El gran olvidado de la Torre Eiffel

Hay un refrán español que dice que “unos crian la fama y otros cardan la lana”. Su significado viene a decir que a veces la recompensa y el crédito por un trabajo no se lo lleva quien en realidad lo ha realizado sino otra persona y la ‘Torre Eiffel’ es un buen ejemplo de ello.

Paris no se podría imaginar sin su torre y los maravillosos espectáculos de luces que nos muestra tras la puesta de Sol cuando 20.000 bombillas se encienden en la misma creando un precioso espectáculo.

Esta torre fue inaugurada el 31 de Marzo de 1889 y acabamos de celebrar el 129 aniversario de aquel día en que su constructor, el ingeniero Alexandre-Gustáve Eiffel izó la bandera tricolor francesa en su cúspide cómo emblema de la Exposición Universal de París del 6 de mayo de aquel año. En un alarde de chovinismo diría: «La bandera francesa es la única que posee un mástil de 300 metros».

Se ha olvidado hoy, pero incluso antes del final de su construcción, la Torre Eiffel ya estaba en el centro del debate de la crítica de los intelectuales de la época que algunos describieron como » la gran jirafa» y en el periódico Le Temps, del 14 de febrero de 1887, se publicó una «Protesta contra la Torre del Sr. Eiffel» firmada por algunos grandes nombres de la época como Charles Garnier, Emile Zola, Charles Gounod, Guy de Maupassant, Alejandro Dumas hijo, Francois Coppe, William Bouguereau, Leconte de Lisle, Sully Prudhomme, Ernest Meissonier y Victorien Sardou.

Caricatura de Gustave Eiffel publicada en «Le Temps» el 14 de febrero de 1887

La respuesta de Eiffel a sus críticos mostró la gran visión de este emprendedor cuando afirmó: “Imaginen ahora esta gran torre con sus cuatro pies de hierro en el corazón de la ciudad. Desde lo alto, contemplarán París desde todas sus direcciones y con todos sus monumentos. La Torre Eiffel será tanto una obra de arte como una atracción.” y tenía toda la razón. Sin embargo pocos de los casi 7 millones de personas que cada año la visitan saben que no fue Eiffel quien diseñó esta torre sino uno de sus colaboradores.

Aunque esto él nunca lo reconoció y tan solo hizo una mención a este olvidado cuando en una contestación a sus críticos dijo: “En realidad, les responderé que la Torre fue completamente diseñada por mí con la participación de Emile Nougier y Maurice Krechlin, mis colaboradores. Imaginábamos esta construcción desde un punto de vista técnico pero también estético porque somos capaces de hacerlo.”

Palabras sabias pero inciertas porque la historia del señor Eiffel muestra que hubo muchas personas a las que dejó en la cuneta y una de ellas fue al verdadero diseñador de esta torre.

Alexandre-Gustáve Eiffel Foto: Bridgeman / ACI

El verdadero nombre de Eiffel era Gustave Bonickausen y había nacidoen Dijon (Francia), el 15 de diciembre de 1832 de una familia,de origen alemán a la que su abuelo añadió el apodo de Eiffel, (para los francófonos, Eiffel es más fácil de pronunciar que Bonickausen en alusión a su procedencia ya que Eifel es una región situada al oeste de Alemania). Nuestro hombre cuando ya era un constructor destacado, al cumplir 46 años decidió cambiar su apellido de Bonickausen.

Lo hizo en 1878 redactando una carta al ministro de Justicia para solicitar formalmente el cambio de de su apellido alemán por el de Eiffel. Tal vez porque Francia y Alemania ya habían librado la primera de las tres guerras que les enfrentarían en menos de 100 años nuestro hombre quiso defender su interés y el de sus hijos pasando de apellidarse Bonickausen a hacerlo como Eiffel.

Porque ser oportunista coincide con la historia de este excelente ingeniero, que fue un hombre que siempre supo aprovechar sus oportunidades y su éxito se debió más a sus dotes de empresario que a sus conocimientos técnicos; y esto sin negarle su gran talento como ingeniero ya que fue un especialista en el uso del hierro con vigas en enrejado, que permiten soportar grandes cargas, pero el que sus contemporáneos llegaran a apodarlo como el “ingeniero del Universo” resulta un poco exagerado ya que el mayor mérito de este hombre fue el de tener la habilidad de concentrar en su persona los méritos de sus equipos.

El hierro como material de construcción empezó a usarse en las grandes edificaciones en la segunda mitad del siglo XIX unido a las edificaciones de las grandes Exposiciones Universales y se convirtió en el armazón visible de los nuevos edificios de la modernidad. La primera gran obra con este material se hizo en la primera Exposición Universal celebrada en Londres en 1851 y fue el Palacio de Cristal, un edificio de hierro, madera y vidrio proyectado por Joseph Paxton (1803-1865)

Palacio de Cristal (Londres, 1851 ExteriorPalacio de Cristal (Londres, 1851 Interior) Fuente

De gigantescas proporciones –más de 550 metros de largo- aquella obra fue construida en hierro, cristal y madera. La columna de hierro fundido constituía el principal elemento estructural del conjunto, aunque su mayor novedad la constituía el cristal, que sustituía al muro opaco tradicional. Gracias a su ligereza y su resistencia, el hierro permitía construir, en mucho menos tiempo que antes edificios más amplios sin el sistema de muros, pilastras y columnas que requerían los viejos edificios en piedra.

Y así él hierro llegó a entrar como componente exclusivo en muchas edificaciones. Los puentes y viaductos, los andenes ferroviarios, los invernaderos, los pabellones expositivos, las galerías cubiertas, las fábricas, los mercados o los almacenes comerciales fueron las principales tipologías afectadas por ese material que también se usó en el trazado de arcos de grandes luces o en las estructuras adinteladas. En ambos casos se lograba una gran limpieza espacial.

Eiffel empezó su carrera con 18 años cuando se mudó a París en 1850 para estudiar en la École Central des Arts et Manufactures. Tras graduarse comenzó a trabajar en una empresa belga de ferrocarriles y con 26 años dirigió la construcción de la “Passerelle Eiffel” un gran puente ferroviario de metal de 500 metros que cruza el río Garona en Burdeos construido entre 1858 y 1860

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La construcción de puentes ferroviarios era una actividad especialmente importante en aquellos tiempos en los que la expansión del ferrocarril determinaba la necesidad de construir puentes capaces de soportar el peso cada vez mayor de las locomotoras. Los cálculos de estas estructuras de acero se hacían sobre tres factores: las acciones provenientes de su tablero, el viento sobre la pila y el propio peso de esta con los métodos ideados por Karl Culmann

Karl Culmann

Culmann fué un ingeniero y matemático al que le interesaba como se transmitía el estrés del peso de una edificación a través de su estructura, usando gráficas que el diseñó e incluyó en su libro «Estática gráfica«que se convirtió en el libro de texto más usado entre los estudiantes de ingeniería de su época. Fundó la grafostática, un nuevo método de cálculo estructural que se basa en las fuerzas de visualización dibujándolas como vectores y calculando las fuerzas de corte a través de la geometría. En comparación con los procedimientos analíticos anteriores donde a menudo se debían de resolver integrales altamente complicadas, la grafostática se basa en principios geométricos simples y con la misma se pueden calcular estructuras de soporte complejas.

Modelo grafostático de Culmann

Culmann enseñaba a sus alumnos el uso de la grafostática con la ayuda de ejemplos, que estaban alineados para la optimización geométrica de los soportes de los puentes y sus teorías eran parte de sus propios estudios cuyo objetivo era el de utilizar la sección transversal de una viga metálica bajo presión de una manera optimizada ( la llamado «Pauli-Grinder”). Este tipo de construcción que reducía la cantidad de acero usado, se llamaba «amoladora de igual resistencia«.

Eiffel se especializó en este tipo de cálculos estructurales, estableciéndose en 1864, como «constructor» con factoría propia. Su empresa se denominaba “Société de construction de Levallois-Perret” y en la misma diseñaba y fabricaba sus estructuras de hierro. El primer gran trabajo lo realizó en 1867 en París, en el Champ de Mars, cuando con motivo de la segunda Exposición universal se construyó la Galerie des Machines, una gran nave con una luz de 35 m sostenida por arcos metálicos cuyos empujes se eliminaban prolongando los pilares superiormente y uniéndolos con tirantes por encima de la bóveda de vidrio. El proyectista de la misma J.B. Krantz encargó las armaduras metálicas al taller de Eiffel que se encargó también de los cálculos y de las verificaciones experimentales de aquella estructura.

Galerie des Machine (París, 1867)

Tras este vinieron otros muchos trabajos y la empresa de Eiffel ejecutó muchas estructuras metálicas entre las que destaca en 1869 la de los almacenes «Au Bon Marché» (El Barato)- los primeros de París con múltiples departamentos- sobre un edificio de 50.000 metros cuadrados con varias alturas y una gran cúpula de metal y cristal, obra del arquitecto Louis Auguste Boileau

Boceto de Gustave Aleixandre Eiffel para “Le Bon Marché”

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Entre 1867 y 1869, la empresa de Eiffel también construye cuatro viaductos en la línea férrea entre Gannat y Commentry, siendo el más impresionante de ellos el viaducto de Rouzat para cruzar entre Bègues y Saint Bonnet de Rochefort. Se trata de un puente metálico con una longitud de 180,6 m que alcanza una altura máxima de 58,90 m. formado por tres vigas de 60 m, de un solo carril, en celosía, apoyadas sobre dos torres también de 60 m. ensanchando en curva sus bases para reflejar visualmente la influencia de las cargas de vientos laterales.

Tras estos trabajos entra en escena un nuevo protagonista. Se trata de Théophile Seyrig (1843 – 1923) que el 6 de Octubre de 1868, se asoció con Eiffel para centrar todas las grandes obras metálicas pedidos y patentes en una nueva consultora y constructora denominada «G. Eiffel et Cie

Théophile Seyrig

En el papel de ingeniero principal aquel socio de Eiffel demostró ser un ingeniero de extraordinario talento creativo y fue él uien diseñó el puente de arco de acero María Pía sobre el río Duero en Oporto, para la Compañía Real de Ferrocarriles Portugueses entre Oporto y Vila Nova de Gaia (Portugal).

Atribuido erróneamente a Eiffel porque este puente lo construyó su empresa entre enero de 1876 y noviembre de 1877 su cálculo se debe a Seyrig que lo realizó usando el «método de fuerzas«, una técnica nueva para diseñar estructuras, creada por Maxwell en 1846. Fue una construcción que trajo un gran reconocimiento internacional a la firma de Eiffel por el excepcional concepto técnico de su arco redondo de 160 metros de luz que sostiene la vía única de ferrocarril con pilares que refuerzan toda la estructura.

Puente de María Pía (Oporto, 1877) Arco de 160 m. G. EIFFEL y T. SEIRIG

Este puente ostentó el récord de ser el puente en arco más largo del mundo entre 1877 y 1884 y fue utilizado hasta 1991 (114 años), soliendo presentarse como una obra de Eiffel aunque él no lo desarrolló. Lo que si es cierto es que se benefició del éxito de aquella obra ya que hubo un gran aumento en la cartera de pedidos de su empresa para realizar construcciones similares. Su comportamiento con Seyrig no fue muy elegante porque cuando aquel le solicitó un porcentaje financiero de los ingresos por los nuevos pedidos lo que hizo Eiffel fue terminar su asociación y despedirle, aunque a aquel gran ingeniero siguió demostrando su valía al incorporarse a la compañía belga Société Willebroeck, que ganó el concurso para la construcción del Puente Don Luis también en Oporto en contra de otro proyecto también presentado por la empresa de Eiffel.

El puesto de Seyrig lo ocupó el gran olvidado de esta historia y el verdadero inventor de la torre parisina

Maurice Koechlin

Se llamaba Maurice Koechlin y fue un ingeniero bien versado en las técnicas estructurales de su tiempo. Había nacido el 8 de marzo de 1856 en Bühl (Alsacia), y se graduó en la Universidad técnica de Zürich como ingeniero civil aprendiendo las técnicas grafostáticas de Karl Culmann. Tras graduarse en la Universidad técnica de Zurich como el mejor de su clase comenzó a trabajar en 1877 como ingeniero en la compañía ferroviaria «Chemin de Fer de l’Est» y Eiffel que vio su gran valía decidió incorporarlo al staff de su empresa en octubre de 1879 como ingeniero principal y director de proyectos de Eiffel y Cie

Viaducto de Garabit (Garganta de Truyère 1884) Arco de 165 m. G. EIFFEL y M. KOECHLIN

El primer trabajo de Koechlin fue la construcción del viaducto de Garabit (Garabit-Viadukt) en la región de Cantal en Francia. Otro puente de arco de acero construido entre 1879 y 1884 que atraviesa la garganta de Truyère, de 120 metros de profundidad, cerca de St. Flout, en el sur de Auvernia también atribuido a Eiffel. Otro gran puente con un arco gigantesco de 165 metros, que fue un récord mundial en su tiempo.

Leon Boyer

El diseño primitivo de esta obra lo hizo otro ingeniero llamado Leon Boyer que en noviembre de 1878 comenzó el estudio de la misma inspirándose directamente en el puente ferroviario de Maria Pia, realizado 18 meses antes. Para ver su viabilidad, se dirigió el 25 de diciembre de 1878 a la empresa de Eiffel, y presentó un dibujo de este viaducto a escala 1/1000 pero sin ningún cálculo imitando el diseño de aquel puente portugués. Eiffel aceptó el encargo y puso el trabajo en las manos de Maurice Koechlin

Con la colaboración de Emile Nouguier, otro ingeniero de Eiffel especializado en montaje y organización de edificios Koechlin diseñó este puente manteniendo los principios básicos del puente de María Pia en el Duero pero cambiando la geometría del arco: mientras que la forma del eje del puente Maria Pia era un arco circular, el del Viaducto de Garabit usa una curva parabólica. Koechlin había obtenido esta forma exacta y su relación entre la altura y el rango de la corona mediante la resolución de un cálculo de optimización después de minimizar el peso del arco.

Para unir todos los componentes del viaducto de Garabit se utilizaron 500.000 roblones, una especie de remaches que los operarios debían introducir al rojo vivo y tras 4 años de trabajo con 400 trabajadores y enormes convoyes de carretas de bueyes que suministraban las piezas el enorme puente fue terminado atravesando las profundas gargantas de La Truyère. En pleno siglo XIX pocas personas creían que aquel viaducto podría soportar el paso de los trenes y sin embargo casi 135 años después, todavía lo cruzan los 565 metros de su plataforma que se eleva a 123 metros sobre el río. Un puente que también ha sido adjudicado al currículum de Monsieur Eiffel pero en el que solo intervino como empresario constructor.

Otro gran trabajo de Koechlin (también atribuido a Eiffel ) fue el diseño de la estructura interna de la Estatua de la Libertad de Nueva York . Inaugurada el 28 de octubre de 1886 esta estatua fue la idea de un pequeño grupo de intelectuales franceses que en una cena tuvieron la idea de hacer esta una estatua para conmemorar el aniversario de los 100 años de la Declaración de la Independencia americana

Frédéric Auguste Bartholdi diseñador de la Estatua de la Libertad.

La misma sería un regalo de los franceses a los norteamericanos y el escultor francés de Alsacia, Fréderic Auguste Bartholdi fue el encargado de su diseño aprovechando otro que él ya tenía patentado con fecha 18 de Febrero de 1879 que consistía en un faro con forma de una mujer Egipcia, vestida con una toga y sosteniendo una antorcha para un Jedive de Egipto ( Patente US D11023 S ).

Una obra influenciada por el estilo neoclásico artístico del siglo XIX cuya estructura interna se encargó a la empresa de Eiffel y cuyo proyecto también fue obra de Koechlin que desarrolló un mástil de marco estrecho a lo largo del cual las partes individuales de la escultura se colgaban y se sujetaban con barras, piezas transversales y diagonales. Su subestructura fue especialmente diseñada para la presión bajo la energía eólica con un caparazón hecho de placas de cobre vigiladas, que están conectadas mediante remaches y barras.

Estructura interna Estatua de la Libertad

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Cómo vemos Eiffel se llevaba la fama pero el trabajo duro lo realizaba Koechlin y así llegamos a nuestra famosa torre parisina que posteriormente se conoció como Torre Eiffel en memoria de su supuesto creador que en un acto de vanidad mal entendida llegó afirmar suspirando: “Esta torre aun será mi muerte. Como si yo no hubiese hecho nada más en mi vida

Y la realidad es que él construyó esta torre pero la idea no fue suya sino- una vez mas- de Maurice Koechlin que desarrolló en la primavera de 1884 un primer proyecto de una torre de 300 metros en colaboración con otro ingeniero de su despacho llamado Émile Nouguier

El primer prototipo

Este hombre silencioso y trabajador realizó el primer prototipo de la famosa torre al que dio el nombre de «Pylone de 300m de hauteur» y era un mástil de 300 metros de altura con una silueta que se estrechaba hacia la parte superior asentada en cuatro pilares que se curvaban en la base y que se unían en la cúspide. Koechlin-que tenía gran experiencia- sabía que su torre solo tendría dos acciones determinantes:el viento y el peso propio y que una torre tan alta no podría tener forma cilíndrica, porque sus secciones inferiores estarían sometidas a mas tensión (rojo) que las superiores (azul)

Por eso diseño su torre reduciendo la sección en su parte superior y aumentándola en la inferior para llevar su estructura a una tensión constante en toda  su altura.

La forma que tiene es la de un sólido isotensional cuya mejor propiedad es la de que cada una de sus secciones está sometida a la misma tensión (el peso aumenta en la misma medida que aumenta su sección). Los calculo son complejos porque al final nos encontramos con una ecuación del borde de dicho sólido que deriva en una función exponencial.

No me extenderé en este aspecto y el que quiera saber mas lo remito al estupendo trabajo de Joseph Gallant en este enlace

En el mismo se nos explica que la forma característica de la Torre Eiffel se basa en la física básica. La curva exterior de la torre reproduce, a una determinada escala, la misma curva que la de los “momentos físicos del viento“, es decir fue diseñada de modo que el máximo momento generado por el viento fuese compensado por el momento del peso de la Torre. La igualdad de los momentos permite calcular la curvatura de los bordes de forma que ofrezcan la más eficiente resistencia al viento.

Porque aquí el viento, juega un papel muy importante y Koechlin, que lo sabía, comenzó un proceso de optimización, cuyo objetivo era dar una forma ideal a la torre basada en la potencia eólica estimada. El curso de los pilares de las torres es igual a la «línea de presión«, una línea ficticia, en la que la transferencia de carga de las potencias transversal y longitudinal coinciden. Es similar a la curva de momento de un voladizo vertical bajo una potencia eólica determinada. En la jerga de la enseñanza de Culmanns o von Paulis, sería «un voladizo de igual resistencia» y Koechlin determinó la geometría de la torre bajo las condiciones más refinadas y con métodos de ayuda grafostáticos.

Para el que desee más detalles de las matemáticas que hay detrás de la Torre Eiffel, existe un artículo fenomenal sobre este tema titulado ‘Model Equations for the Eiffel Tower Profile: Historical Perpective and New Results’, escrito por Patrick Weidman y Iosif Pinelis. Este trabajo muestra que la forma de la torre es, en realidad, una curva exponencial.

Eiffel no mostró inicialmente gran interés en los bocetos de Koechlin, quizá por el escaso atractivo visual del primer esbozo pero como era un águila para las oportunidades encargó al arquitecto Stephen Sauvestre que modificara la presentación visual y este le añadió una profusa ornamentación

Los tres olvidados la Torre Eiffel. De izquierda a derecha Émile Nouguier, Maurice Koechlin y Stephen Sauvestre

Diseño preliminar Torre Eiffel de 1885

Cuando Eiffel vio el resultado decidió comprar a sus ingenieros el derecho de patente de esta torre a cambio de un porcentaje de los ingresos que produciría si la obra se ejecutase y el 18 de septiembre de 1884 firmó junto con Koechlin y Nouguier una patente denominada “Nueva disposición que permite construir pilares y postes metálicos de una altura que pueda superar los trescientos metros” concedida en Francia con el número FR164364

La estructura constructiva de la patente consistía en cuatro vigas de celosía, separadas en la base y coincidentes en la cúspide, entrelazadas por vigas metálicas dispuestas a intervalos regulares. Como vemos el comportamiento de Eiffel demuestra que su talento como ingeniero no era tan grande y que supo beneficiarse del de otras personas.

Una vez patentado, presentó el proyecto de esta torre a los responsables del Ayuntamiento de Barcelona, para que se construyera la misma en esa ciudad española con motivo de la Exposición Universal que se celebraría allí en 1888 pero a los responsables del ayuntamiento barcelonés les pareció una construcción extraña y cara, que no encajaría en la ciudad y rechazaron el proyecto.

Y entonces un golpe de suerte vino en su ayuda cuando en 1886 las autoridades francesas, para conmemorar el primer centenario de la Revolución de 1789, decidieron organizar una nueva exposición universal en París –la cuarta tras las de 1855, 1867 y 1878- y convocaron un concurso para que arquitectos e ingenieros presentaran proyectos de todo tipo destinados a esta Exposición. Pero sería un punto del concurso el que atraería la máxima atención de Eiffel: aquel que ofrecía «estudiar la posibilidad de erigir en el Campo de Marte una torre de base cuadrada con 125 metros de lado en la base y 300 metros de altura». Ers una ocasión de oro para algo que Eiffel ya tenía en las manos y presentó su torre que fue ganadora entre otros 107 proyectos

Diseño final presentado al concurso

La torre tenía un presupuesto de 6 millones de francos y como gran empresario Gustave Eiffel en 1887 firmó un contrato con el Estado francés y la ciudad de París para que aportaran una subvención de 1,5 millones de francos (un 25%) para la construcción de su torre; para financiar los fondos restantes, Eiffel creó una sociedad anónima con un capital de cinco millones de francos, la mitad del cual fue aportado por tres bancos y la otra por él mismo. Gustave Eiffel finalizó las actividades de su compañía “G. Eiffel et Cie” y fundó otra nueva empresa, la “Compagnie des Établissement Eiffel” con dirección en 35/37 rue Pasquier, 75008 de Paris “.

Al final el costo de la torre se elevó hasta los 7.799.401.31 francos pero Eiffel logró recuperar toda la inversión en pocos meses gracias a los ingresos de la venta de entradas, que recibía en virtud de una licencia de explotación de 20 años de duración

Tras ganar el concurso el diseño de la torre Eiffel ya fue objeto de análisis pormenorizados a cargo de unos 40 ingenieros y delineantes, que dibujaron 700 planos de conjunto y 3.600 dibujos de taller. Los planos eran verdaderamente grandiosos y ocupaban 5.000 hojas de papel del 0,80 m;en los dibujos de otras 15.000 piezas tuvieron ocupación, durante dos años, 40 dibujantes.

La unidad estructural básica de la torre es el cuadrilátero triangulado. Cada uno de los cuatro pilares de la torre está formado por 28 de estos cuadriláteros o paneles, de entre 6 y 11 metros de lado; en el tramo hasta la primera planta, a 57,63 metros de altura, se contabilizan 4. Gracias a este sistema se logra la casi total rigidez de la torre frente al viento.

Estructura montantes laterales Reproducción de las ilustraciones originales de Gustave Eiffel

1ª planta – Reproducción de las ilustraciones originales de Gustave Eiffel

2ª planta – Reproducción de las ilustraciones originales de Gustave Eiffel

La cúspide – Reproducción de las ilustraciones originales de Gustave Eiffel

Las antenas – Reproducción de las ilustraciones originales de Gustave Eiffel

Fuente de las imágenes

La torre se construyó en un tiempo récord, ya que las obras empezaron el 26 de enero de 1887 y terminaron el 31 de marzo de 1889, a tiempo para la inauguración de la Exposición Universal dos meses más tarde.

Durante los cinco primeros meses de las obras se ejecutó la cimentación. Ésta consistía en un lecho de grava compacta a varios metros de profundidad sobre el que se dispusieron pesados bloques de hormigón. Sobre dichos bloques se construyeron grandes zapatas de piedra en las que quedaron anclados los cuatro pilares de la torre. La construcción de los cimientos de los pilares N y W, los más próximos al Sena, fue especialmente compleja debido a que era una zona pantanosa e inestable, por lo que fue necesario excavar cinco metros por debajo del nivel freático hasta alcanzar terreno firme. Para realizar la excavación, Eiffel empleó un sistema de cajones neumáticos que se había introducido en Inglaterra en 1830 pero que nunca se había aplicado a una obra de las dimensiones de la torre Eiffel.

Para el montaje de la primera planta se utilizaron andamios de madera y cuatro torres de carga para montar las grandes vigas de la primera planta. Al conectar estas cuatro vigas a los pilares inclinados, éstos quedaron estabilizados.

Las piezas prefabricadas se unían mediante roblones, en equipos de cuatro hombres: uno que accionaba la fragua, calentando el roblón al rojo; otro que lo introducía en el orificio, ya realizado del taller, y lo sujetaba por la cabeza; el tercero era un remachador que golpeaba el vástago para formar la cabeza opuesta, y finalmente el último era un golpeador que la remataba con una maza. En la primera fase operaban 40 equipos que colocaban unos 4.200 roblones al día. En total, la torre Eiffel tiene 2,5 millones de roblones y en la torre trabajaron a la vez entre 150 y 300 obreros contratados entre carpinteros de Paris acostumbrados a trabajar en alturas con una jornada de trabajo de nueve horas en invierno y doce en verano que tuvieron que soportar el gélido invierno de 1888-1889.

El día de la inauguración, la multitud era enorme y la torre Eiffel se convirtió en un orgulloso símbolo nacional de Francia y marcó el triunfo y el clímax de la carrera de Gustave Eiffel que después de terminar su obra maestra todavía siguió una carrera profesional, durante la cual escribió su biografía. No obstante su reputación sufrió un duro revés cuando se vio implicado en escándalos financieros en torno a Fernando de Lesseps. En sus últimos años empezó a estudiar aerodinámica y murió el 27 de diciembre de 1923, a la edad de 91 años, en su mansión de la Rue Rabelais de París, mientras escuchaba el Andante de la 5ª sinfonía de Beethoven. Fue enterrado en el cementerio de Levallois-Perret, en la misma localidad.

Su empresa siguió y sus actividades se desarrollaron en el imperio colonial francés después de la guerra de 1914-1918, con el renacimiento de la actividad en Francia en el contexto de la reconstrucción. A partir de esta fecha, los “Établissements Eiffel” debieron adaptarse a las nuevas condiciones de construcción porque su especialización en la construcción de acero ahora estaba sujeta a la competencia del hormigón y para hacer esto, se creó otra filial, la “Société Générale” en 1958, que más tarde se fusionaría con Établissements Eiffel para formar la “Eiffel Company” que entró en liquidación en 1975.

Para terminar hay que volver al “gran olvidado de esta historia”. Aunque parezca una paradoja, la Torre Eiffel nunca se habría construido si no hubiera sido por Maurice Koechlin que pertenece al grupo de ingenieros líderes de los tiempos modernos. Eiffel era un hombre de personalidad extrovertida que vivió una vida en público, pero Koechlin prefirió mantenerse en privado. Cuando Eiffel se retiró desde 1893 hasta 1940, fue él quien se hizo cargo de la gestión de la empresa y vivió sus últimos años en su casa de Veytaus (Switzerland), en la que falleció en 1946 a la edad de noventa años.

Hoy quiero hacer un homenaje a un verdadero ingeniero que aunque publicó muchas piezas científicas y un libro sobre la aplicación de la grafostática, nunca solicitó el reconocimiento y aceptó que su trabajo pasara desapercibido porque en su humildad él era consciente de que sin el apoyo de Eiffel su torre de 300 metros nunca hubiera sido realizada. Por eso hasta la muerte de su jefe en 1923, le guardó un gran respeto y la única declaración que hizo fue esta: «Le père de la Tour c’est Eiffel – mais l’idée et les calculs, c’est moi. » (» El padre de la Torre es Eiffel, pero la idea y el cálculo fueron hechos por mí «).

Cómo dicen los franceses cuando quieren mostrar apreciación y respeto: “¡ Chapeau Monsieur Koechlin !”

Fuentes:

Alexandre Gustave Eiffel

Historíe Tour Eiffel

National Geographic

Por qué la torre Eiffel tiene esa forma

Como resiste el viento la torre Eiffel

Maurice Koechlin