Malherida, J. P. anduvo durante al menos una hora por los bosques de las Gavarres después de que su expareja le asestara una cuchillada bajo el pecho izquierdo y antes de que Kathrin, la dueña de una casa de turismo rural de Sant Mateu de Montnegre (Quart), la socorriera. Ocurría a mediodía del lunes, a plena luz del día en un lugar habitualmente frecuentado por ciclistas. “Había salido a tender la ropa y escuché una voz que gritaba ‘auxilio’, ‘ayuda’”, explica la mujer, afincada desde 1985 en este macizo boscoso situado a caballo de las comarcas del Gironès y el Baix Empordà.
“De repente en la curva de la carretera vi a una mujer que caminaba con dificultad, con las manos ensangrentadas, herida en el tórax y un rostro desencajado porque le habían rociado la cara con un líquido irritante”, explica la mujer, que regenta la casa rural desde el año 2002. Fue en esta casa donde la víctima recibió la primera atención. “No tenía fuerzas para hablar, le costaba respirar y estaba muy, muy débil”, afirma la testigo, que la acomodó, le limpió la sangre de los cortes que presentaba en las manos y le ofreció un poco de agua, mientras la hija de Kathrin llamaba a una ambulancia y a los Mossos d’Esquadra.
La víctima estaba exhausta. Tenía la impresión de haber andado como mínimo durante una hora desde el lugar en el que fue retenida en contra de su voluntad por su expareja y de donde logró escapar, un descampado próximo al santuario dels Àngels, hasta esta casa de turismo rural aislada, rodeada de bosque. Unos seis kilómetros de distancia separan un punto de otro.
El agresor se entregó mientras la víctima se recupera en el Trueta tras escapar de él, que la secuestró e hirió
El calvario de esta mujer de 38 años, vecina de Girona y de origen colombiano, empezó el domingo sobre las nueve de la noche cuando ella salía de su casa, en el barrio de Santa Eugènia, para ir a trabajar. Allí la estaba esperando su expareja, dominicano, que primero la trasladó a su vivienda. Sobre las 3 de la madrugada, la maniató y la condujo en coche hasta un descampado de las Gavarres, un lugar aislado, donde la tuvo retenida al menos ocho horas. Le roció el rostro con un líquido irritante y, según fuentes próximas al caso, fue entre las 11 y las 12 horas cuando le clavó una cuchillada en el costado izquierdo, debajo de un pecho, con intención de matarla. El lunes operaron a la mujer en el hospital Trueta de Girona, donde sigue ingresada fuera de peligro.
La testigo que la socorrió explicó ayer que “la mujer logró escaparse de su agresor y se escondió en el bosque y, al ver que él se marchaba con el coche, echó a andar y andar con el fin de pedir auxilio”. Kathrin recuerda especialmente la “angustia” y “preocupación” que sentía la mujer por sus hijas. “Mientras esperaba la ambulancia me dijo con lágrimas en los ojos: ‘Tengo que vivir porque tengo que cuidar de ellas’”, rememora. Las niñas, de 10 y 14 años, se habían quedado en casa cuando ella fue a trabajar y la intención de su expareja era hacerles daño también. “Y ahora voy a ir a por las niñas”, asegura Kathrin que le dijo a la mujer, ya malherida. El hombre no cumplió su amenaza. Las pequeñas están sanas y salvas, mientras que el presunto agresor se entregó anoche en la comisaría de los Mossos d’Esquadra de Girona, según informaba el Diari de Girona, poniendo fin a una búsqueda en que participaron varias patrullas así como un helicóptero.
Los servicios sociales de Girona, municipio donde reside la víctima, la atendieron entre los años 2010 e inicios del 2016 en diferentes momentos y por distintos motivos vinculados a la vivienda, al Pirmi o a la salud emocional. El presunto agresor habría cumplido pena en prisión durante un tiempo.