LA NOCHE DE LA CAPITAL CATALANA

Turistas de borrachera en Barcelona compran sexo barato en la calle

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Guillem Sànchez

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Turistas ebrios que al final de la noche abandonan las discotecas en solitario encuentran sexo barato en las calles de Barcelona. En el Port Olímpic y en el paseo marítimo, a la salida de discotecas como OpiumShoko o Carpe Diem, mujeres jóvenes de nacionalidad nigeriana o ghanesa les proponen una felación a cambio de 20 euros. Los abordan con un gesto que simula sexo oral con la mano y preguntándoles si quieren un "blowjob" (felación en inglés). Si aceptan, los llevan de la mano hasta la entrada del Centre de Regulació Genòmica (CRG), ubicado a unos 50 metros. Contra la pared de uno de los polos más potentes de España en investigación biomédica, consuman el servicio sexual. Cualquier ciudadano que agudice la vista desde el paseo marítimo puede distinguir sin problemas el acto de principio a fin.

La existencia de esta práctica entraña riesgo para ellas, dado que atienden a clientes en un estado etílico tal elevado que los convierte en imprevisibles. Y para ellos, que a veces son objeto de sustracciones mientras dura el acto. La falta de higiene también es preocupante para ambos: no hay ningún aseo entre un servicio y el siguiente. 

Tal como han captado las cámaras de EL PERIÓDICO, el CRG no es el único escenario donde se mercadea con sexo barato. Por lo menos hay otro: el parque de las Cascades en la avenida del Litoral, a unos 100 metros del paseo. Este lugar procura a trabajadora sexual y cliente algo más de intimidad. En el jardín existe una estructura cilíndrica de ladrillos cuyo interior queda completamente a oscuras durante la noche.

Sin carteristas pero con camellos y prostitutas

Los Mossos d’Esquadra y la Guardia Urbana activaron el martes pasado, tras el asesinato de un ciudadano chino durante una pelea, un dispositivo para asegurar el ocio nocturno del paseo marítimo y del Port Olímpic. Durante la madrugada del jueves al viernes, tercer día de despliegue policial en la zona, no hubo incidentes violentos relevantes ni presencia de carteristas. La actividad delictiva se reducía al menudeo de droga y a la oferta de sexo en el espacio público. Lo paradójico era que a los turistas la marihuana y la cocaína, que ofrecían sin ningún disimulo los lateros, les salía más cara que una felación

A esas horas de la noche el precio de la droga aumenta, al contrario que el de los servicios sexuales. Por dos gramos de marihuana los lateros piden hasta 30 euros, cuando el precio del gramo de cannabis en España –un país productor y exportador de esta droga– se sitúa alrededor de los 5 euros. Por un gramo de cocaína reclaman 100 euros, cuando durante otras franjas horarias lo habitual es obtenerlo a cambio de 60 euros.

El mismo precio en la Rambla

En la Rambla, frente al Mercat de la Boqueria, hay otro grupo de trabajadoras sexuales que venden a los turistas exactamente lo mismo que sus compatriotas del Port Olímpic. Y por el mismo precio, 20 euros. Se trata de un punto tradicional de sexo de pago en la calle. Pero eso a los vecinos, lejos de consolarlos, les indigna. Eva Vila, vecina y miembro de la plataforma FemGòtic, asegura que lleva tiempo denunciando la situación. "Algunas familias tenemos hijos pequeños que de camino al colegio se encuentran las calles llenas de preservativos usados". A veces, insiste, a la una del mediodía, el suelo de vías como Quintana y N'Aroles –angostas y con portales mal iluminados, que son los que utilizan las prostitutas– sigue "infestado de condones". Hay un punto de "dejadez" porque el ayuntamiento "debería conocer el asunto" y a esas horas los equipos de limpieza "han tenido tiempo de limpiarlo". Se trata de un problema de "civismo" y de "degradación" del barrio, no de estar "a favor o en contra de la prostitución" ni tampoco de atacar a las "mujeres" que se ven obligadas a ejercerla.

"Voy a matarte"

Las propias meretrices de la Rambla reconocen que los servicios se llevan a cabo en las calles de Quintana y N'Aroles. Una de ellas aclara que siempre usan preservativo y que también ofrecen a los clientes, por 60 euros, ir a una habitación "de hotel". Este segundo precio incluye el pago de la estancia y una relación sexual completa. La mujer asegura que no se trata de una actividad de riesgo para ellas, ni tampoco denigrante. Con una sonrisa, zanja que tan solo es su forma de "ganarse la vida". Añade algo que cuesta más de creer: que no están explotadas y trabajan por su cuenta. Quien habla con este diario tiene 26 años. 

Sobre las tres de la madrugada del viernes, un turista anglosajón ebrio se puso a gritarles a las mujeres, enloquecido: "¡I'm gonna fucking kill you, bitch!" (voy a matarte, zorra). Tal como grabó este diario, el hombre chilla e las intimida, pero no ocurre nada más. Esta vez.

Un turista insulta a unas prostitutas en la Rambla de Barcelona

Un turista ebrio grita enloquecido a las prostitutas de Las Ramblas.  / periodico

El dispositivo aleja a los carteristas

El asesinato de un ciudadano chino en el Port Olímpic el último fin de semana de julio, víctima de una paliza salvaje a la salida del bar musical Zich, fue el detonante que obligó a los Mossos d’Esquadra y de la Guardia Urbana de Barcelona, a petición del consistorio de Ada Colau, activaran un dispositivo conjunto contra la inseguridad en la zona. El jefe de la comisaría del distrito de Sant Martí, Xavier Alfaro, cree que los efectos del contingente se han comenzado a notar enseguida y que los hurtos y robos violentos se han reducido durante las primeras cuatro noches en los que ha estado en funcionamiento.  

En la Junta de Seguretat de Barcelona, celebrada el pasado 18 de julio, ya se había acordado reforzar la zona, aunque el homicidio precipitó su activación, explica Alfaro. Los dueños de las discotecas del paseo marítimo y de los bares musicales del Port Olímpic llevaban meses denunciando que sus clientes eran víctimas de los carteristas, y también de ladrones violentos, que los acosaban cuando salían de sus locales y se dirigían a coger la parada de Metro de Ciutat Vella.

El intendente aclara que para la policía el lugar más complicado de proteger es el pasaje que se forma entre los 23 locales del Port Olímipic, como el Zich –escenario del homicidio más reciente–, y sus terrazas. Es un paso estrecho en el que se amontonan los clientes, que pueden superar el millar. 

El dispositivo de saturación policial, que se alargará en el tiempo, sitúa efectivos antidisturbios, tanto del Área Regional de Recursos Operativos (ARRO) como de la Brigada Móvil de los Mossos, en las principales vías donde tenían lugar los delitos. Estos policías se suman a patrullas regulares tanto de la policía catalana como municipal de Barcelona y a la propia seguridad privada de las discotecas, que también dispone efectivos a las salidas de los locales. El ayuntamiento ha destinado asimismo a este emplazamiento agentes de civismo y ha montado un puesto en el que varias educadoras atienden a jóvenes que hayan podido sufrir un episodio de violencia machista. Durante la noche del jueves atendieron a más de una mujer