsabilizaba a los consejeros del rey de lo que no iba bien y a él le salvaba. Ahora le señala directamente a él, critican sus privilegios, su corrupción –dice Ryadi–. Los tiempos han cambiado”.

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